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Full text of "Quartino Arce Roca Tajam 1992 Sur Mercosur Y Despues"

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Introducción 

El presidente Lacalle, en representación del gobierno urugua¬ 
yo, ha firmado el 26 de marzo de 1991 el Tratado de Asunción, y 
de este modo Uruguay se ha incorporado al denominado MER- 
COSUR conjuntamente con Argentina, Brasil y Paraguay. 

Desde nuestra óptica, la formación del MERCOSUR (y en 
particular las perspectivas uruguayas en el nuevo contexto) son en 
cierto modo la resultante de las tendencias predominantes en la 
economía mundial, de la evolución regional y de las transforma¬ 
ciones que se han producido en la economía del país. 

En consecuencia, entendemos que el análisis del actual proceso 
debe comprender una síntesis de las principales líneas de evolu¬ 
ción de la economía a nivel mundial (y su expresión en el mundo 
dependiente), un estudio de los principales rasgos de la economía 
uruguaya en el último período, y una revisión de los antecedentes 
relativos a los acuerdos regionales previos al Tratado de Asun¬ 
ción. 

La Iniciativa para las Américas del Presidente Bush, el patrón 
de acumulación transnacional vigente en el Uruguay, las políticas 
del BM para la región, la apertura económica que implican estos 
procesos, y los acuerdos regionales preexistentes, son algunos de 
los ingredientes que condimentan al MERCOSUR, y en estos 
elementos se sintetizan a su vez las tendencias generales del 



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capitalismo, la evolución de la economía uruguaya y del contexto 
regional. 

Del mismo modo que estas tres vertientes convergen en la 
constitución del MERCOSUR, conformando una nueva síntesis, 
se consideran aquí tres ensayos, que confluyen para la mejor 
comprensión de las perspectivas del MERCOSUR. El primero se 
refiere a la economía mundial en sus tendencias actuales, el 
segundo analiza la evolución de la economía uruguaya en los 
últimos años y el tercero estudia los antecedentes del MERCO- 
SUR, el contenido del propio Tratado y esboza un análisis de las 
perspectivas, a la luz que aportan al tema los antecedentes mencio¬ 
nados. 

En definitiva, cada uno de los tres ensayos puede ser leído 
como una unidad en sí misma, pero los tres se refieren a elementos 
claves para comprender el Uruguay de hoy, y prevenir las conse¬ 
cuencias que se podrían derivar de los Tratados firmados y 
fundamentalmente de las estrategias que llevan adelante las fuer¬ 
zas económicas políticas y sociales que lo promueven. 

Centralización del capital, concentración económica, transna¬ 
cionalización, hegemonía de Estados Unidos sobre la región, 
desarrollos desiguales y combinados, la ingerencia de los organis¬ 
mos financieros multinacionales (Banco Mundial, FMI, BID, GATT), 
y la realidad de los países del sur, son algunos de los actores de este 
drama que se expresa en el MERCOSUR, y que nos conduce al 
análisis de las perspectivas que van a esbozar un ... después. De 
allí, el título general de la obra: Sur, Mercosur y después. 

Nuestro trabajo - a cuenta de un análisis más detallado sobre el 
tema - intenta ser una aproximación a la comprensión de una 
realidad que nos apremia, y que ya se va concretando en perjuicio 



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de la población uruguaya. El incremento de los trabajadores en 
seguro de paro (La Aurora, FUNSA, ONDA, etcétera), las ventas 
de tierras uruguayas a capitales de origen brasileño, el prometido 
desmantelamiento de las Empresas Públicas, son algunas de las 
perlas de este collar de miseria. 

Todos estos cambios deben verse articulados con la formación 
del MERCOSUR, más allá de que se realicen en el nombre de 
supuestas modernizaciones o avances de las fuerzas productivas 
o en la perspectiva de supuestas salidas anti-imperialistas. 

Mientras tanto el capitalismo real continúa generando lágri¬ 
mas (el "capitalismo con lágrimas" al que se refiere Conrado 
Hughes, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto), 
expresión dirigida a aquellos capitalistas que quedarán elimina¬ 
dos por la desregulación y apertura económica, que en realidad 
implican esencialmente incremento de la desocupación y perma¬ 
nencia de salarios bajos. 

Los tres Ensayos que exponemos a continuación son: 

1) Los nuevos tiempos transnacionales, Jorge Quartino. 

2) El capitalismo real uruguayo en los años 90, Gustavo Arce, 
José Rocca, Héctor Tajam. 

3) Sur, Mercosur y Después, Gustavo Arce, Jorge Quartino, 
José Rocca, Héctor Tajam. 




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LOS NUEVOS TIEMPOS TRANSNACIONALES 


Para abordar, en sus debidos términos, el estudio de un proce¬ 
so de integración entre diversos países, debe partirse de un análi¬ 
sis de la estructura, situación y funcionamiento concretos de las 
economías en cuestión, así como de sus respectivas evoluciones 
históricas. Este método nos permitirá examinar con detenimiento 
el significado y consecuencias de dicho proceso. 

De esta manera, se podrá conocer con mayor precisión el papel 
que la integración, por sí misma, puede implicar como factor de 
avance o de retroceso para cada país; en especial, desde la perspec¬ 
tiva de construcción de un proyecto nacional de desarrollo 
propio y soberano de cada uno de sus miembros, que sea compa¬ 
tible con un proyecto de integración regional que favorezca la 
soberanía de la región que los engloba. 

Con idéntico objetivo resulta igualmente decisivo para exami¬ 
nar un proceso de integración la consideración de las condiciones 
económicas internacionales y de la región propiamente dicha así 
como su evolución última. En el caso uruguayo, así lo ratifican sus 
características económicas, sociales, políticas y geopolíticas, al 
igual que las influencias que han tenido y tienen las variaepnes 
internacionales en su economía. 

Los marcos internacionales y su incidencia dentro de las 
economías internas son considerados, por lo tanto, como aspee- 



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tos que influyen y condicionan de modo importante a econo¬ 
mías sub desarrolladas y dependientes como son la uruguaya, la 
argentina, la brasileña y la paraguaya que conforman el proyecto 
denominado MERCOSUR. 

Es conveniente precisar que la afirmación anterior no debe 
interpretarse en el sentido de que los asuntos internos son total¬ 
mente determinados por hechos o decisiones internacionales, de 
la misma manera que tampoco son plenamente autónomos. Las 
realidades históricas demuestran que lo internacional se expresa 
generalmente en dicho tipo de economías mediante acontecimien¬ 
tos o configuraciones de diversa índole que, inclusive, llegan a 
agregar, con el tiempo, peculiaridades a cada país. 

Estas configuraciones, en muchos casos terminan combinán¬ 
dose y vinculándose estrechamente a las particularidades inhe¬ 
rentes de cada país y estas mismas particularidades inherentes 
determinan que iguales acontecimientos internacionales pue¬ 
dan resultar de diferente envergadura, calidad y tipo de influen¬ 
cia en cada país. 

La relación entre lo interno y lo extemo, en definitiva, se 
presenta de modo típicamente dialéctico, interrelacionado y se 
definirá en virtud de cada realidad concreta y sus antecedentes 
históricos. 

Por consiguiente, se deriva de modo más general que en toda 
sociedad predominarán los elementos internos en el sentido antes 
enunciado, es decir de acuerdo a cómo se articule la combinación 
interrelacionada entre lo internacional y lo nacional.(*) 


(*) Dentro de dicho marco, es indud able el mayor peso e in fluencia que tienen los 
países desarrollados, así como las acciones que, desde ellos, se impulsan a 
nivel mundial; resultan por demás excepcionales los ejemplos de influencias 
importantes de ciertas características délos países subdesarrollados sobre los 
desarrollados. 



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Por lo tanto, para poder comprender exactamente las conse¬ 
cuencias de la implantación del MERCOSUR en Uruguay, debe¬ 
mos comenzar por presentar el marco internacional dentro del que 
nuestro país se ha venido desenvolviendo; así podremos ir cons¬ 
truyendo la base de análisis necesaria para lograr el objetivo 
planteado: conocer y poder prever cuál es el papel que el MERCO- 
SUR puede cumplir en la evolución de la economía uruguaya y/ 
o de la región. 


I. LA CRECIENTE CONCENTRACION 
Y CENTRALIZACION INTERNACIONAL DEL CAPITAL 

La característica central del funcionamiento capitalista es la 
concentración y centralización del capital y su propiedad y, por 
consiguiente, de los mercados, tanto nacionales como internacio¬ 
nales. A lo largo de su desarrollo histórico el capital se ha combi¬ 
nado y expandido, creando condiciones oligopólicas en los merca¬ 
dos. De esta manera fue quedando de lado la denominada libre 
competencia, primera fase de desarrollo del sistema, en la que 
también existieron mercados y/o empresas de tipo oligopólico, 
aunque sin ser lo predominante. 

Dentro de tal proceso de acumulación, la tendencia del capita¬ 
lismo a la oligopolización, e incluso a la monopolización, se 
incrementó considerablemente en las últimas décadas de este 
siglo. 

De algunos de los autores contemporáneos que se han referido 
al tema, extraemos estas afirmaciones que resumen acertadamen¬ 
te dicho proceso: "... dos son los rasgos centrales que tipifican la 
economía capitalista en la primera mitad del siglo XX. En primer 
término, el desarrollo de un conjunto de empresas que conquistan 
poder creciente en los sectores claves de la economía, en especial 
en la industria. Se supera la situación corriente en el siglo anterior, 
en que el tamaño medio reducido y la distribución relativamente 
homogénea del poder dentro de los mercados impedía que las 
empresas tuvieran influencia determinante sobre las condiciones 



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de generación y distribución colectiva de los excedentes. Ahora, 
por el contrario, la etapa se caracteriza porque una baja propor¬ 
ción de empresas controla la propiedad de los sectores claves y, 
en consecuencia, define las condiciones de circulación del 
capital"..."Ciertamente, no se trata de que en años anteriores no 
existieran empresas monopólicas. Estas pueden encontrarse des¬ 
de el comienzo mismo de la etapa de funcionamiento pleno de 
condiciones capitalistas de producción. Lo esencial es que ahora 
son los sectores claves del dinamismo del sistema los que pasan 
a ser controlados por empresas de estas características. Esta 
situación es radicalmente diferente de la prevaleciente de los 
siglos XVIII y XIX." (1) (los subrayados son nuestros) 

Las referidas propiedades del capitalismo se constataron histó¬ 
ricamente a partir de los procesos nacionales de sus países más 
dinámicos, principalmente europeos y, en este siglo, los EE.UU. 
Ellos fueron alcanzando mayor nivel industrial y económico e 
impulsaron, no sólo su propia expansión, sino la del sistema en 
su conjunto; de esta forma retroalimentaron su dinámica, conso¬ 
lidándose, en general, como el centro del sistema. De ese modo 
tales procesos se convirtieron, simultáneamente, en internos e 
internacionales. 

Dentro de ellos aparecieron importantes limitaciones en la 
creación, recreación y distribución de los excedentes generados. 
En consecuencia, los problemas de realización de la producción 
afectaron las ganancias de sus propietarios, y los problemas de sús 
mercados nacionales (de subconsumo, de superproducción, de 
tasa de ganancia, de tamaño, etc.) condujeron a que la expansión 
internacional del capital se convirtiera, dentro del sistema, en un 
fenómeno lógico de su funcionamiento y desarrollo. 


(1) Trajtenberg, Raúl y Vigorito, Raúl - Economía y Política en la Fase Transnacio¬ 
nal: Algunas interrogantes,, CET/IPAL, Buenos Aires, Noviembre 1981. Págs. 
9 y 10. 



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Precisamente sobre esto último dice el cientista social egipcio 
Samir Amin: "En la economía capitalista el mercado se amplía sin 
cesar, porque la búsqueda de la ganancia genera la competencia v 
ésta impulsa a cada firma a acumular, a crecer y por ello a vender 
sus productos y buscar materias primas más baratas más lejos. El 
mismo mecanismo que ha ampliado el mercado local y ha creado 
el mercado nacional, impulsa a la firma a vender en el 
extranjero"..."Esta tendencia del capitalismo a ampliar los mer¬ 
cados es la razón profunda del desarrollo del comercio interna¬ 
cional/' (2) (los subrayados son nuestros) 

En este marco se han configurado dentro del capitalismo dos 
grandes áreas de países: la desarrollada (centro del sistema) y la 
subdesarrollada (periferia del sistema). Para poder entender la 
situación de dependencia que sufre esta última en relación con la 
primera, debe empezarse por examinar el significado y alcance del 
hecho de que el intercambio internacional cambia su naturaleza 
con el capitalismo. Con este sistema, por primera vez en la historia, 
se puede hablar de una verdadera especialización internacional. 

La acumulación primitiva, que se dio en y desde el centro, se 
expresó en la necesidad de la expansión capitalista vía la con¬ 
quista colonial, que redundó en beneficio del centro, presentán¬ 
dose intemacionalmente mediante un intercambio desigual, el 
que se ha ido reproduciendo dentro del proceso de desarrollo del 
sistema capitalista como un rasgo inseparable del mismo. Por lo 
tanto, de allí en adelante la correspondiente remuneración del 
trabajo se consolidó como desigual, tanto entre el centro y la 
periferia, como dentro del mundo dependiente. 

Esa "especialización internacional" constituirá el fundamento 
del intercambio de mercancías y del movimiento de capitales del 
sistema a nivel mundial. La propia historia del desarrollo capita- 


(2) Amin,Samir, La acumulación a escala mundial. Crítica de la teoría del subdesarrollo, 
.Siglo XXI, México 1985, págs.121-122. 



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lista muestra que, sin perjuicio de que existan diferentes modali¬ 
dades pasadas y presentes de dicho funcionamiento, todo ese 
mecanismo es el que, a través de la diferencia creciente en la 
remuneración del trabajo, ha acentuado el subdesarrollo de la 
periferia. 

Al mismo tiempo, ese desarrollo del subdesarrollo (*) se 
traduce en un agravamiento de las contradicciones internas pro¬ 
pias de las formaciones periféricas, es decir una diferencia cre¬ 
ciente en las productividades sectoriales en su interior, hecho 
esencial para el análisis de las formaciones sociales del subdesa¬ 
rrollo. (3) 

Precisamente por la relevancia de ambos fenómenos, en este 
trabajo se va a hacer referencia a ellos con mayor profundidad y 
detalle, tanto en lo relacionado con esa "deformación" estructural 
interna en los países subdesarrollados, como con el incremento del 
subdesarrollo y dependencia que se expresa en la creciente brecha 
que los separa del área desarrollada capitalista. 


ll.LA ACTUAL FASE TRANSNACION AL Y EL 
NUEVO PATRON DE ACUMULACION CAPITALISTA 

Todo el proceso analizado en el capítulo anterior se ha intensi¬ 
ficado luego de la segunda guerra mundial. Ello ha generado 
como forma predominante y en particular durante las dos últimas 
décadas, la transnacionalización del capital, por intermedio de lo 
que se denomina la concentración horizontal y/o la integración 
vertical de las empresas. 


(*) Expresión feliz debida a André G. Frank, mejor que la nuestra de "crecimien¬ 
to sin desarrollo" (Adaración del propio Samir Amin). 

(3) Ibid, pág. 112 a 116. 



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Así se ha determinado una interrelación, en lo internacional y 
nacional, entre muy diversas actividades económicas y financie¬ 
ras. Se han venido efectuando grandes operaciones, que abarcan 
a diversos países y que desbordaron los sectores o ramas iniciales 
relativas a los países originarios; de esa manera se ha creado una 
amplísima diversificación sectorial que, a partir de múltiples 
combinaciones productivas, ha otorgado una mayor flexibilidad 
y rapidez al proceso de transnacionalización, provocando que el 
mismo haya superado como nunca las denominadas "fronteras 
políticas". (4) 

Mientras tanto, en forma paralela, se ha creado una reestructu¬ 
ra de actividades productivas, basada en innovaciones tecnológi¬ 
cas, que requieren elevadas sumas de inversión y se han conver¬ 
tido progresivamente en factores muy diferenciadores de la 
productividad, sobre todo debido a la exclusividad que signifi¬ 
can para sus propietarios. 

Por dicha razón, ha sido éste un ámbito de gran importancia en 
la competencia oligopólica entre empresas. A su vez, los mismos 
avances tecnológicos favorecieron cruzamientos y combinaciones 
sectoriales y/o productivos, que han implicado la utilización de 
nuevos criterios de administración y organización del proceso de 
trabajo, que han tenido repercusiones de toda índole, especial¬ 
mente en las relaciones sociales de producción, agregando mayo¬ 
res elementos de conflictividad. 

El incremento de ese conjunto de diferenciaciones entre los 
distintos tipos de empresas se basa en su "eficiencia" en diversas 
áreas de su funcionamiento (económico, financiero, comercial, 
laboral, organizativo, administrativo, etc.) y en la forma concreta 
en que cada empresa se sitúe y pueda responder ante la dinámica 
de los nuevos hechos lo que permitirá, finalmente, establecer su 
continuidad (o no) en los mercados respectivos. 


(4) Op. Cit., CET/IPAL pág. 21 



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Dentro de los elementos que determinan los problemas reales 
de cada empresa, se encuentra su forma de actuar frente a las 
expresiones que toma la creciente conflictividad social derivada 
del conjunto de fenómenos mencionados. De este modo, devienen 
en forma inmediata los problemas relativos al estado concreto en 
que, dentro de cada rama o tipo de empresa, se van desarrollando 
las relaciones sociales de producción antagónicas que existen en 
un marco global de incremento de las mismas. 

Remarcamos esta realidad porque últimamente es común 
observar que, cuando se hacen referencias a crecimientos o 
mayores despliegues capitalistas, vía innovaciones tecnológicas 
u otros mecanismos, se destaca fundamentalmente lo referido al 
avance de las fuerzas productivas. No se ve reflejado con igual 
insistencia o énfasis lo que tales fenómenos inciden en las relacio¬ 
nes sociales de producción, cayéndose en una desviación concep¬ 
tual importante: olvidar que el concepto de modo de producción 
resulta de la expresión combinada de ambos elementos y no, 
meramente, de las fuerzas productivas. 

En este marco se han venido generando las condiciones objeti¬ 
vas para aumentar el número y el volumen de las absorciones y 
fusiones de empresas, así como para facilitar traslados de capital 
de un sector a otro y de una región a otra. De hecho, este conjunto 
de factores ha conducido al establecimiento paulatino pero defini¬ 
do de un nuevo patrón de acumulación a escala mundial y, por 
consiguiente, una nueva división internacional del trabajo, con 
mayores grados de concentración, centralización y transnaciona¬ 
lización del capital. 

Ello ha significado no sólo el empobrecimiento progresivo 
relativo de los sectores de trabajadores y de las conocidas brechas 
diferenciadoras entre clases de un mismo país y entre países, sino 
que está afectando cada vez más amplios sectores de pequeños y 
medianos propietarios. Aspecto este que analizaremos con más 
detenimiento en el capítulo V, referido al actual mundo de diferen¬ 
cias crecientes. 



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Como consecuencia del proceso mencionado anteriormente, 
los mercados mundiales han estado viviendo un cada vez mayor 
control por parte de grandes ET.Conviene recordar que este tipo 
de empresas existió siempre, pero su propagación e importancia 
en el capitalismo es creciente. "El cambio cualitativo en la econo¬ 
mía internacional no reside en la aparición de las ET, sino en un 
nivel suficiente de difusión del proceso, que implica que los 
puntos claves de acumulación del sistema pasan a estar transna¬ 
cionalizados, vale decir, controlados por empresas que operan 
transnacionalmente." (5) 

Dentro del sinnúmero de trabajos efectuados acerca deL desa¬ 
rrollo y evolución histórica de las ET, vale rescatar algunos que ya, 
a mediados de los 70, analizaban y comprobaban dicha creciente 
importancia, reiterando, además, que estas grandes empresas no 
eran nuevas; lo nuevo comenzaba a ser su mayor relevancia. 

En efecto, las siguientes afirmaciones ya anticipaban con clara 
visión las consecuencias que se avizoraban a nivel mundial y, en 
particular, para los países subdesarrollados de América Latina. 

"El fenómeno de estas grandes empresas internacionales, con 
centros de decisión instalados en las grandes capitales financieras 
del mundo, no es nuevo. Son nuevas formas que adquiere el 
sistema capitalista en esta etapa monopólica... En la actual etapa 
monopólica, la acción de las empresas internacionales muestra 
nuevas formas de imperialismo, pero mantiene su naturaleza, 
sus principios básicos y esenciales de dominación y explota¬ 
ción... A partir de la segunda guerra mundial, las empresas 
internacionales dirigen sus inversiones predominantemente en 
busca de nuevos consumidores. Por ello se dirigen en mayor 
proporción a los países desarrollados, con mayor tamaño de 
mercado, en busca también de consumidores de sus productos 


(5) Ibid., pág.23. 



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manufacturados. En América Latina se instalan, predominante¬ 
mente, en Brasil, Méjico y Argentina. La invasión de las empresas 
norteamericanas en el mercado europeo le ha dado otras connota- 
donesal fenómeno imperialista, otras preocupaciones, tal vez otra 
trascendencia, porque los propios países desarrollados sufren sus 
consecuencias. Pero es la continuidad del proceso de desarrollo 
capitalista que se deriva, en sus rasgos más generales, de las 
previsiones de Marx y especialmente de los teóricos del imperia¬ 
lismo. Desde el punto de vista de América Latina, es extraordina¬ 
riamente relevante para explicar su evolución, la actividad 
imperialista de las grandes empresas internacionales." (6) (los 
subrayados son nuestros) 

Dichas ET se destacan por su gran capacidad de manejo y 
fijación de los precios internacionales, al irse creando nuevos 
productos y mercados o sustituyendo o variando otros. Igualmen¬ 
te, han venido utilizando crecientemente los avances tecnológi¬ 
cos, que les garantizan mayores productividades y utilidades. 
Emplean, para ello, el control horizontal y vertical de los merca¬ 
dos, logrando ampliar considerablemente sus áreas de influencia, 
sus capitales, sus ganancias, sus inversiones, etc. 

A título de ejemplo, se puede observar que las ventas totales de 
las 500 mayores empresas industriales del mundo capitalista 
significaban en 1962 el casi 28% del PBI de los países industriali¬ 
zados, mientras que en 1980 ese porcentaje ya había ascendido a 
38%. (7) 

Como primera característica de estas poderosas ET se revela 
que sus capitales originarios y claramente predominantes tienen 
centro en los países desarrollados capitalistas. Efectivamente, si 
se consideran las 100 ET con mayor poder económico, todas ellas 


(6) Conriel, Alberto, Las empresas internacionales, Colección Proceso 1, Tien-a 
Nueva, Montevideo, Enero 1974, págs. 15 y 16. 

(y) Trajtenberg, Raúl Concentración global y transnaáonalización, CET-IPAL, 
Buenos Aires, Junio 1986, página 50. Cuadro 7. 



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pertenecen a EE.UU., Japón y países pertenecientes a la CEE. (8) 
Pero, también se observa que los países centrales capitalistas, así 
como las ET con centro en cada uno de ellos, han venido desen¬ 
volviéndose mediante comportamientos y dinamismos diferen¬ 
tes. 


"Las empresas transnacionales norteamericanas han cedido 
posiciones en el mercado mundial y han tendido a concentrarse en 
su propio espacio geográfico. Declinó la importancia de los EE.UU. 
como exportador de capitales, a la vez que creció significativa¬ 
mente como receptor de inversiones extranjeras. Si en 1960 el 
47.4% del stock de inversiones extranjeras directas se originaba en 
EE.UU., en 1985 sólo el 35.1 % de ese stock provenía de tal país. En 
cambio, las IED en los EE.UU. que en 1975 eran el 11.2% del total 
mundial, ya en 1985 eran el 29%". Por otro lado, las ET de origen 
europeo o japonés entran en mayor competencia con las de 
origen norteamericano "aún en su propio mercado doméstico -en 
el que van conquistando fracciones crecientes-". He aquí, en este 
proceso, la causa del conocido "gigantesco y creciente déficit" de 
la balanza de pagos de EE.UU. "frente a un Japón y a una RFA 
crecientemente superavitarios". (9) 

Todos estos fenómenos se notan, también, en las consecuencias 
de los acontecimientos últimos de Europa Oriental. Así: "En su 
lista anual de las 1000 empresas más poderosas del mundo, la 
revista norteamericana Bussinesweek, incluye este año decenas 
de empresas europeas nuevas, y avanzan otras ya conocidas sobre 
sus competidoras japonesas o norteamericanas. La lista sorprende 
con un detalle insólito: países antes desconocidos para el "Club de 
las 1000" ingresan gracias a su cercanía a Europa Oriental. Las 
primeras 50, no obstante, siguen aún en manos niponas y nortea¬ 
mericanas y su valor es igual a la cuarta parte del precio de 


(8) Bussinessweek, 1990. 

(9) Stolovich, Luis, Poder económico y empresas extranjeras en el Urusuay actuall, 
Serie Los Poderosos 3, Centro Uruguay Independiente (CUI), Montevideo 
1989, pág. 124. 



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mercado de todas las 1000 juntas." (10) 

De la cita anterior, vale destacar la típica característica capita¬ 
lista relativa a la centralización del capital. Nos referimos a que 
sólo las 50 más importantes representan la cuarta parte de las 
1000. 

Por otra parte, las mismas fuentes permiten observar que "en 
Latinoamérica, sólo en México y Brasil hay en total 12 empresas 
paraestatales o privadas que retan a las 1000 por su poder". Por su 
lado, Corea y Tai wan podrían estar en el ranking con alrededor de 
30 firmas. Con estos elementos adicionales, queda ratificada la 
brecha creciente entre países desarrollados y subdesarrollados 
en la transnacionalización mundial. 

El conjunto de constataciones anteriores relacionadas con la 
situación entre países desarrollados configura, en parte, una nueva 
situación que tiene diversas influencias y determina nuevas corre¬ 
laciones de fuerzas mundiales en lo que tiene que ver con la 
pugna por el poderío económico entre los países desarrollados. 
No obstante ello, esto último queda relativizado en lo político 
por el claro predominio y demostración de la hegemonía norte¬ 
americana mundial manifestada, por si alguna duda quedaba, 
con la guerra del Golfo Pérsico. 

A lo largo de este aumento de la concentración, centralización 
y transnacionalización se va confirmando un hecho relevante en 
términos de la propiedad y el control del capital: estos fenómenos 
se vienen dando, no sólo en áreas productivas, sino que las 
diversas formas productivas del capital (de innegable importan¬ 
cia) se combinan crecientemente con formas de control en todas las 
áreas, en especial en las relacionadas con servicios (financieros, 
comerciales, comunicaciones, transportes, etc.) con lo que se está 
manifestando una esfera de dominio económico mucho mayor 
y cualitativamente diferente. 


(10) La República, Montevideo, 22 de julio de 1990, pág. 22. 



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Este hecho tampoco es nuevo en el capitalismo; las polémicas 
sóbrela existencia o definición del capital financiero y su papel son 
de larga data. Sin embargo, en la fase actual, la realidad está 
mostrando que el fenómeno subrayado es una característica típica 
y de mayor alcance que en etapas anteriores. 

De esta manera, se advierte la paulatina integración de todas 
las formas pasando, ahora más consolidadamente, de uno o 
varios controles parciales a uno global que multiplica su expan¬ 
sión y poderío. (11) 

Pero, a su vez, dentro de esta caracterización debe destacarse 
el peso que ha logrado el carácter financiero del proceso de 
transnacionalización creciente del capital. Diversos análisis se 
han efectuado al respecto. 

De uno de ellos extraemos la siguiente afirmación: "Al fin y al 
cabo, no enfrentamos simplemente un abultado capital dinero que 
circula por el mundo, sumando nuevos espacios y ganancias. Más 
bien, estamos ante necesidades objetivas de penetración, expan¬ 
sión y competencia de fracciones combinadas de capital por 
ampliar su acumulación; necesidades objetivas que emergen de 
una crisis económica. Por lo tanto, es el carácter de esa crisis el que, 
en última instancia, determina que los movimientos imperialistas 
del capital estén encabezados por los bancos, y que sean éstos los 
que hoy caracterizan el perfil hegemónico de esa combinación que 
denominamos capital financiero." (12) 

Dentro del anterior rasgo, debe remarcarse la mayor importan¬ 
cia que ha manifestado el aspecto crediticio. Así, se puede conti- 


(11) Op. Cit., CET/IPAL pág. 22 

(12) Lichtensztein, Samuel, Notas sobre el capital financiero de América Latina,. 
Revista de Economía de América Latina. Centro de Investigación y Docencia 
Económicas (CIDE). México, Marzo 1980, Número 4, págs. 47 y 48. 



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nuar citando la misma fuente precedente: "...si en un momento 
histórico dado, lo monetario, lo crediticio y lo cambiado, consti¬ 
tuían una unidad, cuya cohesión como sistema era garantizada 
por el modo de creación de dinero (lo que significaba que la 
hegemonía residía en la instancia monetaria) hoy, ese centro 
hegemónico radica en la instancia crediticia más que en ninguna 
otra. La unidad o el sistema de relaciones ha dejado de ser 
predominantemente monetario para convertirse en predominan¬ 
temente crediticio o financiero." (lo subrayado es nuestro)..."En la 
actualidad, la "escasez de dinero" fruto de la marcha de la econo¬ 
mía en su conjunto, no provoca necesariamente una escasez de 
créditos. Por el contrario, puede coincidir con posibilidades abier¬ 
tas (aunque diferenciales) de crédito. Los mercados financieros se 
mueven con relativa independencia respecto a la cantidad necesa¬ 
ria de dinero para la circulación mercantil y de ingresos, y pasan 
a depender crecientemente del crédito exigido por la circulación, 
concentración y centralización de los capitales." (13) 

Esta dinámica crediticia ha ido variando, pero tiene la impor¬ 
tancia histórica decisiva de haber sido la vía instrumental por la 
cual los países latinoamericanos vieron incrementar sus deudas 
como factor desencadenante de una serie de hechos que han 
estimulado el incremento cualitativo del subdesarrollo y la 
dependencia que padecen. 

De todos modos, en cuanto al tipo y grado en que la combina¬ 
ción e integración transnacional del capital se ha producido en 
cada país, los mismos quedan fijados por las particularidades de 
cada uno. "...la dinámica internacional del capital financiero implica 
seguir las estrategias de valorización y acumulación del capital en 
las órbitas nacionales. La lógica de la reproducción internacional 
del capital resulta de una racionalidad global de inversiones y 
beneficios, ante situaciones y oportunidades nacionales." (14) 
<bs subrayados son nuestros). 

(13) Ibid., pág. 50. 

(14) Ibid., pág. 48. 



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En estos conceptos vemos el criterio metodológico que se 
planteó en la introducción de esta investigación, por el que hace¬ 
mos referencia a la combinación dialéctica entre lo nacional y lo 
internacional y su incidencia concreta, vía elementos internos, en 
el funcionamiento y estructura de una sociedad o economía en 
particular. 

De ahí que según un país sea, por ejemplo, parte del mundo 
capitalista desarrollado o del periférico subdesarrollado, la forma 
concreta con que pueda presentarse, en él, la mayor transnaciona¬ 
lización del capital (fijando el área predominante en que esta 
última se expresa) dependerá de las particularidades de su propio 
proceso económico, social y político. 

Para citar ejemplos relacionados con el objeto de este trabajo, el 
peso directo del capital transnacional en la inversión productiva 
en Brasil, país subdesarrollado y dependiente, no tiene el mismo 
carácter que el que presenta en la estructura económica del Uru¬ 
guay, país también subdesarrollado y dependiente. Así, en Uru¬ 
guay, lo transnacional parece estar reflejándose fundamental¬ 
mente en áreas como la financiera-especulativa y la comercial. 

No puede afirmarse, por lo tanto, que en general la transna¬ 
cionalización en un país es productiva o no es; puede tomar 
diversas formas y vías y presentarse en cualquier área. El capital 
actúa en aquel sector o rama de la economía que le asegure una 
mayor tasa de ganancia. Esta conceptualización no nos puede 
conducir, por lo tanto, a creer que la inversión, en términos 
capitalistas, lo es sólo cuando va dirigida a sectores productivos; 
la ganancia se puede obtener de cualquier actividad económica, 
incluidos los servicios, y entre ellos los financieros. 

Por consiguiente, si a varios países subdesarrollados les llegan 
inversiones de carácter financiero o especulativo (como el caso 
uruguayo), ello no significa un "error" en esa decisión. Es la 
consecuencia de un criterio tomado, dentro de la nueva división 



22 


internacional del trabajo del capitalismo, que afecta y caracteri¬ 
za a dicha economía de esa manera. 

111. LO TRANSNACIONAL: UN CONCEPTO A PRECISAR 

Vale hacer la precisión acerca del término transnacional y su 
diferencia conceptual con el de multinacional. En varias ocasio¬ 
nes ambos suelen aparecer como sinónimos pero, a nuestro enten¬ 
der, contienen diferentes conceptos, que conviene aclarar para no 
caer en confusiones o errores. 

Si se toma la definición de la palabra "trans", la Real Academia 
Española afirma: "trans (del latín trans)-prep. insep. que en las 
voces simples de nuestra lengua a que se halla unida significa del 
otro lado o más allá." (15) En esta definición está claro el concepto 
ya señalado pues, por lo que se ha explicado, la importancia del 
proceso de transnacionalización del capital es, precisamente, que 
su poderío e influencia están "más allá" de las naciones. 

Es cualitativamente bastante más que una mera suma de 
capitales de muchas naciones, como lo indicaría el vocablo 
"multinacional". Su interés, en definitiva, ya no está ni sólo ni 
necesaria o directamente siempre unido al de los Estados o países 
de los que esos capitales fueron o son originarios. O sea que su 
gran poderío ya implica un interés autónomo. 

Precisamente, por esta razón, supera las "fronteras políticas" 
y logra cierta autonomía frente a los gobiernos de sus países 
respectivos. El hecho de que sean capitales de diversos países los 
que conforman la ET trae como consecuencia la disminución del 
peso relativo del capital originario de ella y del país al que dicho 
capital pertenece, con lo cual se refuerza la autonomía propia del 
capital transnacional. 


(13) Real Academia Española - Diccionario de la lengua española. 19a. Edición, 
Madrid 1970, Tomo VI, pág. 1296. 



23 


Por ende, en la medida que se extiende la 
transnacionalización de la empresa, es inexorable que opere la 
tendencia a su creciente autonomía del Estado de origen. (16) 
Esta caracterización no debe entenderse, de ninguna manera, 
como una tendencia al desentendimiento o desvinculación de la 
ET con respecto a dichos Estados sino, por el contrario, como una 
creciente manera de incidencia en éstos y en el desenvolvimien¬ 
to de la economía mundial. 

Fajnzylber y Martínez Tárrago afirman en un sentido similar: 
"La magnitud que han alcanzado, el ritmo de crecimiento que las 
caracteriza y las estrategias globales que orientan la acción de las 
ET, erosionan la función hegemónica de los Estados en la medida 
en que, en ciertas áreas, se convierten en agentes centrales de 
decisión en la asignación de recursos a nivel nacional e internacio¬ 
nal." (17) 

Los autores citados proporcionan otra diferencia al respecto 
"Se adoptó la expresión "transnacional" para distinguirlas de las 
empresas "multinacionales" definidas en el marco del Acuerdo de 
Cartagena y en acuerdos bilaterales de países latinoamericanos, y 
que son aquellas cuyo capital provendría de varios países de la 
región y actuarían en el ámbito latinoamericano e internacional." 
(18) 


(16) Op. CU., CET/IPAL pág. 50. 

(17) Fajivzylher,Femando y Martínez TarTagó, Trinidad - "Las Empresas Trans- 
‘ nacionales. Expansión a nivel mundial v proyección en la industria mexica¬ 
na". Fondo de Cultura Económica (FCE), México 1976, pág. 61. 

(18) Ibid, pág. 9. 



24 


IV. LAS REPERCUSIONES MUNDIALES DE LA NUEVA 
ETAPA TRANSNACION AL 


El conjunto de elementos mencionados ha llevado a una mayor 
complejidad de las relaciones internacionales. Debido a que las 
ET aparecen con niveles de decisión y repercusión muy grandes en 
la economía mundial, las relaciones internacionales fundamen¬ 
tales ya no se presentan sólo entre países; se destaca la creciente 
influencia de las ET en los problemas y decisiones económicas 
dentro de cada país, no solamente en los subdesarrollados y 
dependientes, sino también dentro de los que componen el centro 
desarrollado dominante del sistema capitalista. 

Existen variados ejemplos de esas derivaciones. El proteccio¬ 
nismo se plantea cada vez con mayores discusiones y desencuen¬ 
tros entre los propios desarrollados, si bien estas polémicas situa¬ 
ciones contienen aspectos diferentes a las que, también, se han 
dado sobre el proteccionismo entre países desarrollados y subde¬ 
sarrollados. Los desacuerdos en la denominada Ronda Uruguay 
del GATT son uno de los ejemplos más claros en tal sentido. 

Similares inconvenientes entre países desarrollados han traído 
las oscilaciones económicas, según se presenten circunstancias 
donde predomina lo financiero-especulativo o lo productivo; en 
estas relaciones también inciden crecientemente las acciones de 
las ET. 

ft. 

En suma, bada país desarrollado ha venido tomando diferen¬ 
tes tipos de medidas, que les dan características propias frente a 
los movimientos de las ET, lo que ha incrementado o variado, a 
su vez, las contradicciones entre ellos. Las crecientes medidas 
proteccionistas de la CEE, por ejemplo, son una expresión de estas 
contradicciones, en oposición a las de liberalización comercial 
propugnadas por los EE.UU. 



25 


Importa destacar, en este sentido, cómo los países desarrolla¬ 
dos actúan con total independencia de las rigurosas medidas 
que se les exige a los países subdesarrollados sobre los mismos 
tópicos. 

No se puede dejar de tener presente que no hay cambio en el 
sistema que no sea cambio en su centro. Así, en lo que va de la 
segunda mitad del siglo XX, los centros se han transnacionalizado 
a ritmo acelerado. (19). Estos cambios se vienen expresando por 
medio de diferentes reacciones y situaciones de la economía de 
EE.UU frente a las que han tomado y están viviendo la japonesa y 
la alemana. 

En efecto, las competitividades y confrontaciones se están 
acrecentando entre la CEE, Japón y los EE.UU. Esto tiene que ver 
con la existencia de tres claros bloques que, actualmente, se 
están disputando la hegemonía capitalista. 

Tal hegemonía, por supuesto, la posee cada uno a nivel regio¬ 
nal y les da la fuerza suficiente para pretender serlo a nivel 
mundial. Pero en este aspecto también hay elementos nuevos a 
considerar. Hoy ya no aparece tan directamente la relación entre 
el predominio económico de un país central con su respectiva 
hegemonía político-militar. En este ultimo aspecto, por ejemplo, 
la reciente guerra del Golfo Pérsico ha dejado fuera de toda duda 
el papel de los EE.UU. como país imperialista dominante. Mien¬ 
tras tanto, como ya hicimos referencia, este país ha venido dismi¬ 
nuyendo relativamente su hegemonía económica internacional. 

Todo lo anterior son consecuencias de esta nueva fase transna¬ 
cional del capitalismo mundial. De ahí la propia existencia de los 
documentos de Santa Fe I y II y su importancia estratégica pai a los 
EE.UU., tanto a nivel del continente americano como mundial. 


(19) Op. Cit, CET/1PAL, pág. 24. 



26 


En consecuencia, los últimos años vienen mostrando una 
combinación e interacción entre países desarrollados y ET que 
está resultando decisiva y determinante en los hechos interna¬ 
cionales económicos y no económicos. Incluso ha desbordado los 
propios ámbitos del capitalismo, como lo demuestran sus influen¬ 
cias en los hechos vividos en Europa Oriental, sobre todo desde 
1989, aunque éstos tengan sus propias causas determinantes. 

Dicha caracterización, unida al estado de crisis casi permanen¬ 
te que se manifiesta, ha conducido a que el sistema capitalista 
internacional aparezca, en el marco de su avance, cada vez más 
dominado por la complejidad, inestabilidad e incertidumbre. 

Pero, a su vez, se 1? han revertido en otras influencias en el 
propio ámbito capitalista internacional, como la nueva situación 
que se vive en Alemania o el reajuste del peso mundial de los 
países árabes y el precio del petróleo, para mencionar las más 
relevantes últimamente. 

Estas difíciles situaciones que vienen configurándose dentro 
del marco global capitalista a nivel mundial, se han venido mani¬ 
festando mediante diversas crisis periódicas. Entre ellas resaltan 
en los últimos años la expresada durante el "pico" vivido en 
octubre de 1987 o la reciente del Golfo Pérsico por todo el alcance 
de su significado económico, militar y geopolítico. 

Crisis que están presentándose asiduamente, con fases depre¬ 
sivas de mayor duración que lo común y períodos de recuperación 
que se acortan o se truncan aceleradamente, al extremo que 
resulta difícil poder determinar cuándo se está o no en crisis. 

Así, abundan expresiones de la referida situación de crisis 
del capitalismo internacional. Los propios hechos de 1986 (baja 
del dólar, del precio del petróleo y de las tasas de interés) y sus 
derivaciones Id estaban indicando. Lo ratifican, también, los per¬ 
manentes problemas internos de la economía de los EE.UU (el 



27 


incremento progresivo del déficit de su balanza de pagos y de su 
deuda externa, por ejemplo, con toda su secuela internacional). 

Tampoco puede eludirse la ya continúa inestabilidad del dólar 
o de las tasas de interés; las trabas existentes en el comercio 
internacional reflejadas muy claramente en el GATT a través de la 
Ronda Uruguay, en la que, a las polémicas arancelarias, se suma 
el modo de tratamiento del tema de los servicios, etc, etc. 

En consecuencia, las crisis parecen estar siendo el estado casi 
permanente del sistema, tanto en el nivel internacional como en 
el nacional. A su vez, a lo largo de las crisis se refuerzan y recrean 
estos procesos de concentración y centralización del capital. 

En general se sale de las crisis, en lo nacional y en lo internacio¬ 
nal, con ciertas empresas absorbidas o simplemente tan disminui¬ 
das, que dejan espacios crecientemente mayores a las más fuertes, 
que aumentan su capacidad de maniobra para moverse en 
momentos difíciles. 

En suma, las crisis son la forma y el escenario donde los 
procesos de concentración, centralización y transnacionalización 
de las economías y de los capitales encuentran actualmente su 
lugar de expansión. 

En este sentido, no se debe equiparar el concepto de crisis al 
de caída o decadencia del sistema, como a veces suele entender¬ 
se. Lo que sí está indicando dicha situación es que el estado de 
crisis casi permanente por el que está atravesando el capitalismo, 
ya puede considerárselo como estructural. Porque es el reflejo 
del funcionamiento de las propias reglas acordes al grado de 
desarrollo histórico alcanzado. 

A la vez, está implicando un incremento del conjunto de 
contradicciones típicas (o, agregando otras) de dicho sistema, 
que también la historia ha venido demostrando que se resuel- 



28 


ven, en última instancia, de acuerdo al carácter concreto que 
toma la lucha de clases en cada país o región. 

V. UN MUNDO DE DIFERENCIAS CRECIENTES 

Partiendo de dicho proceso de concentración, centralización y 
transnacionalización del capital y sus consecuencias mundiales, 
no puede obviarse el análisis de la repercusión que el mismo 
deriva sobre las economías subdesarrolladasy dependientes. En 
ese sentido ya hemos hecho mención a la tendencia de estos 
últimos al desfavorable aumento de sus diferencias de todo tipo 
con el centro dominante. Solo a título de ejemplo, podemos 
observar algunos datos elaborados por la CEPAL que se refieren 
a la situación de pobreza e indigencia en América Latina, compa¬ 
rando sus estados entre fines de la década de los 70 y 1986. (ver 
Cuadro 1) 

Dichos datos reflejan un incremento de desigualdades sociales 
en perjuicio de crecientes sectores de los países empobrecidos, 
que tienen su explicación en factores económicos y que se trasla¬ 
dan a todos sus ámbitos internos: condiciones de alimentación, vi¬ 
vienda, salario, ocupación, educación, salud, seguridad social, etc. 

Ello se manifiesta además en mayores deterioros, no sólo de la 
calidad de vida de los trabajadores, sino también de segmentos 
cada vez más amplios de las poblaciones, como los pequeños y 
medianos empresarios. 

Estas carencias se acentúan en la juventud, los niños, las 
mujeres o las personas de edad avanzada, que siénten creciente¬ 
mente la desprotección. Así aparecen continuamente nuevos 
sectores de lo que se denomina "economía informal" o cuentapro- 
pistas, que no tienen otra salida que "largarse por la propia" a 
intentar lograr un sustento mínimo. 



CUADRO 1. 

HOGARES EN SITUACION 
DE POBREZA E INDIGENCIAS) 


29 


En porcentaje del total 

Países 

Años 

Pobreza 

Indigencia 

Argentina 

1980 

9 

2 


1986 

13 

4 

Brasil 

1979 

39 

17 


1987 

40 

18 

Colombia 

1980 

39 

16 


1986 

38 

17 

Costa Rica 

1981 

22 

6 


1988 

25 

8 

Guatemala 

1980 

65 

33 


1986 

68 

43 

México 

1977 

32 

10 


1984 

30 

10 

Panamá 

1979 

36 

19 


1986 

34 

16 

Perú 

1979 

46 

21 


1986 

52 

25 

Uruguay 

1981 

11 

3 


1986 

15 

3 

Venezuela 

1981 

22 

7 


1986 

27 

9 


Hogares Indigentes. Aquellos en los que es altamente probable que 
sus miembros no satisfagan ninguna de sus necesidades básicas. 

Hogares pobres. Aquellos en los que no se satisfagan adecuadamen¬ 
te sus requerimientos alimenticios 

Fuente: CEPAL, División de Estadísticas y Proyecciones. 

(Citado en La República del 10.11.1990) 






30 


Dichas diferenciaciones económicas y sociales expresadas, 
entonces, mediante deterioros internos propios de las economías 
y sociedades que sufren esos retrocesos, aparecen frente al avance 
de un tipio de economía crecientemente desregulador y con 
incremento sustantivo de la concentración, centralización y trans¬ 
nacionalización de los procesos económicos. 

Se puede observar (mediante los datos para 1990 que propor¬ 
ciona anualmente la revista norteamericana Bussinessweek) que 
algunas de las empresas más poderosas del mundo capitalista 
tienen un valor de mercado mayor a 100 mil millones de dólares. 

Para comprender realmente lo que significan estos números, 
digamos que en 1989, teniendo en cuenta a los países latinoame¬ 
ricanos, sólo Brasil, México, Argentina y Venezuela alcanzaron un 
PBI anual mayor o igual a 70 mil millones de dls.(20) 

Esas crecientes desigualdades se producen y encuentran su 
razón de ser en la mayor capacidad de recepción y propagación 
interna del dinamismo económico de los países desarrollados, 
que pueden absorber con mucha mayor facilidad que las perifé¬ 
ricas el proceso de "difusión transnacional". De ahí que este 
último se manifieste con diferente intensidad según sea el nivel de 
desarrollo de los países y, entonces, sea el causante de la agudiza¬ 
ción de diferencias. (21) 

Pero, de todos modos, es preciso estudiar un poco más en 
detalle las causas y formas específicas que derivaron en tal agudi¬ 
zación de las diferencias. En ese sentido, debemos recordar el 
esencial papel jugado por el abultado crecimiento de la deuda 
extema de los países subdesarrollados que, a la vez, se ha conver¬ 


jo) CEPAL ONU, Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 1990.Santiago 
de Chile. 


(21) Op. Cit., CET/IPAL, pág. 42. 



31 


tido en un aspecto clave en la determinación de la mayor depen¬ 
dencia de dichos países. Como ya vimos, por el mismo se registró 
el predominio del aspecto financiero del capital, mediante la 
utilización del crédito, como instrumento preferido. 

Así: "En otros trabajos, hemos subrayado la importancia que el 
endeudamiento ha tenido en ciertos países subdesarrollados, por 
ejemplo, como palanca para forzar transformaciones y reestructu¬ 
raciones del sistema productivo a favor de esquemas de exporta¬ 
ción basados en regímenes de muy alta explotación de la fuerza de 
trabajo. Indudablemente, la banca privada internacional ha sido y 
sigue siendo un protagonista activo en el condicionamiento de las 
políticas económicas y estratégicas de desarrollo de algunos Esta¬ 
dos, con muy escaso margen de maniobra intemo e internacio¬ 
nal." (22) 

Esta cita merece destacarse pues está refiriéndose, precisamen¬ 
te, a la manera en que, en un momento histórico determinado, el 
proceso de concentración, centralización y transnacionalización 
del capital se expresó hacia el mundo subdesarrollado capitalista. 
El mismo tomó entonces la principal forma del incremento de la 
deuda externa, vinculado sobre todo con la acción de las ET 
financieras. 

En efecto: "Nótese que entre 1970 y 1978, los organismos 
bilaterales y proveedores (crédito comercial) pierden participa¬ 
ción de manera significativa; que los organismos multilaterales 
mantienen su participación durante él período; y que las institu¬ 
ciones financieras privadas registran un salto espectacular al 
pasar del 10 ál 42% en la deuda de los países subdesarrollados. 
Se habla, por consiguiente, desde hace ya varios años, de la 
"privatización" de la deuda extema de los países subdesarrolla¬ 
dos. De manera creciente, la deuda se contrata con banca privada 
transnacional." (23) (los subrayados son nuestros) 

(22) Op. CU., CIDE, págs. 49 y 50. 

(23) Quijano, José M., México: Estado y Banca Privada,, Ensayos del CIDE, México 
1981, pág. 58. 



32 


Con base en ese proceso de incremento desmedido de la deuda 
externa de los países subdesarrollados y dependientes, se han 
venido sucediendo distintas acciones tendientes a darle un cauce 
a ese problema. Así han aparecido en los últimos años el Plan 
Baker y el Plan Brady. 

Ambos tienen como objetivo exigir a los países deudores una 
serie de medidas de política económica que faciliten, como 
contrapartida, supuestas entradas de capitales extranjeros que, 
de esa manera, posibilitarían una "reactivación" de esas econo¬ 
mías endeudadas y que, a su vez, manifiestan graves problemas 
productivos. 

Buscan impedir, de este modo, que el mantenimiento de situa¬ 
ciones recesivas durante lapsos prolongados pueda conducir a 
esos países a dejar de pagar inclusive hasta los intereses de deuda 
correspondientes. A la vez, se ha pretendido presentar estos 
"intentos productores" como alternativos a los conocidos plan¬ 
teos fondomonetaristas que comúnmente aparecen en situacio¬ 
nes similares. 

Tal actitud tiene su origen en las experiencias vividas y que son 
tan conocidas en dichos países, que los condujeron en más de una 
ocasión a trágicas crisis económicas, sociales y políticas causadas 
por los mayores estancamientos productivos que implicaron di¬ 
chos "reajustes", "estabilizaciones", "equilibrios" o denominacio¬ 
nes similares. 

La contrapartida a que nos referimos para alentar las inversio¬ 
nes extranjeras consta, esencialmente, de llevar adelante medidas 
de políticas económicas que faciliten las privatizaciones, las des¬ 
monopolizaciones estatales, la capitalización de la propia deuda 
externa, la instalación de zonas francas, etc.; en suma, medidas que 
tiendan a la realización de una reforma del Estado que favorezca 
la desregulación de la economía. 



33 


objetivo en lo relativo a la parte que debían cumplir los gobiernos 
de los países endeudados; es decir, estos últimos, en la medida de 
sus posibilidades políticas, han conseguido impulsar esas medi¬ 
das. 

Pero nuevamente brillaron por su ausencia las anunciadas y 
"ansiadas" inversiones extranjeras que, según la concepción 
neoliberal, permitirían lograr el crecimiento de ios países subde¬ 
sarrollados. 

En ese marco, apareció el Plan Brady (hoy claramente vigente 
en las actuales renegociaciones de la deuda); por su intermedio, se 
incorpora en su instrumentación concreta la deuda propiamente 
dicha. Así, se asegura másdirectamente a los bancos acreedores el 
cobro de sus deudas o parte de ellas, con distintas alternativas de 
renegociación. 

Pero, fundamentalmente, manifiesta una mayor dinamiza- 
ción de lo que el Plan Baker ya había presentado como alterna¬ 
tiva; o sea el camino hacia la desregulación, median te reformas del 
Estado que garanticen privatizaciones, desmonopolizaciones es¬ 
tatales, etc. 

Por otra parte, elPlanBushse conecta al Plan Brady, intentan¬ 
do también conjugar (bajo el rótulo de una falsa integración 
entre los países del continente americano) el aspecto de la 
liberalización comercial con el pago de la deuda externa y dicho 
proceso de desregulación y transnacionalización de las econo¬ 
mías latinoamericanas. 

La ultima firma del acuerdo MERCOSUR-Plan Bush (llamado 
comúnmente 4 +1) no hace más que confirmar todas esas interre- 
laciones y objetivos. 

Este es el marco actual con que la política económica neoliberal 
se viene desenvolviendo en América Latina, por supuesto que con 
las variaciones y matices que requieren las realidades de cada país. 



34 


En tal sentido, es importante recalcar cómo se está procesando 
una íntima relación entre las estructuras económicas predomi¬ 
nantes de los países capitalistas subdesarrollados y dependien¬ 
tes, con la política económica que viene poniéndose en práctica 
en ellos. 

Resulta importante la conclusión de que las medidas concretas 
de política económica propuestas e impulsadas, avanzan en el 
sentido de dirigir esas estructuras hacia una consolidación de su 
adecuación al nuevo patrón de acumulación vigente actualmen¬ 
te en el capitalismo mundial. De ahí que el rasgo de economías 
subdesarrolladas y dependientes se acentúe y, con él, el incremen¬ 
to de las brechas y desigualdades existentes. 

Se puede constatar entonces el papel estratégico que ha veni¬ 
do cumpliendo la deuda externa como elemento esencial de 
presión que ha permitido ir concretando la desnacionalización 
de estas economías, una restructuración y funcionamiento de sus 
Estados cada vez más tendientes a la reducción de su actividad, 
entregando iniciativas económicas crecientemente al capital pri¬ 
vado extranjero o ligado a este último, liberalizando progresiva¬ 
mente distintas áreas, etc. 

En suma, su creciente subdesarrollo y dependencia afecta 
seriamente la soberanía de los países que pierden, de ese modo, 
cada vez más el control de sus economías. 

Este panorama general nos conduce a una afirmación que nos 
parece innegable: el permanente y acuciante aumento de su 
subdesarrollo y su dependencia. Así, se puede observar una 
mayor y creciente dependencia en lo económico, en lo tecnoló¬ 
gico, en lo financiero, en lo político, incluso en lo cultural. 

La sola existencia de la dependencia tecnológica, con todas sus 
derivaciones productivas y sociales, es un claro indicador de las 
aciagas perspectivas para las economías y sociedades latinoame- 



35 


ricanas, de continuarlas dirigiendo de esa forma y con esas políti¬ 
cas. 

Porque la técnica es un bien más que se compra y vende en los 
mercados mundiales respectivos y, por lo tanto, sus transaccio¬ 
nes están en función de los intereses de sus propietarios quienes, 
nuevamente, son las grandes ET cuyos orígenes y centro están en 
los países centrales capitalistas. Empresas, por supuesto también, 
propietarias de la tecnología en sí misma, la cual (esta sí) no es 
transable; es privativa de sus propietarios debido, precisamente, 
a la gran expresión de poder económico y productivo que ella 
significa. 

A lo sumo, la tecnología puede ser negociable sólo en aquellos 
momentos y mercados en los que ya no posea la capacidad 
productiva suficiente como para generar dinamismos diferencia¬ 
les propios a su favor; o sea, cuando existan innovaciones tales que 
conviertan a dicha tecnología básica en perimida. 

De ahí, entonces, que las perspectivas de un desarrollo real de 
los países crecientemente subdesarrollados y dependientes no 
puede tener otro camino que no sea desconectarse, romper con 
esas ataduras a un funcionamiento internacional que no ha 
hecho otra cosa que vincularlo cada vez más a él y alejarlo del 
imprescindible camino de un auténtico desarrollo nacional, de 
contenido popular, liberador e integrador de los pueblos del 
continente. 

Por otro lado, dentro de los propios países desarrollados se 
advierte el crecimiento, en varios casos, de las diferencias econó¬ 
micas y sociales inter-regionales. Se ratifica que el nivel de 
desarrollo alcanzado dentro de ellos no es homogéneo ni las 
desigualdades sustanciales, que siempre han padecido, hayan 
presentado disminuciones relevantes. 

El actual deterioro que está sufriendo la actividad económica 
de EE.UU. es una buena constatación de ello, así como lo han sido 



36 


las diversas recesiones que padecieron varios países europeos 
años atrás, por más que en los últimos años sea clara su recupera¬ 
ción y auge productivos, o que se advierta con nitidez una expan¬ 
sión económica de Japón, o sea que el crecimiento y desarrollo que 
viven dicho tipo de países tampoco son permanentes y lineales. 

Es importante destacar, también, el papel que están jugando 
las grandes migraciones de poblaciones provenientes de diver¬ 
sos países subdesarrollados, causadas por las difíciles situacio¬ 
nes que éstos atraviesan. Se produce, entonces, el agravamiento, 
con una importante capacidad multiplicadora, de los problemas 
sociales en los países desarrollados receptores (en especial EE.UU, 
pero también presente en países europeos), el cual se refuerza con 
dicha fuga de personas expulsadas por el subdesarrollo desde 
América Latina, Africa o Asia. 

Nuevamente, por lo tanto, el binomio desarrollo-subdesarro- 
11o, dominación-dependencia se hace presente, ahora en grados 
superlativos de diferenciaciones, contradicciones y una larga 
serie de problemas de todo tipo, que llevan a que el mundo vea 
aumentar sus incertidumbres, a pesar del innegable crecimiento 
económico y el desarrollo tecnológico que el sistema capitalista 
ha alcanzado. 

Creemos relevante extraer las citas que siguen, realizadas hace 
unos años pero, a nuestro entender, muy válidas, vigentes y 
exactas 

"Desde el punto de vista de América Latina, es extraordinaria¬ 
mente relevante para explicar su evolución histórica, la actividad 
imperialista de las grandes empresas internacionales. La evolu¬ 
ción de los países subdesarrollados no se puede explicar sin 
analizar los acontecimientos políticos y económicos de los países 
desarrollados. Por ello, desarrollo y subdesarrollo constituyen 
dos aspectos de un mismo proceso global. América Latina, 
históricamente, es parte integrante del sistema capitalista, que le 
fija relaciones sociales capitalistas y le trasplanta ideologías, insti- 



37 


tuciones y formas jurídicas apropiadas al modo de producción 
dominante... Al igual que desarrolloy subdesarrollo, imperialis¬ 
mo y dependencia constituyen dos aspectos de un mismo proce¬ 
so global. La dependencia es la otra cara del imperialismo, vista 
desde los países dependientes. En América Latina el imperialis¬ 
mo genera dependencia, que es un elemento constitutivo, central, 
esencial, en su proceso histórico. Imperialismo no es dominación 
y explotación de un país sobre otro, sino entre clases sociales. Las 
que dominan y explotan son las clases sociales dominantes en el 
conjunto del sistema capitalista, que Lenin, en la etapa histórica 
que analiza, llama oligarquía financiera y que en la etapa actual 
la ubicaremos en los que dominanlas grandes empresas interna¬ 
cionales. La dominación imperialista genera en los países depen¬ 
dientes limitaciones al poder autónomo de decisión, con grados 
diversos entre las distintas clases y grupos sociales que componen 
las sociedades dependientes. La explotación imperialista condi¬ 
ciona las características de la apropiación y utilización de los 
excedentes generados en los países dependientes." (24) (los subra¬ 
yados son nuestros) 


VI. LAS VARIACIONES REGIONALES Y SUS INFLUENCIAS 
EN EL INTERCAMBIO COMERCIAL DEL URUGUAY 

En el Cono Sur aparece Brasil con una situación destacada del 
resto. No es ahora nuestro objeto de estudio hacer referencia al 
proceso vivido por Brasil en los últimos veinte años; pero sí parece 
pertinente, para poseer una cabal consideración de los Jechos 
regionales, precisar las razones y características más relevantes 
del mayor y diferente crecimiento que ciertas zonas de Brasil han 
alcanzado, en comparación con el resto de la región. 


(24) Op. Cit., Nueva Tierra, Montevideo, Enero 1974, págs. 16 y 17. 


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Para ello, debemos acudir a la mencionada ley del desarrollo 
desigual y combinado. Como ya hemos visto, esta tendencia, 
comúnmente, es referida a la diferencia existente entre países 
desarrollados y dominantes con respecto a países subdesarrolla¬ 
dos y dominados. Ello es lógico porque significa su consecuencia 
principal dentro del capitalismo mundial. Pero, a su vez, no se ha 
tenido demasiado en cuenta su cumplimiento y sus consecuencias 
dentro de los países subdesarrollados como, por el contrario, sí se 
ha analizado su práctica dentro de los desarrollados. 

Así entonces, pensamos que la siguiente afirmación resulta 
muy indicadora de cómo abordar dicho asunto: "Las economías 
periféricas con espacios de acumulación incipientes no admiten 
fácilmente la difusión de las formas más desarrolladas de expan¬ 
sión capitalista. Por eso se encuentran dos tipos de situaciones. En 
algunas la difusión transnacional está acotada. En cambio otras 
admiten diversas ondas de difusión transnacional que operan 
como fuerza motriz de su proceso de acumulación interna. En 
estas últimas es posible alcanzar los niveles de expansión de las 
economías desarrolladas. Depende de las posibilidades de sincro¬ 
nización de su funcionamiento intemo con el proceso de desarro¬ 
llo de las economías avanzadas en los sectores claves de la acumu¬ 
lación". (25) 

Partiendo de este análisis, se puede entender conceptualmente 
cómo se crearon las bases para generar un proceso de crecimiento 
diferenciado en cada país subdesarrollado y dependiente, que se 
dio en diversos niveles y con características distintas. El mismo se 
asentó, en términos generales, en determinado auge exportador a 
través de una cierta reconversión y diversificación industrial 
que siguió a la etapa de sustitución de importaciones. 

Pero ese comportamiento de las inversiones de las ET es 
distinto en Brasil que en el resto del continente, al igual que en el 


(25) Op. Cit., CET/IPAL, Noviembre 1981, pág.42. 



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destino de dichas inversiones. En Brasil se han desarrollado sus 
ramas productivas junto a un progreso tecnológico bastante más 
avanzado, lo cual hoy le está dando un rasgo de mayor producti¬ 
vidad y peso en la región. 

Yendo a datos concretos, las exportaciones brasileñas experi¬ 
mentaron durante los 70, por ejemplo, un vuelco considerable, al 
comenzar a preponderar los productos industrializados. Así puede 
notarse que en 1970 ese tipo de productos se exportaba en un 24% 
del total, mientras que en 1980 el mismo representaba un 56,5% 

Variante significativa, que recae esencialmente en los bienes 
manufacturados, que pasan del 15% al 45%, en el mismo período. 
Esta tendencia se continuó manifestando en la década de los 80: en 
1984 los mismos productos industrializados alcanzaron el 66% 
del total vendido por Brasil al exterior y los manufacturados'casi 
un 56%. Pero, a la vez, dentro de los industrializados se destacan 
las exportaciones de máquinas, aparatos eléctricos y productos 
siderúrgicos, lo cual le da énfasis dentro de su crecimiento 
exportador a la industria pesada. (26) 

En cuanto al destino de las ventas de Brasil al mundo se observa 
"el importante peso de los países desarrollados: más del 65% en 
1984" (27). De este modo su producción exportadora también lo 
vincula mucho más directamente al área desarrollada capitalista 
que lo que caracteriza la estructura de exportaciones de los países 
de esta región americana. Y especialmente lo hace a través de ese 
tipo de productos industrializados, más semejante a la elabora¬ 
ción y exportación en países desarrollados. 

Por su lado, Uruguay ha variado bastante en las dos últimas 
décadas su comportamiento tradicional con respecto al destir.p de 


(26) Perfiles de Mercado, Tomo II; Capítulo 6; Brasil. Cuadro 3. Ministerio de 
RR.EE., Uruguay, agosto 1987. 

(27) Ibid, pág.5. 



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sus exportaciones. En efecto: "Es también conocida la influencia 
tradicional que Europa (en especial el actual Mercado Común 
Europeo) ha tenido dentro de Uruguay, sobre todo en lo que 
respecta a las exportaciones, hecho comprobable aún durante la 
década de los sesenta. Pero a la vez, un análisis de tal década 
demuestra que a partir precisamente de ella, esa influencia ha ido 
disminuyendo notoriamente."... "La contrapartida lógica de tal 
descenso se encuentra en el crecimiento que ha experimentado 
América y, dentro de ésta, sobre todo los países de la Asociación 
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC)...".."...puede 
comprobarse...el incremento de las exportaciones a Brasil como el 
de los más significativos ..." (28) 

Las anteriores citas se han ratificado (con algunos vaivenes) 
durante el pasaje de los años hasta el momento. De porcentajes 
cercanos al 60% en la participación de la CEE en las exportacio¬ 
nes uruguayas de los 60, se observa un descenso paulatino hasta 
1973 a casi 47%. Luego dio un "salto" en la misma dirección 
descendente y ya no superó hasta 1989 el 35%. El cambio es claro 
y parece difícil esperar variaciones de dicha tendencia. 

Por otro lado, el aumento de las ventas uruguayas a los países 
componentes de la ALADI también se ha venido ratificando, así 
como dentro de ellos es claro el predominio de Brasil. El compor¬ 
tamiento de Argentina es mucho más oscilante y de bastante 
menor importancia, lo que confirma su competitividad con las 
exportaciones uruguayas. 

En efecto, los países pertenecientes a la ALADI han venido 
importando crecientemente productos de origen uruguayo. De 
porcentajes cercanos al 5% del total exportado por nuestro país a 
principios de los 60 se pasó a principios de los 70 a significar 


(28) Quartino, Jorge, Uruguay a través de sus relaciones con Brasü en los setenta, 
América Latina, Estudios y Perspectivas, ERESU-UILA, México 1981, páes. 
293 a 296. 



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alrededor del 12%. Pero, lo más importante se nota a partir de }974, 
donde ese "salto" llega a alrededor del 25% y ya en algunos años 
de la década de los 80, si bien se presentan diversos vaivenes, pudo 
superar el 30%. Los máximos se dieron en 1979 (40.1%), 1980 
(37.1%), 1986 (38.8%) y 1989 (36.9%) 

Por su parte, Brasil expresa el mayor de los incrementos 
participativos en las exportaciones uruguayas a la región. En la 
década de los 60 manifestaba porcentajes aproximados a apenas el 
3% del total vendido por nuestro país al mundo. Pero, también a 
partir de 1974 es evidente el fuerte aumento relativo exportador a 
Brasil; si bien se observan diversas oscilaciones en la participa¬ 
ción brasileña, lamisma se da hasta 1989 entre un 12% y un 27%, 
o sea bastante superior a los porcentajes existentes en los 60. 

Si a ello se le suma la parte argentina, se alcanzan los siguientes 
porcentajes participativos del total exportado por Uruguay: du¬ 
rante los 60 alrededor del 6% pero, a partir de 1974, un alto 
incremento que nunca baja del 18% (en 1976), obteniendo máxi¬ 
mos superiores al 30% en 1974 (32.3%), 1980 (31.5%), 1986 (35.3%) 
y 1989 (32.5%). De todos modos, se observan bastantes oscilacio¬ 
nes, que dan un promedio entre ambos países para la década de 
los 80 de alrededor de un 25% de participación anual. (28) 

Dentro de este marco general señalado, se debe considerar el 
papel jugado por diversos instrumentos preferenciales que se 
han venido utilizando en el intercambio brasileño-uruguayo. 
Entre ellos se pueden mencionar el Acuerdo de Alcance Parcial 35, 
formalizado en el marco de la ALADI, al igual que el PEC, en 
particular el denominado PEC II firmado en 1986, el régimen 
brasileño de dra w-back y las compras directamente realizadas por 
la Secretaría Especial de Abastecimiento y Precios. 


(28) Quartino, Jorge, El comercio exterior uruguayo y el aspecto internacional i te las 
agroindustrias,. (investigación en proceso de elaboración). Instituto de Eco¬ 
nomía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración. Univer¬ 
sidad de la República. 



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Sin duda estos instrumentos han facilitado el comercio entre 
ambos países, ya que determinadas exportaciones uruguayas han 
quedado eximidas de trámites, límites cuantitativos, depósitos 
previos, gravámenes, etc. Además en ellos se establecen cuotas en 
ios mercados que han beneficiado, principalmente, el comercio 
intra-empresas de las ET que operan en la región. 

Resalta entonces, por parte de Uruguay, la utilización de 
convenios bilaterales, en particular hacia los países vecinos; efec¬ 
tivamente, no sólo debe contabilizarse el caso del PEC (que se 
firmó en 1975 cuando aún existía la ALALC, cuya característica 
principal era la de estimular acuerdos multilaterales y no bilatera¬ 
les con preferencias arancelarias) sino también el CAUCE, suscri¬ 
tos por ambos países en 1974. (30) 

En cuanto a Argentina se comprueba que, luego de 20 años, ha 
tenido un desarrollo diferenciado con respecto a Brasil y no se 
nota que haya logrado un cambio relevante en sus estructuras 
productivas. Si bien ha habido un cierto crecimiento de la expor¬ 
tación no agroindustrial, ella ha tenido oscilaciones y su peso aún 
no tiene suficiente consideración. 

Mientras en 1970 casi el 87% de la exportación pertenecía a 
productos de origen agropecuario, en 1980 ésta descendió a casi 
72% para volver a aumentar al 77% en 1984. (31) O sea, es muy 
significativa todavía. 

Por lo tanto, su producción exportadora está más vinculada 
sobre todo, al igual que Uruguay, al desarrollo de las agroindus- 
trias. De esta forma nuestro país, frente a Brasil, queda no sólo en 
inferioridad de condiciones, sino en competencia con Argentina. 


(30) Op. Qt., Ministerio de RR.EE., Uruguay, págs. 12 a 17. 

(31) CEPAL-ONU - Estudio Económico de América latina. (Argentina). Varios 
años. 



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Por diversas razones, entonces, resulta muy importante anali¬ 
zar el papel jugado tanto por el PEC como el CAUCE en lo relativo 
al intercambio comercial de Uruguay con Brasil y Argentina. 

Para ello, nada mejor que citar a un especialista en la materia. 
(32) Así, hay que reconocer que el sistema de ALALC "si bien 
permitió aumentar y diversificar las corrientes comerciales de 
Uruguay con las naciones vecinas, tuvo también por efecto conso¬ 
lidar la estructura deficitaria de los respectivos intercambios 
bilaterales. El mecanismo multilateral de la ALALC, destinado a 
concretar el establecimiento de la Zona de Libre Comercio previs¬ 
ta por el Tratado de Montevideo de 1960, dificultaba la obtención 
de concesiones de su interés por parte de Uruguay." 

Ante esta situación, se intentó resolverla mediante el régimen 
denominado de "ventajas no extensivas" entre 1968 y 1975, pero 
los déficits tradicionales de las balanzas comerciales continua¬ 
ron agravándose para Uruguay; de ahí que este último trata de 
enfrentar esta situación mediante la política de acuerdos bilatera¬ 
les con sus vecinos. 

En este sentido hay que precisar que, también, se producen 
ciertas variantes en la composición del origen de las importacio¬ 
nes uruguayas, aunque de modo más atenuado que el que ya 
analizamos para el destino de las exportaciones. 

De todos modos, a mediados de los 80, Uruguay llegó a 
comprar a los países de ALADI alrededor de un 40% de sus 
importaciones mundiales en valor, cuando a principios de los 60 
ese porcentaje se reducía a aproximadamente a un 20%. Además, 
se nota desde 1986 en adelante un avance más pronunciado de 
esa tendencia, que muestra que el país compra a la región 
alrededor de la mitad del valor de sus importaciones y que en 

(32) Magariños Gustavo, Integración argentino-brasileña e integración tripartita , 
Fundación Friedrich Ebert en el Uruguay (FESUR), Mimeo, Montevideo, 
Octubre 1990, págs. 8 a 14. 



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1988, incluso, aquéllas se elevaran, por primera vez, a algo más de 
la mitad del total de importaciones uruguayas. 

Dentro de esa característica se observa, asimismo, un aumento 
vendedor de Argentina y Brasil pero cada uno con distintas 
particularidades. Por ejemplo, en el caso de las compras urugua¬ 
yas a Argentina, se notan muchas oscilaciones pero un aumento en 
su valor que va, entre los 60 y la actualidad, de un 20% sobre el total 
de lo importado desde los países de la ALADI a alrededor de un 
30%. Mientras tanto, Brasil crece su participación vendedora al 
Uruguay dentro de la región de un 30% a poco más de la mitad. 

En los últimos años se vuelve a comprobar un mayor incremen¬ 
to, producto del papel jugado por el CAUCE II y el PECII. En el 
caso argentino, por ejemplo, aumentó bastante el número de 
productos de importación libre por parte de Uruguay. 

En consecuencia, si se suman las compras a ambos países, las 
mismas representan últimamente alrededor del 85% del valor de 
las provenientes de la región, cuando 25 años antes significaban 
entre el 50 y 60% 

Si se tiene en cuenta el total importado por el Uruguay, esos 
mismos porcentajes corresponden al 40% en la actualidad y a 
alrededor del 13% hace aproximadamente 2 décadas. Pero, se 
confirma que Uruguay viene dirigiendo sus compras en valor en 
forma importante a ambos países. 

Así llegamos a poder examinar la situación última de los saldos 
comerciales de Uruguay con nuestros países vecinos. Para ello 
previamente hay que tener en cuenta que la política económica 
que el país ha llevado adelante, en particular desde 1983, marca 
una tendencia a buscar saldos comerciales positivos, como una 
forma de ayudar al pago puntual, por lo menos, de los intereses 
de la deuda externa. 



Sin embargo, aún dentro de dicha política, el saldo comercial 
del país con los países integrantes de ALADI continúa siendo 
negativo; sólo en 1986 se da un margen favorable al Uruguay de 
apenas 7 millones dedls. Y en particular con Argentina y Brasil esa 
tendencia no se ha podido revertir totalmente. En efecto, con 
Argentina es prácticamente negativa en los últimos 30 años: 
apenas entre 1982 y 1984 resulta positiva y por cifras bastante 
menores (30,9 y 1 millón de dls. respectivamente). 

Con Brasil es un poco distinta la situación, pero la tendencia 
negativa no se puede afirmar que ha sido revertida ni mucho 
menos, si bien desde 1977 empiezan a aparecer los primeros 
saldos favorables a Uruguay. Sirt embargo, vale precisar que los 
saldos negativos comúnmente son mucho más abultados que los 
positivos. De todos modos, en 1986 y 1989 el país obtuvo balances 
favorables con Brasil de algo más de 100 millones de dls. cada uno, 
aunque en 1987 y 1988 fue negativo en alrededor de 85 y 74 
millones, respectivamente. 

O sea que la tendencia reciente es irregular, existiendo años 
que favorecen a uno y luego al otro. Pero importa destacar que 
mientras el anterior es el comportamiento con Argentina y Brasil, 
es claro el saldo positivo del comercio uruguayo global desde 
1983, de lo cual se deriva que esto último es posible no precisa¬ 
mente por el comercio con la región, sino con el resto del mundo, 
especialmente con Europa.(33). 

Dentro de estas características del intercambio comercial uru¬ 
guayo actual, debe analizarse el peso que han tenido tanto el PEC 
como el CAUCE en el intercambio con Brasil y Argentina (34). Con 
relación al primero de ellos, es claro el aporte que dicho instru- 

(33) Todo este conjunto de datos tiene como base el ya mencionado trabajo de 
investigación en curso de Jorge Quartino en el Instituto de Economía deno¬ 
minado "El comercio exterior uruguayo y el aspecto internacional de las 
agroindustrias". 

(34) Op. Cit., FESUR, Mimeo, Montevideo, Octubre 1990. 



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mentó efectúa en el incremento del comercio entre ambos países. 
Pero, a su vez, debemos hacer la precisión que desde 1977 (año en 
que se realizan las primeras exportaciones uruguayas vía PEC) 
la mayor parte de las ventas a Brasil son por vía normal, es decir 
no PEC. 

De todos modos, se observa que desde 1986 (año en que se 
firma el PEC II) la proporción que tienen las ventas por PEC ha 
aumentado, pudiendo superar al resto a partir de 1987. Si se toma 
el período 1986-89 el total vendido por Uruguay alcanzó a 1171 
millones de dls. mientras que por PÉC se llegó a casi 700 millones. 

En cuanto al intercambio con Argentina, la situación es diferen¬ 
te. Las ventas uruguayas, además de ser bastante menores que las 
dirigidas a Brasil, muestran un fuerte peso relativo de la vía 
CAUCE que, en genera}, conducen a que sea la forma principal por 
donde Uruguay canaliza mayoritariamente sus colocaciones en 
Argentina. Pero, recordando que las exportaciones a este país han 
ido disminuyendo en los últimos años. 

Por otra parte, sobre todo desde 1986 (derivado del CAUCE II), 
lo que sí ha crecido son las importaciones uruguayas desde 
Argentina en general y, también, vía CAUCE. Pero, de todos 
modos, las compras principales en valor de Uruguay continúan 
siendo vía no CAUCE. 

En síntesis, el saldo comercial uruguayo con los países vecinos 
tiene diferente comportamiento aunque se puede notar que, si 
bien los instrumentos de PEC y CAUCE han incrementado las 
ventas uruguayas a aquellos, no han resuelto para el país el 
problema de los saldos negativos con la región. 

Resumiendo entonces el conjunto de elementos analizados, 
vale concluir que el intercambio vía no-PEC y no-CAUCE con¬ 
tinúa siendo todavía importante para el comercio de nuestro 
país con Brasil y Argentina. 



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Vil. HACIA UNA AUTENTICA INTEGRACION 
LATINOAMERICANA 


Hasta aqüí el conjunto de primeras reflexiones a realizar para 
poder enmarcar (y evaluar) las consecuencias de un supuesto 
proceso integrador en el Cono Sur, especialmente de Uruguay con 
Argentina y Brasil. 

Nos estamos refiriendo a los cambios regresivos que se han 
venido produciendo en sus economías, como consecuencia gene¬ 
ral del empuje capitalista que significa el nuevo patrón de acumu¬ 
lación mundial al que hicimos referencia en el marco de un 
creciente proceso de concentración, centralización y transnaciona¬ 
lización del capital. 

Dichos cambios han creado nuevas relaciones entre tales 
economías, que deben tenerse ineludiblemente en cuenta para 
pensar en cualquier proyecto integrador entre ellas. De ahí la 
especial importancia de considerar las desigualdades existentes 
entre sus economías, pero en particular las que tienen que ver con 
su intercambio comercial. 

Esto último tiene su razón de ser no sólo por la indudable 
influencia que tienen ambos vecinos sobre Uruguay, sino porque 
el Tratado de MERCOSUR, en los hechos, no es más (ni menos) que 
un caso claro dé liberaüzación comercial entre ellos. 

Por su intermedio se irán reduciendo paulatinamente los aran¬ 
celes de las transacciones recíprocas hasta llegar a 0 para fines de 
1994 pará el caso del intercambio entre Argentina y Brasil, y para 
fines de 1995 para Paraguay v Uruguay, con lo cual habrá "arancel 
0" en la región el 1ro. de enero de 1996. 

Un proceso de incremento liberalizante en la región beneficia¬ 
rá, en ese marco transnacional analizado, un aumento para las 



48 


desigualdades internacionales ya existentes; es decir, mayores 
desigualdades entre países, entre regiones (sean o no de un mismo 
país), entre empresas de un mismo país o asentadas en determina¬ 
das regiones de alguno de ellos e inclusive entre trabajadores o 
productores pequeños y medianos de una determinada rama 
económica establecida en cierta región, que se ven favorecidas por 
la liberalización comercial frente a trabajadores o productores 
también pequeños y medianos de otras ramas o regiones (del 
mismo país o no) que, por el contrario, ven aumentar sus perjuicios 
sociales, de ingresos, ocupación, etc. 

En suma, un proceso de incremento liberalizante que, segu¬ 
ramente, tenderá a aumentar las contradicciones sociales, econó¬ 
micas y políticas ya existentes y que, últimamente, ya vienen 
creciendo en la región, como vimos en el desarrollo de este 
trabajo. Ni qué hablar del aumento de las contradicciones sociales 
dentro de cada país. Pero de todos estos aspectos nos ocuparemos 
en las otras dos partes de este libro, referidas básicamente al 
Uruguay. 

Un proyecto integrador para serlo cabalmente deberá referir¬ 
se al conjunto de áreas, aspectos o ámbitos de una economía y 
sociedad; no sólo al mero aspecto comercial, como es el caso de 
este Tratado del MERCOSUR. 

Pero, fundamentalmente, un proyecto verdaderamente 
integrador debería servir a un objetivo superador de las trabas 
estructurales que, en general, se han venido acentuando en el país 
como consecuencia de ese avance neoliberal, que en conjunción 
con el nuevo patrón de acumulación mundial capitalista no ha 
hecho más que profundizarlas desigualdades intemas existentes 
de todo tipo. 

Si no curhple dicho objetivo, esta supuesta "integración" no 
habrá servido más que para continuar reproduciendo y amplian¬ 
do las brechas existentes entre nuestro país y, ya no sólo los 



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países desarrollados, sino también otros subdesarrollados de la 
región; y en lo interno, favoreciendo un modelo de desarrollo 
que siga acelerando el empeoramiento de los niveles de vida de 
las mayorías trabajadoras, que constatan progresivamente su 
creciente pobreza, de la misma forma que la gran mayoría de las 
empresas pequeñas y medianas ven perder su propia continui¬ 
dad y viabilidad, quedando paulatinamente cada vez más a 
expensas de los grandes capitales transnacionales o de los nacio¬ 
nales o regionales vinculados a ellos. 

Sólo con dichos objetivos transformadores de la realidad del 
país se podrá cumplir con las posibles formas de articulación del 
desarrollo nacional con una integración verdadera; analizando 
para ello qué papel puede jugar esta última para resultar compa¬ 
tible, no sólo con el proyecto nacional de desarrollo sino, a su 
vez, con el de la propia región subdesarrollada. 

Porque, en definitiva, de esto se trata el objetivo principal: 
encaminar a los países latinoamericanos hacia un modelo de 
desarrollo integral, común, solidario, de unión, de autodetermi¬ 
nación, junto a una complementación y coordinación verdadera 
entre ellos, que les permita revertir su larga historia de sufri¬ 
mientos, de desigualdades, perjuicios, deséncuentros y contra¬ 
dicciones. 

La reversión de esa larga historia presupone conocer las enor¬ 
mes dificultades que dicha tarea apareja. Es lo mínimo de que se 
debe ser conciente si se quiere emprender un camino de combate 
al subdesarrollo y la dependencia. Pero, no por extraordinaria¬ 
mente difícil disminuye su necesidad. 

Por el contrario, dicha reversión se hace cada vez más 
imprescindible. Seguramente ese arduo propósito es más urgen¬ 
te que difícil. Y a su vez, lo también creciente es lo impostergable 
de hacer conciencia de ello y del grade de dificultad que implica. 



50 


De todos modos, la dificultad que acarrea dicho camino tiene 
la contrapartida de ser el único que asegura ir hacia el objetivo 
declarado y que tanto sacrificio le ha costado a nuestros pueblos 
y tantos de sus hijos, en especial los luchadores de nuestras 
primeras independencias, los más merecedores del homenaje 
permanente. 

Dicho de otra manera, dirigimos hacia la constmcción de la 
Patria Grande Latinoamericana; la que soñaron y por la que 
lucharon, precisamente, Bolívar, San Martín, Sucre, Martí, Sandi- 
no y tantos otros; en particular y sobre todo para los uruguayos, 
José Artigas. 

Para su concreción no existe otra alterna tivaque un camino que 
emprenda un reforzamiento de la soberanía nacional y de la 
regional de tal manera que, entre nuestros pueblos y países, 
podamos generar un cuerpo que se anteponga y enfrente a ese 
creciente y cada vez más desigual poder transnacional, con el 
objetivo de la desconexión paulatina de este último. 

Quizás el único hecho positivo de la aparición de este MERCO- 
SUR sea poner arriba de la mesa, para nuestra gente, conosureña, 
latinoamericana, la urgente tarea que significa unirse para 
oponerse realmente a ese poder transnacional. Para ello debere¬ 
mos ir impulsando una integración, mediante vías que aseguren 
la participación real de todos los sectores que busca beneficiar. 

La misma deberá poseer total relación y coherencia con los 
proyectos nacionales, populares y democráticos de nuestros 
países y, sobre todo, con las respectivas soberanías nacionales y 
de la gran soberanía regional y continental. Soberanías por 
medio de las cuales habrá de realizarse, sólo así, la verdadera 
integración social, cultural, política y económica de América 
Latina. 



51 


EL CAPITALISMO REAL URUGUAYO DE LOS '90 


/. EL PATRÓN DE ACUMULACIÓN 
TRASNACION AL EN URUGUAY. 

Introducción 

El proceso económico en el Uruguay de los últimos 35 años, ha 
mostrado cambios de tal entidad que se ha ido consolidando la 
vigencia de una modalidad de acumulación del capital diferente, 
en su esencia, a la que había caracterizado la evolución del país 
hasta 1955. 

Si bien la reproducción capitalista en todo tiempo y lugar 
implica la reproducción de las clases sociales fundamentales y la 
búsqueda de la máxima tasa de ganancia/riesgo por parte de los 
poseedores del capital, las formas concretas que asume este pro¬ 
ceso presentan características específicas, que las podemos cate- 
gorizar a través del concepto de patrón de acumulación (1) y 
paralelamente verificar la existencia de diferentes patrones de 
acumulación según el lugar y el momento histórico considerados. 

Es decir que en un lugar y en un momento histórico, las formas 
concretas de reproducción de los medios de producción, de selec¬ 
ción técnica, de reproducción de la fuerza de trabajo, de genera¬ 
ción, apropiación y uso de los excedentes, de localización, estruc¬ 
tura y funcionamiento de los mercados, e incluso las tornas 
sociales y políticas de reproducción de los grupos capitalistas, 


(1) Los autores abundan sobre el concepto y evolución del patrón de acumula¬ 
ción en Uruguay, en su libro A quién sirven las privatizaciones. Mitos y realida¬ 
des de las empresas públicas. Editorial TAE. Montevideo,!988. 




52 


tienen rasgos particulares, y ello exige estudios específicos con 
categorías de análisis capaces de captar los elementos esenciales 
de cada situación sin perder de vista las leyes generales del funcio¬ 
namiento capitalista. 

Dentro de ese contexto teórico, entendemos que en una reali¬ 
dad localizada en un espacio y en un tiempo determinados, el 
patrón de acumulación se constituye con una gran pluralidad de 
características que no necesariamente son coincidentes para todos 
los sectores capitalistas, aunque de todos modos se puede identi¬ 
ficar la existencia de un núcleo de agentes económicos que es el 
que imprime los rasgos fundamentales de la evolución económica 
y que determina lo que denominamos el Patrón de acumulación 
dominante (PAD). 

En síntesis, las características concretas que asume el proceso 
de reproducción capitalista en una etapa históricamente defini¬ 
da y en un ámbito localizado, representan una modalidad de 
acumulación, que además de contener los rasgos comunes a todo 
proceso capitalista incluye también formas particulares. Estas 
realidades concretas no constituyen una articulación homogé¬ 
nea, sin embargo se pueden detectar en ella aspectos relevantes 
que en su estructuración imponen las notas dominantes a la 
dinámica del funcionamiento. A dicha estructuración, que defi¬ 
ne la impronta ¿leí proceso de acumulación en un panorama 
concreto, la denominamos PAD. 

La identificación del PAD en una realidad concreta, implica la 
ubicación de los rasgos dominantes, incluyendo las características 
esenciales decada uno, de los grandes ítemsquedefinen la acumu¬ 
lación de capital, lo que implica seleccionar los aspectos esenciales 
de la realidad para encontrar el esquema básico de reproducción 
económica y social, y su lógica de funcionamiento. Sin embargo no 
podemos olvidar que la caracterización del PAD es sólo un paso 
en la búsqueda del mayor conocimiento de la realidad, y que 
debemos complementar este esquema primario (que constituye 



53 


un modelo de aproximación a la realidad ) con el análisis de las 
complejidades del desarrollo concreto. 

Es decir, que mediante el uso del concepto de PAD pretende¬ 
mos simplemente utilizar una guía para la selección de los elemen¬ 
tos centrales de la realidad económica, en un proceso que exige 
una profundización del estudio concreto y que por lo tanto de 
ningún modo puede interpretarse como un intento de construc¬ 
ción de un esquema que pretenda sustituir el análisis. 

El caso uruguayo 

Desde fines de la década de los 50, los elementos centrales que 
definen el proceso de reproducción del capital en Uruguay se han 
ido transformando de tal modo que la realidad permite verificar 
la vigencia de un nuevo esquema de funcionamiento dominante, 
o de lo que denominamos un nuevo PAD. 

Particularmente, el eje del esquema reproductivo se fue trasla¬ 
dando de tal forma que el proceso económico se fue desarticulan¬ 
do progresivamente de la necesidad de fomentar el desarrollo y la 
preservación del espacio nacional y de la evolución del mercado 
interno, para depender en forma creciente de una lógica de funcio¬ 
namiento que trasciende el ámbito local, y en consecuencia se fue 
haciendo progresivamente más transnacionalizada. 

De ese modo se fue reformulando el esquema económico en sus 
rasgos definitorios, de tal forma que podemos hablar de la vigen¬ 
cia de un nuevo PAD, que denominamos transnacional (ver 
anexo) y que resulta funcional al esquema de funcionamiento 
capitalista predominante a escala mundial. 

Concretamente en el plano económico podemos apreciar 
cambios relevantes en el destino de las ventas de los sectores 
más dinámicos (peso creciente del mercado externo y menor 
importancia relativa del mercado local), transformaciones en la 



54 


modalidad de reproducción de la mano de obra (tendencia clara 
al descenso de los salarios reales, del gasto social y en definitiva 
de la calidad de vida de los trabajadores), cambios trascendentes 
en los procesos de circulación de los excedentes y en su uso 
(papel creciente de la fuga de capitales, de los usos especulativos 
del dinero, dolarización de la economía) y mayor importancia de 
la Banca extranjera en la intermediación financiera. 

El proceso de redistribución del ingreso que implicó la trans¬ 
formación del patrón de acumulación, fue drástico. Los exceden¬ 
tes apropiados por los capitalistas residentes crecieron tanto en 
magnitud como en proporción, pero la apropiación de excedentes 
por parte de los "no residentes" sumó también guarismos ascen¬ 
dentes. La tasa de explotación de los asalariados desde la década 
de los 50 hasta la actualidad pasó de guarismos del 120% al 220% 
aproximadamente, (cuadro 3) (2) 


(2) Francisco de León Luzardo, en su monografía Capital variable, plusvalía y tasa 
de plusvalía: Uruguay, 1968-1983, a través de una depurada metodología que 
le permite calcular la plusvalía generada en el país, arriba a resultados 
similares: la tasa de plusvalía prácticamente se duplica en el período conside¬ 
rado. 



GRAFICA 1 


55 



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tn mfMCMfMOifM — *-*-*-.- 

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INVERSION A- CONSUMO «O» EXPORT. •- PBI+M 




Fuente cuadro 3 (Indice 1971 100) 

■°* Cap. Res. Cap. no Res. Estado 


56 


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57 


En las gráficas se pueden apreciar con claridad la preponde¬ 
rancia de dos de las variables claves del patrón de acumulación 
trasnacional, las exportaciones y la transferencia de recursos al 
exterior, sobre las variables restantes que definen el producto y su 
distribución. 

Estos cambios en la estructura económica se articularon con 
políticas económicas que incentivaron la mayor apertura financie¬ 
ra y comercial de la economía, la desregulación, y la redefinición 
de la política de ingresos y gastos del Estado, mientras que se fue 
transformando también el rol de las empresas públicas (EP) en un 
marco de injerencia creciente del BM y el FMI en la determinación 
de las políticas económicas. 

Todo ello se tradujo simultáneamente en un crecimiento espec¬ 
tacular de la deuda externa, debido en gran medida a la presión 
que la mayor apertura comercial y financiera de la economía y la 
fuga de capitales ejercieron sobre el Balance de Pagos y al hecho de 
que los déficits comerciales y financieros de la década del 60 y 70 
se cubrieran mediante el crecimiento de la financiación externa. 

En lo esencial podemos decir que el proceso económico en los 
últimos 35 años ha signi ficado entre otras cosas: a) el peso creciente 
de las exportaciones y un rol menos importante del mercado 
interno (cuadro 1); b) el rol creciente de la región -cono sur- en la 
estructura del comercio exterior uruguayo; c) el creciente papel de 
la deuda externa en la economía uruguaya; d) la extranjerización 
del sistema bancario privado; e) una redistribución regresiva del 
ingreso que se visualiza en el descenso de los salarios (cuadros 2 
y 3) y pasividades reales; f) un incremento del uso externo de los 
excedentes generados en el país; g) la reestructuración de los 
gastos del Estado, con un peso menor del gasto social y crecimien¬ 
to de los gastos vinculados al pago de intereses de deuda; h) ta 
"trasnacionalización" de la política económica y pérdida de sobe¬ 
ranía expresadas en su determinación por los lincamientos del BM 
y el FMI; i) la reestructuración del rol del Sector Público y en 
particular de las EP tendiente a ponerlas al servicio del gran capital 



58 


privado exportador o financiero y eventualmente promoviendo 
su liquidación, desmonopolización o privatización. 

Las propias condicionantes socio-políticas se fueron transfor¬ 
mando y diversas formas de autoritarismo, (Constitución de 1966, 
dictadura militar, democracia tutelada) han ido limitando en gran 
parte las prácticas políticas tradicionales. El intento de crear 
mayores frenos a una real participación social constituye el suce¬ 
dáneo de la búsqueda de la conciliación social típica de la primera 
mitad del siglo XX en Uruguay. 

En síntesis, en los últimos 30 años se fueron transnacionalizan¬ 
do en forma creciente algunos de los elementos claves para expli¬ 
car la modalidad de acumulación capitalista, mientras el sistema 
de decisiones políticas perdió participación popular. 

La lógica del proceso se articula con el hecho de que mientras 
la subsistencia del patrón de acumulación vigente hasta 1955 
implicaba como estrategia de desarrollo la necesidad de incre¬ 
mentar la demanda interna, y el salario se convertía simultánea¬ 
mente en costo y demanda, en el nuevo PAD la dinámica se 
articula esencialmente con la demanda externa, y el salario devie¬ 
ne fundamentalmente en un costo cuyo crecimiento es visto por el 
empresariado como una dificultad a la competítividad internacio¬ 
nal. A su vez, el Estado que en aquella fase tendía a sostener la 
dinámica interna, se fue transformando y pasó de una política de 
fomento del mercado local a una nueva estrategia tendiente a 
subsidiar fundamentalmente a la gran banca transnacional y a los 
grupos exportadores. 

Es decir, que el funcionamiento del nuevo patrón de acumu¬ 
lación implica que la vida y muerte económica de los principales 
agentes capitalistas agropecuarios, industriales, comerciales, 
financieros, se fue haciendo progresivamente más dependiente 
del funcionamiento externo y desarticulándose crecientemente 
de la necesidad de preservar los recursos humanos y naturales 



59 


locales. En este sentido nuestra caracterización del patrón de 
acumulación a través del concepto de trasnacionalización va 
más allá de la categoría contable corriente en las cuentas nacio¬ 
nales que identifica residencia con nacionalidad y se fundamen¬ 
ta esencialmente en el funcionamiento económico de los agentes 
y la lógica del proceso de acumulación, que como hemos visto 
depende crecientemente del mercado mundial. 

Cuando un agente económico selecciona sus técnicas y obtiene 
los medios de producción fundamentales desde el exterior, vende 
hacia el mercado externo, deposita sus ahorros (en moneda ex¬ 
tranjera) en la banca trasnacional, e incluso consume esencialmen¬ 
te productos importados, su nacionalidad y residencia constitu¬ 
yen un factor formal con contenido jurídico pero absolutamente 
secundario desde el punto de vista socio-económico. En la pers¬ 
pectiva de mediano y largo plazo, la experiencia de la búsqueda de 
articulación en el mercado mundial como estrategia casi exclusiva 
de crecimiento económico, muestra en las economías dependien¬ 
tes un comportamiento económico de los principales agentes, que 
tiende a generar enclaves ligados tentacularmente al mercado 
mundial pero desestructurados de las economías locales. 

A su vez, un esquema de funcionamiento con estas caracterís¬ 
ticas, implica la existencia de diversas contradicciones que conspi¬ 
ran contra una dinámica real de desarrollo autosostenido, debido 
a que los excedentes generados en el ámbito intemo de la econo¬ 
mía uruguaya son utilizados especulativamente y en gran medida 
transferidos hada el exterior donde se valorizan, sirviendo a la 
reproducdón del gran capital transnacional. 

Este funcionamiento explica el hecho de que el crecimiento de 
la economía uruguaya haya sido prácticamente nulo en el prome¬ 
dio de los últimos 35 años, aunque ello no es obstáculo para que 
existan sectores capitalistas en proceso de expansión. El hecho de 
que una economía no crezca, e incluso retroceda, no invalida el 
concepto de acumuladón utilizado, debido a que, que aun en 



60 


economías con estas características, existen sectores del capital 
que apropian crecientes volúmenes de excedentes. En el caso 
uruguayo, la reproducción simple del capitalismo local sirve a la 
reproducción ampliada de los países centrales. Esta situación 
explica también que la salida de capitales repercuta negativamen¬ 
te sobre las cuentas externas e internas, visualizándose ello en las 
dificultades para mantener el equilibrio del Balance de Pagos, en 
el crecimiento ininterrumpido del endeudamiento externo, en las 
dificultades fiscales y para-fiscales, y en la existencia de fuertes 
presiones inflacionarias. 

Estas contradicciones se expresaron con singular virulencia en 
la crisis del 82-85, cuando el descenso de la demanda intema se 
aunó con la crisis internacional y generó grandes dificultades 
derivadas de la caída de las ventas. Este problema agravó la 
dificultades fiscales debido a la caída de la recaudación, mientras 
que el gran endeudamiento intemo derivado de la falta de corre¬ 
lato entre la especulación financiera y la inversión real generaron 
una tremenda crisis financiera, que agravó el problema del endeu¬ 
damiento externo por los costos del salvataje a la banca en dificul¬ 
tades. 

La mejora en las condiciones internacionales permitió un cre¬ 
cimiento económico entre 1986-87, pero las dificultades resurgie¬ 
ron en 1989-90 y se manifiestan nuevamente en la caída de la 
demanda interna, con sus repercusiones en el descenso de la 
recaudación, el déficit fiscal, el crecimiento de la deuda externa v 
el fantasma de la recesión con inflación. 


El deterioro del mercado interno se reflejó en toda su magnitud 
en la recaudación que cayó en un 8.5% durante 1989 con respecto 
al año anterior, creciendo así el déficit fiscal que trepó hasta el 3.2% 
del PBI. Por su parte si incluimos el déficit del BCU (el que se 
deriva fundamentalmente de la asistencia brindada a los bancos 
privados) el déficit global llegó a comienzos del 90 al 6.5 % del PBI. 



61 


Es decir que los desequilibrios externos y fiscales que en una 
visión superficial aparecen como un problema meramente mone¬ 
tario o comercial, en realidad fueron un reflejo de la crisis produc¬ 
tiva y del fuerte apoyo brindado por el Estado a los grandes bancos 
y exportadores (3). 

El ajuste fiscal de abril de 1990, su clara orientación tendiente 
a reducir la demanda interna por la vía del aumento de los tributos 
a los asalariados y pasivos, y la nueva caída del salario real que se 
manifiesta, confirman el rol de variable de ajuste que le asigna al 
salario la conducción económica, lo cual contribuye a la progresi¬ 
va reducción del mercado local, y a su vez agrava la dependencia 
del país con respecto a un mercado mundial en el que Uruguay 
juega un rol insignificante. 

La llamada deuda interna de los grupos empresariales con el 
sistema bancario local, continúa siendo otro de los talones de 
Aquiles del esquema reproductivo. Dicha deuda es estimada en 
medios oficiales en 2.600 millones de dólares, y genera progresi¬ 
vos déficits que son absorbidos finalmente por el Sector Público 
por la vía del BCUo del BROU (mientras, se repriva tizaba el Banco 
Comercial ya saneado). 

Por otra parte la bfecha entre la enorme magnitud de los 
activos financieros acumulados y la escasa inversión real, genera 
un fuerte desajuste entre la enorme masa de capital-dinero (exce¬ 
dente financiero) y los menguados excedentes reales de los que se 
nutre en última instancia (vía intereses) la inversión financiera. La 
contradicción debida a la desproporción entre las magnitudes de 
capital-dinero y el capital productivo se han resuelto en el pasado 


(3) El propio sector exportador, que ha sido uno de los principales privilegiados 
deí esquema de acumulación y que goza de los beneficios de un importante 
subsidio (cuya magnitud es mayor que todo lo que se paga en el Uruguay por 
concepto dé impuesto a la renta), ve amenazados sus privilegios en lo 
inmediato debido a la actual política cambiaría. La magnitud de la crisis lleva 
a fisuras entre los intereses ae la gran banca y los grandes exportadores. 



62 


en base a la reducción del salario real y al apoyo del Estado al 
sistema bancario. De todos modos el peligro de crac financiero 
sigue latente detrás de la gran diferencia entre los créditos que los 
depositantes de dólares tienen frente a los bancos (dólares depo¬ 
sitados en el sistema bancario) y las di ficul tades de los bancos para 
recuperar los créditos otorgados, derivada en gran parte de la 
menor magnitud de los excedentes reales que se generan en la 
producción. 

Más allá de estos problemas reales que se derivan del PAT en 
Uruguay, el continuismo económico sigue siendo la tónica pese al 
cambio político que se realizó el 1 de marzo de 1990. Y los grupos 
económicos privilegiados siguen siendo los mismos. 

La evidencia de la crisis no es obstáculo para que se continúe 
por el camino de la desnacionalización y los esfuerzos para priva- 
tizar y entregar las empresas del Estado, y el oro como pago de 
intereses de deuda. En todo caso ello marca una nueva fase de 
intento de profundización en el proceso de trasnacionalización 

Los grupos dominantes continúan llevando adelante su estra¬ 
tegia más allá de los intereses del país, y la evidencia del fracaso de 
las metas teóricas expuestas por las sucesivas conducciones eco¬ 
nómicas no altera su estrategia, mientras que los grandes grupos 
económicos siguen incrementando sus ganancias mediante la 
redistribución del ingreso y la especulación financiera. 

En ese marco, la política económica vigente en las tres últimas 
décadas ha favorecido crecientemente a los grupos económicos 
más importantes, los cuales se han insertado al modelo dispuestos 
a reconvertir su actividad, asociándose al capital extranjero y 
presionando internamente en una comunidad de intereses con los 
acreedores externos que exigen la puesta en práctica de las políti¬ 
cas diseñadas por el Banco Mundial. 



63 


II.GRUPOS ECONÓMICOS: 

UNA COMUNIDAD DE INTERESES. 

Desde los orígenes de su industrialización la economía uru¬ 
guaya ha funcionado con un alto grado de concentración, con la 
mayoría de sus actividades económicas insertas en mercados 
controlados por grandes empresas (en la escala de un pequeño 
país) y grupos económicos de capitales nacionales y extranjeros. El 
oligopolio ha estado presente tanto en las etapas en que el país ha 
privilegiado el mercado externo como en aquella en la que el 
mercado interno fue el principal ámbito de realización de produc¬ 
to y plusvalía. 

Esta característica se acentuó a partir de los años 60 cuando el 
mercado interno tendió a reducirse (menos espacio para las unida¬ 
des económicas) fruto del estancamiento y de un proceso inflacio¬ 
nario que concentra ingresos, y se intensifica a principios de los 80 
cuando la crisis de la deuda provocó un verdadero proceso de 
centralización decapitales. La crisis de la de;uda externa, BM y FMI 
mediante, condujo al país a profundizar la reconversión exporta¬ 
dora de su industria y gran parte de su producción agrícola, para 
lo cual no se hizo esperar el apoyo fundamental hacia quienes 
estaban capacitados para hacerlo en el corto plazo: las grandes 
empresas y grupos económicos. 

A partir de entonces el Estado le compró sus deudas a la Banca 
extranjera, subsidió sus créditos declarando de interés nacional las 
inversiones orientadas a la exportación, a las que exonera de 
tributos, concede capitalizaciones de deuda externa para facilitar 
el pago de las viejas deudas e incentivar la inversión, les canaliza 
créditos del BID, BM, Corporación Financiera Internacional del 
BM (CIF), Japón, RFA e Italia, promueve leyes para facilitarles el 
recambio tecnológico (Leasing y Banca de Inversión), asegura la 
infraestructura de las Zonas Francas, promueve joint-ventures 
con el capital trasnacional, y les asegura un marco de negociación 



64 


salarial de tal forma que la evolución del salario real no afecte su 
competí ti vidad externa. 

Los acuerdos regionales reforzados, CAUCE con Argentina y 
PEC con Brasil, completaron el "menú" ofreciéndoles en bandeja 
un mercado ampliado, protegido y subvencionado, fundamental¬ 
mente a aquellas empresas filiales de grupos regionales y trasna¬ 
cionales o asociados a los grupos económicos locales. Desde 
entonces comienzan en buena medida a reexportar importaciones 
en admisión temporaria, compitiendo en los mercados vecinos 
con productos incapaces de hacerlo en los mercados transoceáni¬ 
cos. 

La tendencia exportadora encontró capacidad ociosa suficien¬ 
te, creada décadas atrás y en los "picos" de crecimiento anteriores 
de los años 70. También fueron beneficiadas las empresas y grupos 
oligopólicos que producen básicamente para el mercado interno, 
con fuerte presencia del capital trasnacional, y que parcialmente 
exportan al mercado regional, y la agricultura de exportación 
(incluida la forestación) sobre todo en aquellos rubros aconsejados 
por el Banco Mundial. 

Pero la rentabilidad de toda esta base de apoyo es asegurada 
además por otros mecanismos vinculados al funcionamiento de la 
plaza financiera. La libre convertibilidad y movilidad de capitales, 
y el apoyo de la siempre creciente banca "off shore" aseguran 
además "tener a mano" la posibilidad de fugar capitales, libres 
entonces de todo riesgo local. El mismo Estado, al financiar 
primordialmente su déficit con la emisión de papeles públicos en 
dólares (Bonos y Letras del Tesoro), ofrece internamente tal elec¬ 
ción, máxime cuando todo tipo de excedente financiero está libre 
de impuestos en el Uruguay. 

A setiembre de 1990 los depósitos de particulares en el exterior 
ascendían ya a 4.020 millones de dólares (2.100 millones más que 
en diciembre de 1984), fugados a través de y depositados en la 



65 


misma banca acreedora del país. Esta relación comenzó en la 
década anterior con los préstamos masivos e incondicionales de la 
banca privada extranjera al empresario privado, continuó con la 
cesación de pagos y la posterior absorción de dichas deudas por el 
Estado uruguayo, y derivó luego en el corte de los préstamos y la 
exigencia de los pagos anuales de intereses, con el BM-FMI de 
punta de lanza garantizando la puesta en práctica de políticas para 
pagarlos. 

De tal forma se entrelazan los intereses que desde fuera e 
internamente acuerdan una política económica para pagar los 
intereses de la deuda externa, que beneficia a ambas partes al 
asentarse en la apertura comercial y financiera del país, en un 
modelo trasnacional que sujeta el esfuerzo económico de su 
población a los avatares externos y a las decisiones de los mono¬ 
polios. Aún más, el poder político (en el que encontramos repre¬ 
sentantes directos délos grandes grupos económicos del país: Los 
ministros R.Zerbino, R.Sanguinetti y L.Barrios Tassano en la 
administración colorada; E.Braga, J. C. Raffo, R.Díaz, en el actual 
gobierno blanco) y las gremiales empresariales le aseguran al 
capital trasnacional la recuperación de sus créditos aún a costa del 
patrimonio nacional (vía desmonopolizaciones, privatizaciones y 
zonas francas privadas) y de espacios productivos privados (vía 
capitalizaciones). 

La estructura industrial 

Los grandes grupos económicos locales se ubican fundamen¬ 
talmente en el sector manufacturero y en los cultivos de exporta¬ 
ción, sin integrar en su estructura entidades financieras. Si bien 
actualmente no disponen de autofinanciamiento, como ocurría en 
la década del 60, a partir de las sucesivas crisis bancarias privadas, 
el Estado y el endeudamiento externo han sido la vía principal de 
financiamiento para sus actividades. 



66 


El modelo de acumulación descrito anteriormente ha impulsa¬ 
do, principalmente dentro de la industria manufacturera, a la de 
aquellos bienes comercializables en el exterior. 

Uno de esos impulsos se basó en el crédito subsidiado y las 
exenciones fiscales de los proyectos declarados de interés nacio¬ 
nal, los cuáles nos dan una aproximación de las áreas y grupos 
privilegiados por la política económica, y del destino de la inver¬ 
sión. Las ramas mayormente apoyadas fueron las de alimentos, 
textiles, químicas, papel, bebidas y metálicas básicas. A nivel 
microeconómico las empresas que captaron los créditos fueron 
principalmente las orientadas al mercado externo. 

Sin embargo, debemos precisar que el peso de la industria 
manufacturera en el PBI se ha mantenido prácticamente incambia¬ 
do, manifestado en un grado de industrialización que no supera 
aún los niveles de la década del 50. El peso del PBI material alcanza 
el 40% del PBI y la ocupación del sector industrial apenas supera 
ladel955.Loquesíha aumentado con siderablemente es su grado 
de apertura, impulsado fundamentalmente por aquellas ramas de 
antigua data exportadora. 

Al interior del valor bruto de producción (VBP) de la industria 
manufacturera se destaca ampliamente la participación de los 
productos alimenticios, con predominio de la carne, lácteos, frutas 
y verduras, pesca, aceites, productos de molino y azúcar, en ese 
orden. En cambio, si atendemos a los índices de crecimiento del 
índice de volumen físico (IVF) en la última década, las actividades 
que priman son las relacionadas con la cerámica, textil, caucho, 
químicos, papel, material de transporte, vinculados todos ellos a 
productos de exportación; en particular, azulejos, tops, neumáti¬ 
cos, pinturas, envases de cartón y madera, automóviles, respecti¬ 
vamente. En materia de consumo interno alternan tan soloel papel 
y los abonos y plaguicidas. 

En cuánto a la orientación exportadora de la industria manu¬ 
facturera, resaltan como sostén verdadero de la actual balanza 



67 


comercial uruguaya las actividades de poco valor agregado, con 
insumos nacionales y cuyo destino de exportación son los merca¬ 
dos transoceánicos: Una vez más alimentos, textiles, vestimenta, 
cuero y calzado, que concentraron en 1988 el 85% de las exporta¬ 
ciones, el 56% del personal ocupado y el 35% del valor agregado 
del total de la industria. El nivel de concentración en el personal 
ocupado revela que las ramas exportadoras a su vez son más 
intensivas en mano de obra que el resto de la industria. 

La presencia directa de las empresas extranjeras en la industria 
manufacturera no se distingue por índices muy elevados, y en la 
última década mostró leve tendencia al descenso en la estructura 
del VAB. Aún así, hay que distinguir los casos descollantes en las 
ramas de alimentos, bebidas, cuero, química, cemento, siderurgia, 
radio y TV y automotriz, en los que se combinan unidades orien¬ 
tadas fundamentalmente al mercado intemo y empresas exporta¬ 
doras, especialmente al mercado regional (Argentina y Brasil).(4) 

Considerando los niveles de concentración de la industria 
manufacturera, de acuerdo a la participación de las 4 mayores 
empresas en el personal ocupado (5), las ramas con concentración 
muy alta se componen de producción predominantemente para el 
mercado intemo: azúcar, cemento, papel, abonos y fertilizantes, 
tabaco, bebidas, lácteos, aceites. Con cierto sesgo exportador tan 
solo aparecen pesca, cemento, lácteos y neumáticos. 

El gran capital, (los grupos económicos más poderosos), se 
ubica en los mercados más concentrados y se distribuye a su vez 
en actividades con diferentes grados de intensidad del capital 


(4) Para evaluar la participación de la inversión extraniera directa en el sector 
manufacturero, nemos consultado principalmente la investigación de Luis 
Stolovich, Poder Económico y Empresas Extranjeras en el Uruguay actual., Centro 
Uruguay Independiente. Montevideo, 1989. 

(5) M. Buxedas, J. Rocca, Concentración y Diferenciación en los Mercados Regionales 
de Manufacturas. Contenido en La Estructura de la Industria Uruguaya. FCU- 
CIEDUR. Montevideo,1987. 



68 


(composición orgánica). A su vez, en su gran mayoría, ha integra¬ 
do sus empresas verticalmente para sumar apropiaciones de 
plusvalía y aprovechar el modelo exportador y sus exoneraciones 
en todas sus etapas, ejerciendo un poder de compra concentrado 
(monopsónico) sobre los proveedores de insumos locales (Ej. 
frigoríficos, cerveceras, laneras, curtiembres). 

Al capital estatal le ha correspondido la producción, general¬ 
mente en monopolio, de aquellos productos y servicios que re¬ 
quieren mayor inversión, con mayor composición orgánica, en 
una lógica en la que intervienen múltiples facetas (inversión, 
mantenimiento, rentabilidad, mercado interno y posibilidades de 
reconversión, etc) al servicio de la reproducción global del siste¬ 
ma. 

Es interesante destacar dos períodos durante la administración 
colorada que responden a las características centrales del proceso 
económico uruguayo más reciente. Objetos de variados análisis 
han sido usualmente calificados de reactivación (1985-1987) y de 
estancamiento (desde mediados de 1987). La reactivación, basada 
fundamentalmente en una coyuntura externa favorable de los 
precios internacionales (que permitió cierta recuperación sala¬ 
rial), de descenso de las tasas de interés internacionales y de 
depreciación del dólar, a lo que se sumó una explosiva demanda 
externa proveniente de Brasil, tuvo como ramas líderes aquellas 
vinculadas con la recuperación del mercado interno, y por lo tanto 
con mayor valor agregado, fuerte protección, e importadoras de 
insumos. Se destacaron entonces la industria ligada a la construc¬ 
ción, la industria automotriz, los aparatos eléctricos, la carne de 
ave, los productos químicos, papel y cartón. 

El período de estancamiento observado a partir del 2o. semes¬ 
tre de 1987 revirtió el panorama anterior, no solamente por el 
detenimiento del crecimiento, sino por el resurgimiento del peso 
de las actividades exportadoras en el conjunto del esfuerzo pro¬ 
ductivo del país. Las ramas que lideraron la etapa anterior caen 



69 


estrepitosamente (excepto cerámicas), y resurgen aquellas con 
fuerte perfil exportador, con bajo valor agregado y fuerte promo¬ 
ción industrial (alimentos diversos, textiles, lácteos, cemento y 
cerámicas, preparación de carnes). 

Los Grupos Económicos en la Industria. 

Las agrupaciones de actividades industriales que comprenden 
la fabricación de productos alimenticios y de textiles respectiva¬ 
mente, se encuentran en el centro del patrón de acumulación 
vigente y resumen sus principales características. Sin embargo, 
mientras que la primera no se destaca en su aporte al crecimiento 
industrial pero es sí la actividad más exportadora y más concen¬ 
trada, la textil aporta un dinamismo superior, en crecimiento y 
exportación, pero con índices más bajos de concentración. 

Con respecto al índice de concentración, debemos hacer la 
salvedad que está calculado sobre la ocupación de las empresas. 
En este sentido, la actividad textil no presenta signos de concentra¬ 
ción, pero la situación cambia radicalmente si tenemos en cuenta 
el valor exportado. Más de un tercio de las exportaciones de lanas 
(zafra 1988/89) son concentradas por el grupo Otegui (asociado 
recientemente al grupo trasnacional francés Chargeurs) que junto 
a otras tres firmas exportadoras superan el 50%. En vestimenta y 
artículos textiles las exportaciones son dominadas por empresas 
extranjeras o asociadas: Alpargatas (Grupo Roberts de Argenti¬ 
na), Sudamtex (capitales venezolanos), Pavlana. 

En alimentos y bebidas las ramas más dinámicas, y fundamen¬ 
talmente las exportadoras, son monopolizadas por un pequeño 
número de empresas: CON APROLE en lácteos, GRUPO CAPU- 
TO v AZUCITRUS en citrus, ASTRA v FRIPUR en pesca, grupos 
GARD, TORINO y MANZANARES en aceites, GRUPO FERRES 
(SAMAN, ARROZUR) y ARROZAL 33 (capitales brasileños) en 
arroz, GRUPO GARD en trigo. Fábrica Nacional de Cerveza 
(FNC) y Cervecería y Maltería Paysandú "Norteña" (ambas de 



70 


capitales alemanes) en cebada y cervezas. Coca y Pepsi Cola en 
refrescos.(6) 

Hay que destacar la participación estatal monopólica en el caso 
de bebidas alcohólicas, también importante en el azúcar frente al 
trust CALNU-RAUSA-AZUCARLITO, y con orientación expor¬ 
tadora en su asociación con capitales privados a través de la 
asistencia prestada a empresas desfinanciadas por la CND. Esta 
experiencia, con perfiles futuros de reprivatización, se ha manifes¬ 
tado con mayor fuerza en el mercado de la carne con su interven¬ 
ción en el grupo Ameglio (Frigoríficos Canelones y Colonia) 
donde se reparte el 55% de las exportaciones con otros tres 
frigoríficos (Carrasco, San Jacinto y Tacuarembó). En vestimenta 
la CND participa con la reconversión exportadora de la empresa 
EL MAGOS.A. 

Recientemente la CND se asoció, iniciando una nueva moda¬ 
lidad, con capitales nacionales (MI GRANJA S.A., de Apariquian- 
ACODIKE), la CFI del BM y la Corporación Interamericana de 
Inversiones del BID en un proyecto agroindustrial para el packing 
y la exportación de frutas. 

Hay que resaltar además aquellas actividades orientadas al 
mercado interno y regional (Argentina y Brasil) que han revelado 
últimamente un cierto dinamismo, muy extranjerizadas y con 
fuerte peso del comercio intrafirma: industria química, maquina¬ 
ria y equipo, automotriz. A nivel de productos se destacan los 
casos de pinturas (INCA-Bunge y Born), abonos y plaguicidas 
(ISUSA, AGROMAX), jabones detergentes (SUDY-LEVER), metᬠ
licas (INLASA), automóviles (SEVEL-FIAT). 


(6) Para profundizar sobre grupos económicos, consultar El Poder Económico en el 
Uruguay actual de L.Stolovich, J.M. Rodríguez y L.Bértola, Centro Uruguay 
Independiente. Montevideo, 1987. 



71 


Finalmente sobresale un reciente proceso de extranjerización 
que se viene expresando a través de la asociación de los principales 
grupos económicos locales con grupos trasnacionales. No hay 
realmente inversión extranjera "nueva" en el sentido de apertura 
de fuentes de trabajo, sino que el capital extranjero viene a apro¬ 
vechar la capacidad instalada y el proceso de reconversión de la 
industria local, para insertarlo en una cadena de producción en la 
cual Uruguay aparece como proveedor de insumos de origen 
agropecuario con algún grado de industrialización (muchas veces 
localizando en nuestros países procesos con derivaciones ecológi¬ 
cas negativas). 

Los casos más destacados son el del grupo Otegui en su 
asociación con el grupo trasnacional francés Chargeurs, el de 
ARROZAL 33 con capitales brasileños, el de OMUSA a través de 
un joint-venture con la trasnacional australiana ELDERS para la 
comercialización de la cebada malteada, constituyéndose la 
empresa conjunta Maltería Uruguay SA (vendida posteriormente 
al consorcio integrado por la BRAHMA brasileña y Maltería 
Pampa de Argentina), el de Central Lanera asociada a otro grupo 
trasnacional francés, Anselme Dewavrin Fils (ADF) a través de la 
empresa Lahusen. El Grupo Trombini de Brasil compró la papele¬ 
ra CICSSA. 

En ese orden se agregan nuevas empresas extranjeras, TOPS 
FRAY MARCOS en lanas por ejemplo, y algunas que a través de 
capitalizaciones de deuda externa comienzan a invertir en activi¬ 
dades con promitente futuro exportador: minería (Cía. San José) y 
forestación (Forestadora del Uruguay S.A. de capitales canadien¬ 
ses) (7) 


(7) Un detallado análisis de las inversiones realizadas a través del instrumento de 
capitalización de deuda externa, puede ser consultado en el artículo La deuda 
externa del Uruguay: un negocio para pocos, integrante del libro La crisis de la 
deuda externa, compilado por Damlo Aston, Fundación de Cultura Univer¬ 
sitaria.! 990. 



72 


No se debe dejar de lado el impacto de los proyectos de 
integración que a nivel regional se están conformando, y en ese 
sentido cabe destacar importantes inversiones de empresas ex¬ 
tranjeras para ampliación de la capacidad instalada con objetivos 
de inserción regional: Pepsi-Cola en la Zona Franca de Colonia, 
INCA en Colón, CINOCA que se integra al grupo francés "Grupo 
L'Air Liquide". Recientemente se instalaron en Pando la planta 
industrial de alcoholes Ciquiñe Uruguay del holding petroquími- 
co brasileño Ciquiñe, y su socio Dacarto en el rubro plásticos. Por 
otro lado, se comienzan a manifestar también las reestructuracio¬ 
nes y las liquidaciones totales y parciales de ciertas empresas, 
particularmente en el sector químico (COOPER) y farmacéutico, y 
se destacan los casos de ALCAN, FUNSA y CAMPOMAR. 

III LA POLÍTICA ECONÓMICA. 

Desde 1985 la política económica de la administración Sangui- 
netti definió continuar centrando el esfuerzo productivo del país 
en las actividades orientadas a la exportación. En ese sentido el 
apoyo a los principales grupos exportadores consistió en aumen¬ 
tar en número y monto las declaraciones de proyectos de interés 
nacional que subsidian el crédito y exoneran de cargas fiscales a 
los sectores industriales exportadores (alimentos, textiles, quími¬ 
ca y turismo), refinanciación y facilidades para el pago de sus 
deudas estatizadas, mecanismos de capi talizadón de deuda exter¬ 
na, acompañados de una búsqueda de nuevos mercados y de 
ampliación de los acuerdos regionales. 

Asimismo, mientras se acentuaba la presión fiscal (aumento 
del IVA) y se disminuían los gastos del Estado, los agregados 
monetarios se controlaban tal cual el gobierno se había compro¬ 
metido con el FMI, la política cambiaría se orientaba a mantener 
los niveles de competitividad externa y la política salarial trataba 
de disminuir la conflictividad. 

El período comprendido entre mediados del año 1985 y el 
primer semestre de 1987contiene los principales logros del gobier- 



73 


no colorado. El PBI creció impulsado por la demanda externa, 
principalmente la que proviene de Brasil y Argentina, la baja de las 
tasas de interés internacionales y de los precios del petróleo, y la 
recuperación de los términos del intercambio que permitieron una 
cierta mejora del salario real. En cambio, en 1987 la situación se 
revirtió. La demanda de los países vecinos disminuyó sustancial¬ 
mente, a tal punto que es el único año del período en que no crecen 
las exportaciones. 

En 1987 un crecimiento similar al año anterior se basó en la 
expansión de la demanda intema liderada por los bienes de 
consumo duradero e inmuebles. La política acordada con el FMI 
y los compromisos con los acreedores externos que aquella políti¬ 
ca avalaba condujeron al gobierno a interrumpir esta forma de 
crecimiento. Desde setiembre de ese año se pusieron en práctica 
medidas de política económica tendiente a restringir la demanda 
intema. Se incrementó el ritmo devaluatorio, se aumentaron las 
tasas de interés, se redujo el crédito interno (BROU y BHU) y la 
inversión pública, a la par que los reajustes salariales se acordaban 
cuatrimestralmente sobre el 90% de la inflación pasada. 

El crecimiento basado en la dinámica de las ramas abastecedo¬ 
ras del mercado interno presionó rápidamente sobre la balanza 
comercial comprometiendo la política de pago puntual del servi¬ 
cio de la deuda externa. Lo que fué calificado de política de 
"enfriamiento" de la economía no fué más que la manifestación 
del primer compromisode Ajuste Estructural (AE) del país con el 
Banco Mundial (Structural Adjustement Loan, SAL I), firmado en 
junio de 1987. (8) 

En 1988 la recesión no se hizo esperar. El PBI se estancó y creció 
el déficit fiscal, en una economía que basa su recaudación en el 
nivel de actividad interna y que devuelve sus aportes a los expor- 

(8) Sobre el papel del BM en el diseño de las políticas económicas aplicadas en el 

Uruguay, véase: Arce-Rocca-Tajam, Deuda Externa, Banco Mundial y Política 

Económica, editada por FONDAD - URUGUAY. 



74 


tadores. En esta crisis el gobierno de Sanguinetti instrumentó 
nuevos mecanismos de apoyo al complejo exportador, de atrac¬ 
ción de inversión externa y de reformulación del papel del Estado 
en la sociedad en el marco de los compromisos contenidos en el 
SAL I. 

Es así que se sancionó la nueva ley de Zonas Francas, se 
estimuló el desarrollo de joint-ventures con capital trasnacional 
para acceder a nuevos mercados, se profundizaron los acuerdos 
con los países vecinos y se firmaron otros de nivel regional 
(México, Chile, Canadá), se puso en marcha la Corporación Nacio¬ 
nal para el Desarrollo (CND) con funciones de rescate y de 
reconversión de empresas privadas con dificultades financieras, 
en una operación que se inicia con estatización de parte del capital 
accionario pero con objetivos últimos de reprivatización, y se 
establecen los reglamentos correspondientes para utilizar meca¬ 
nismos de capitalización de deuda externa con inversión en áreas 
de exportación. 

En lo que concierne a la transformación del rol del Estado el 
Poder Ejecutivo liquidó parcialmente ciertas actividades de 
empresas públicas (ILPE en el sector pesquero y AFE en el trans¬ 
porte ferroviario), a la par que enviaba al Parlamento proyectos de 
ley tendientes a transformar monopolios estatales en empresas 
mixtas o a simplemente desmonopolizar algunas de ellas. En 
resumidas cuentas, el gobierno ya estaba cumpliendo de antema¬ 
no con los requisitos que el Banco Mundial y el FMI exigirían del 
Estado uruguayo para los próximos años y que se enmarcarían en 
el nuevo convenio de Ajuste Estructural (SAL II) firmado por el 
gobierno al final de su gestión, centrado esta vez en los problemas 
del déficit público y las presiones inflacionarias. 

De esta forma la administración colorada institucionalizó la 
pérdida de autonomía del Estado uruguayo en el diseño y la 
ejecución de la política económica, la cual además afianzó el 
patrón de acumulación que denominamos trasnacional: consoli- 



75 


dó el funcionamiento de la plaza financiera regional, extremó el 
sesgo exportador de la economía nacional sin resolver las causas 
fundamentales del estancamiento que perduran desde hace 3 
décadas, mantuvo al Estado como absorbedor de la ineficiencia 
privada y circunscribió la negociación salarial en parámetros de 
costo y productividad más que de demanda interna y de remune¬ 
ración justa al valor creativo de la fuerza de trabajo. 

El gobierno del Dr Lacalle y las Perspectivas 

En ese contexto las perspectivas que ofreció el gobierno del 
Presidente Lacalle se encuentran enmarcadas en la disposición de 
su equipo económico a cumplir cabalmente con el paquete de 
medidas contenido en el AE firmado por su antecesor. La condi- 
cionalidad "cruzada"(9) determinó además un acuerdo de corto 
plazo con el FMI (firmado a fines de agosto de 1990) que se resumió 
en un ajuste fiscal de una magnitud sin precedentes para el país, 
y que condicionó el pago del 2o. tramo del AE y la inclusión del 
Uruguay en las negociaciones del Plan Brady (por Nicholas Brady, 
Secretario del Tesoro de EEUU). 

Los objetivos de dicho ajuste se centraron en el abatimiento del 
déficit a 2.5% del PBI y de la inflación a una tasa del 50% Para ello 
se planteó aumentar la presión fiscal sobre salarios, pasividades, 
consumo, aportes a la seguridad social, sobre la renta y sobre las 
transacciones inmobiliarias. A su vez se reducirían los gastos del 
Estado en 15-20% y se promoverían diversas privatizaciones. 

Más allá de las explicaciones simplistas de la teoría neoliberal 
y de los técnicos del FMI, el trasfondo del ajuste fiscal se revela en 
el estancamiento de la economía y la necesidad del gobierno de 


(9) La condicionalidad del BM se interrelaciona con las imposiciones del FMI 
incluso con las del BID y el GATT en una verdadera telaraña. Las condiciones 
que impone el BM incluyen la necesidad de realizar acuerdos de corto plazo 
con «1 FMI, y el FMI exige haber realizado un acuerdo previo con el BM. 



76 


seguir pagando una deuda externa pública que tiene entre sus 
principales causas el endeudamiento privado, (luego socializado, 
a fines de los 70 y principios de los 80) y la asistencia al sector 
financiero en crisis para mantener la credibilidad en la plaza 
financiera. 

El estancamiento económico y la reducción progresiva de la 
demanda interna habían provocado en 1989 el creciente descenso 
de los ingresos tributarios, a la par que el componente cuasi-fiscal 
de la deuda externa, manifestado en el déficit del BCU, acotó la 
capacidad del Estado como base de apoyo a la inversión privada, 
en particular al complejo exportador que capta las divisas para 
atender el servicio de la deuda. En síntesis, el déficit fiscal había 
puesto un límite a la continuidad del apoyo a los sectores líderes 
del patrón de acumulación vigente. 

Para sortear este límite el ajuste se propuso una gran extracción 
de recursos internos que equilibraran las finanzas públicas, lo que 
en definitiva implicó un nuevo traslado de recursos, en primer 
lugar hacia la banca acreedora y luego al complejo exportador. 
Una vez garantizado este camino, los préstamos y condicionalida- 
des del BM apoyan la reestructura de la oferta en los sectores que 
dicho Banco privilegia: cultivos de exportación, forestación, 
comunicaciones y puerto. En la misma dirección, su política de 
reducción de gastos estatales y de promoción del paradigma de la 
inversión privada como motor del desarrollo, exige la reducción 
del aparato estatal a través de diversas modalidades: desmonopo¬ 
lización (Banco de Seguros), empresas mixtas (PLUN A, ANTEL), 
privatizaciones periféricas (Alcoholes y Cementos de ANCAP), 
privatizaciones de la banca estatizada, y reducción del banco 
estatal (BROU) a actividades estrictamente de banca comercial. 

Teniendo en cuenta que el aumento de impuestos, tales como 
el IVA, IMESI, los aportes patronales, el impuesto a las rentas de 
industria y comercio, el impuesto a las importaciones, y el aumen¬ 
to de las tarifas públicas son trasladables a precios, queda claro 



77 


queesteajuste tributario en realidad está siendo pagado principal¬ 
mente por aquellos que dependen de un ingreso fijo: asalariados 
y pasivos. 

Este costo social se agudizó por el recorte de los gastos en 
salarios e inversión públicos, así como por las previsiones guber¬ 
namentales sobre el nivel de descenso del salario real. En la última 
Carta de Intención firmada con el FMI, el gobierno acordó que "en 
el futuro los salarios del sector público serán ajustados cada cuatro 
meses en base al proyectado ritmo de inflación convenido en el 
programa". Esta política ha significado que el salario real público 
se reduzca a los niveles de 1984. Para los trabajadores privados, el 
item 16 de la referida Carta estableció como meta acuerdos con 
vigencia mínima de un año, con un ajuste básico del 75% de la 
inflación del cuatrimestre anterior, lo que ha golpeado sus expec¬ 
tativas de recuperación salarial. 

En definitiva, la perspectiva es de una recesión que prolongará 
el estancamiento estructural de la economía uruguaya, a lo que se 
le agrega la alta probabilidad de la estanflación, en virtud de que 
difícilmente la inflación sea superada dados los aumentos tributa¬ 
rios y tarifarios, el carácter oligopólico de la mayor parte de los 
mercados en que actúa el sector privado, y el estancamiento que 
obliga a dirimir en campos fuera de la producción el reparto de un 
producto que no crece. 

Los antecedentes y la coyuntura por la que atraviesa el país nos 
permiten visualizar un camino preñado de continuismo en el cual 
al gobierno le cabe el papel de profundizador del modelo. Quedó 
claro con el viraje de 1987 que desviaciones en la asignación de 
recursos del modelo exportador no serán permitidas, en un en tor¬ 
no de compromisos estructurales y coyunturales con el BM y el 
FMI respectivamente, condicionantes de la refinanciación de la 
deuda extema que otorgara algún respiro a la actual administra¬ 
ción. 



78 


El equipo económico planeó entonces completar la inserción 
del país en el "menú" diseñado para América Latina por aquellas 
instituciones financieras internacionales. El primer paso exigido 
fué la renegociación de la deuda externa del sector público en el 
marco del Plan Brady, para "adquirir derechos" de integrar la lista 
de "candidatos" a la Iniciativa para las Américas (Plan Bush) y 
acceder a los préstamos del FMI y el BM. 

Los bancos acreedores del país eligieron diversas opciones de 
las contempladas en el Plan Brady (10). Dicha elección, y la corres¬ 
pondiente aceptación por parte del gobierno uruguayo, fueron de 
tal naturaleza que Uruguay debió desembolsar por adelantado 
460 millones de dólares, que fueron cubiertos con préstamos del 
FMI, BID y BM (230 millones), con más préstamos de los propios 
bancos acreedores (90 millones), y con fondos del propio BCU(140 
millones) el cual debió acudir a la venta de un tercio de las reservas 
de oro del país. 

El resultado, es que hemos pagado por adelantado una parte de 
la deuda externa endeudándonós a su vez con organismos inter¬ 
nacionales que no otorgan refinanciaciones. Tan solo hemos 
cambiado de acreedores, pero éstos son además los que imponen 
condicionalidades. 

El gobierno alega un ahorro de 40 millones de dólares anuales 
por menor pago de intereses, pero estudios de AEBU revelaron 
que esa cifra se situaba tan solo en 23 millones. En síntesis, el 
problema de la deuda continúa vigente. En realidad éste no era el 
objetivo perseguido, la cuestión se situaba en seguir obteniendo el 
visto bueno de la comunidad financiera internacional y no quedar 
fuera de sus planes para América Latina. 

Inmediatamente de firmada la refinanciación, se dió curso a un 
nuevo programa de inversión subsidiada mediante el mecanismo 


(10)Ver publicación de FONDAD-URUGUAY, Deuda y Desarrollo, Nos. 1-3. 



79 


de la capitalización de títulos de deuda externa, adecuándose a 
uno de los objetivos del Plan Brady: facilitar la entrada al capital 
extranjero (11). La otra condición, la reforma del Estado (privati¬ 
zaciones), se ha venido implementando desde los primeros AE de 
1987, de tal forma que las EP no se interpongan al avance de las ET 
en los sectores de punta de hoy: informática, telecomunicaciones, 
transportes, turismo, servicios diversos. El BID, dirigido por el 
otrora cepalino Cr. Enrique Iglesias, se ha convertido en un celoso 
guardián de la libertad de inversión en nuestros países, a partir del 
manejo de fondos que Bush le otorgó en el marco de la Iniciativa 
para las Américas. 

Las leyes que se discuten hoy (junio de 1991) en el Parlamento 
reafirman los compromisos asumidos de mantenimiento del ajus¬ 
te fiscal, privilegio del pago de la deuda externa sobre cualquier 
otro gasto público, y de reforma del Estado bajo la instrumenta¬ 
ción de desmonopolizaciones y privatizaciones que redundarán 
seguramente en una mayor extranjerización de la economía uru¬ 
guaya. Anteriormente había sido aprobada la legislación sobre 
Banca de Inversión y Leasing Financiero que favorecieron una vez 
más a la banca trasnacional instalada en el país. 

El ajuste fiscal determinó una situación de superávit fiscal del 
Gobierno Central pero sin consecuencias sobre una escalada infla¬ 
cionaria que tiene sus raíces en una economía estancada que 
exporta a expensas del consumo interno en el marco de una 
regresiva distribución del ingreso. El déficit crónico del Gobierno 
Central fué neutralizado en base a la disminución del empleo y 
salario públicos, así como por la reducción drástica de la inversión 
en todos los Ministerios y Gobiernos Departamentales del Inte¬ 
rior. Mientras tanto, las "ineficientes" empresas públicas contí- 


(11) Se presentaron 43 proyectos de inversión por un monto global de453 millo nes 
de dólares, de los cuales el 60% corresponde a proyectos turísticos. "La 
Carolina", un complejo turístico pensado para Punta del Este, supone una in¬ 
versión de 167 millones, de los cuales el 97% sería financiado con papeles de 
deuda externa. 



nuaron aportando sus superávits (70 millones de dólares en 1990) 
a las arcas de Rentas Generales apoyando los pagos de la deuda 
externa. 

En efecto, el déficit del sector público en su conjunto, si bien se 
redujo del 7% del PBI en 1989 al 2,5% en 1990, sigue explicado por 
el componente parafiscal del BCU que contiene el pago de los 
intereses de la deuda externa pública. Como mencionábamos 
anteriormente, pese a su refinanciación el problema de la deuda 
sigue vigente, y con él seguirá también vigente el tema del déficit 
público, presionado continuamente por la disminución de aportes 
tributarios derivada de la recesión que marca actualmente al país. 

El proceso recesivo solo se vio atenuado en 1990 por las 
exportaciones a los países vecinos favorecidas por el actual retraso 
cambiario en Argentina y Brasil. De todos modos la inestabilidad 
en dichos países genera interrogantes acerca del futuro rumbo de 
sus políticas cambiarías y consecuentemente agrega un factor de 
incertidumbre para Uruguay, que se suma al que emana de las 
posibles consecuencias del proceso de "integración" regional 
liderado por Brasil y Argentina. 

En este entorno, a Uruguay le fué concedido un lugar en la 
conformación del MERCOSUR, instrumento que se adecúa per¬ 
fectamente al resto de la política económica vigente al situar a la 
apertura externa como el paradigma de la eficiencia y el bienestar 
social. 

El gran capital de los grupos económicos vinculados al sector 
exportador y al capital financiero transnacional inserto en la plaza 
financiera regional, seguirá siendo el mayor beneficiado, desde 
que está en el centro de la acumulación planeada por la política 
económica que trasladará recursos hacia ellos, y son destino a su 
vez de los recursos, ya condicionados, del BM, BID, CFI, CII, 
EXIMBANK de Japón. Todo esto reafirma, que la profundización 
del patrón de acumulación trasnacional sigue siendo la alternativa 
que los sectores dominantes le proponen al país. 



81 


En efecto, el 14 de mayo pasado "el Banco Mundial anunció la 
concesión de un préstamo de 65 millones de dólares a Uruguay 
destinado a respaldar el acuerdo de reducción de deuda con los 
bancos comerciales acreedores-firmado por el gobierno urugua¬ 
yo el 31 de enero de 1991..." (EL PAIS, EFE, 15.5.91), que se 
sumaron a los 305 millones de dólares que Uruguay adeudaba a 
dicho banco a finales de 1990. 

Dicho préstamo supuso además acordar con el BM una estra¬ 
tegia económica que abarca todo el período de gobierno del 
Presidente Lacalle (Documento reservado del BM revelado por 
Crónicas Económicas el 3.6.91). En este acuerdo los objetivos 
centrales se ubican en la reducción de la inflación, el equilibrio 
extemo y la deuda del sector público. Como la inflación se supone 
causada por el déficit público, y los problemas de comercio 
exterior se asocian a ineficiencias del aparato estatal que desarti¬ 
culan la "natural" eficiencia de los empresarios privados y cons¬ 
triñen el libre funcionamiento de los mercados, todo el plan queda 
prácticamente circunscripto a la reforma del Estado. 

En ese sentido, los compromisos principales son: mantenerse 
"completamente al día en lo que se refiere al pago de los servicios 
de deuda externa a todos sus acreedores", favorecer la inversión 
extranjera (capitalización), abrir más la economía al exterior, 
reducirla participación del Estado, y garantizar su equilibrio fiscal 
"no permitiendo ningún crecimiento en términos reales del total 
de los salarios públicos", disminuyendo la inversión pública y 
aumentando los impuestos (incluye ampliar la incidencia del IVA 
a todos los alimentos, servicios y actividades agrícolas y de pesca). 



CUADRO1 

CONSUMO, INVERSION Y EXPORTACIONES 
(En % del PBI, a precios de 1983) 




CONSUMO 

EXPORT. 

INVERSION 


Total 

Público 

Privado 


Privada 

Pública 

1971 

93.8 

12.0 

81.5 

13.0 

7.9 

3.0 

1972 

94.2 

10.5 

83.4 

13.0 

7.1 

2.3 

1973 

96.4 

12.7 

83.5 

12.9 

6.1 

1.8 

1974 

92.8 

13.2 

79.5 

15.1 

6.4 

2.1 

1975 

90.1 

12.1 

77.7 

17.0 

7.2 

4.0 

1976 

85.7 

12.6 

73.0 

19.8 

8.0 

5.9 

1977 

84.1 

12.0 

71.9 

20.9 

7.9 

6.8 

1978 

83.4 

12.6 

70.7 

20.7 

8.0 

8.0 

1979 

83.6 

13 3 

70.2 

20.8 

10.8 

7.1 

1980 

84.4 

12.4 

71.9 

20.4 

123 

5.6 

1981 

85.4 

13.1 

72.2 

21.2 

9.4 

7.7 

1982 

86.1 

14.1 

72.0 

20.9 

11.9 

4.2 

1983 

83.6 

14.5 

69.1 

25.7 

73 

4.2 

1984 

82.9 

14.7 

68.2 

25.5 

5.7 

4.4 

1985 

82.6 

14.7 

67.9 

26.7 

4.7 

3.0 

1986 

84.9 

14.7 

70.2 

273 

5.2 

3.5 

1987 

89.7 

14.4 

75.3 

23.2 

6.3 

3.9 

1988 

88.5 

14.0 

74.4 

253 

6.8 

3.9 

1989 

87.6 

14.2 

73.4 

27.7 

6.7 

4.1 

1990 

85.1 

14.7 

70.4 

29.2 

6.8 

3.5 

Fuente:BCU.Boletín Estadístico. 










CUADRO 2 - CUENTA DE INGRESO INTERNO 
(En porcentajes del total) 



Ingresos de las 
familias residentes 


Ingresos de 
no residentes 


Sueldos y 

Propiedad 

SUBTOTAL Trans 


salarios 

empresas 


al exterior 

1955 

43.9 

45.8 

89.7 

0.2 

1956 

43.7 

45.6 

89.3 

0.2 

1957 

43.6 

45.6 

89.2 

0.3 

1958 

45.7 

42.4 

88.1 

0.3 

1959 

40.2 

47.7 

87.9 

03 

1960 

35.5 

53.4 

88.9 

0.6 

1961 

40.5 

46.7 

87.2 

0.5 

1962 

42.8 

41.2 

84.0 

0.5 

1963 

43.5 

38.5 

82.0 

0.7 

1964 

41.2 

42.8 

84.0 

1.0 

1965 

39.7 

46.0 

85.7 

1.2 

1966 

37.7 

47.1 

84.8 

1.5 

1967 

43.0 

43.0 

86.0 

1.9 

1968 

40.1 

46.2 

86.3 

1.8 

1969 

42.2 

43.2 

85.4 

1.7 

1970 

40.9 

45.0 

85.9 

1.2 

1971 

44.2 

43.1 

87.3 

1.0 

1972 

40.0 

47.7 

87.7 

1.5 

1973 

38.7 

48.9 

87.6 

1.0 

1974 

39.2 

50.2 

89.4 

1.4 

1975 

39.2 

48.8 

88.0 

2.5 

1976 

36.2 

50.9 

87.1 

2.4 

1977 

33.9 

53.2 

87.1 

2.0 

1978 

31.6 

54.5 

86.1 

1.9 

1979 

27.9 

60.3 

88.2 

1.0 

1980 

30.1 

58.1 

88.2 

1.2 

1981 

32.5 

56.9 

89.4 

0.8 

1982 

35.0 

52.7 

87.7 

2.6 

1983 

28.2 

57.4 

85.6 

6.4 

1984 

26.3 

59.2 

85.5 

8.2 

1985 

30.0 

54.1 

84.1 

8.0 

1986 

313 

54.9 

86.2 

5.2 

1987 

313 

55.1 

86.4 

4.5 

1988 

32.2 

54.0 

86.5 

4.7 

1989(Est.) 30.9 

53.2 

84.1 

5.1 

1990(Est.) 30.2 

53.2 

83.4 

5.1 




(Continuación Cuadro 2) 
Ingresos del Estado 


Aporte Seg.Soc. 
Persn. Patrón. 

Im.Dir. 

s/S.A. 

De sus prop. 
y empresas 

Intereses de 
Deuda Púb. 

SUBTOTAL 

5.0 

4.9 

0.8 

0.2 

-0.8 

10.1 

5.2 

5.1 

0.7 

0.2 

-0.8 

10.4 

5.1 

5.1 

0.7 ' 

0.2 

-0.6 

10.5 

5.6 

5.6 

0.9 

0.2 

-0.7 

11.6 

5.6 

5.5 

1.0 

0.2 

-0.5 

11.8 

4.7 

5.3 

0.9 

0.1 

-0.6 

10.4 

5.2 

6.6 

1.0 

0.1 

-0.5 

12.4 

6.7 

8.3 

0.7 

0.1 

-0.4 

15.4 

7.8 

9.1 

0.7 

0.1 

-0.4 

17.3 

6.4 

8.0 

0.7 

0.3 

-0.4 

15.0 

5.6 

6.9 

0.7 

0.2 

-0.4 

13.0 

6.1 

7.5 

0.8 

0.1 

-0.7 

13.8 

4.9 

6.8 

0.8 

03 

-0.6 

12.2 

4.7 

6.8 

0.7 

0.4 

-0.7 

11.9 

5.1 

7.2 

0.9 

0.2 

-0.5 

12.9 

4.9 

6.9 

1.1 

0.4 

-0.4 

12.9 

4.7 

6.7 

0.8 

0.0 

-0.6 

11.6 

4.1 

6.4 

0.9 

0.2 

-0.8 

10.8 

2.6 

8.6 

0.8 

0.1 

-0.7 

11.4 

2.1 

6.8 

0.6 

0.1 

-03 

93 

1.8 

7.4 

0.8 

0.1 

-0.4 

9.7 

2.2 

7.3 

1.7 

0.1 

-0.7 

10.6 

2.1 

6.9 

2.0 

0.1 

-0.2 

10.9 

3-5 

6.5 

2.2 

0.2 

-0.3 

12.1 

3.0 

5.5 

2.1 

0.4 

-0.2 

10.8 

3.0 

4.9 

2.9 

0.2 

. -0.4 

10.6 

3.3 

4.1 

2.6 

0.2 

' -0.4 

9.8 

3.9 

4.5 

2.6 

0.4 

-1.7 

9.7 

3.8 

3.8 

2.6 

0.1 

-2.3 

8.0 

3.4 

3.2 

1.6 

0.1 

-1.9- 

6.4 

3.5 

3.8 

1.9 

0.1 

-1.4 

7.9 

4.2 

4.3 

2.1 

0.1 

-2.1 

8.6 

4.4 

4.3 

2.4 

0.1 

-1.9 

9.3 

4.4 

4.6 

2.0 

0.0 

-2.0 

9.0 

s/d 

s/d 

s/d 

s/d 

s/d 

10.8 

s/d 

s/d 

s/d 

s/d 

s/d 

11.5 


Fuente:DGEC. Anuario Estadístico. 







85 


CUADRO 3 - SALARIOS Y EXCEDENTE 
(En porcentajes del excedente total) - Fuente: Cuadro 2 



Sueldos 
y salarios 

Apropiado por 

capitalistas 

residentes 

Apropiado/p 
capitalistas 
no residen 

Apropiado 

/peí 

Estado 

Tasa 

de 

explotac. 

1955 

43.9 

45.8 

0.2 

10.0 

128% 

1956 

43.7 

45.6 

0.2 

10.5 

129% 

1957 

43.6 

45.6 

0.3 

10.5 

129% 

1958 

45.7 

42.4 

0.3 

11.6 

119% 

1959 

40.2 

47.7 

03 

11.8 

148% 

1960 

35.5 

53.4 

0.6 

10.5 

182% 

1961 

40.5 

46.7 

0.5 

12.4 

147% 

1962 

42.8 

41.2 

0.5 

15.5 

134% 

1963 

43.5 

38.5 

0.7 

17.3 

130% 

1964 

41.2 

42.8 

1.0 

15.0 

143% 

1965 

39.7 

46.0 

1.2 

13.1 

152% 

1966 

37.7 

47.1 

1.5 

13.8 

165% 

1967 

43.0 

43.0 

1.9 

12.2 

133% 

1968 

40.1 

46.2 

1.8 

11.9 

150% 

1969 

42.2 

43.2 

1.7 

12.9 

137% 

1970 

40.9 

45.0 

1.2 

12.8 

145% 

1971 

44.2 

43.1 

1.0 

11.7 

26% 

1972 

40.0 

47.7 

1.5 

10.8 

150% 

1973 

38.7 

48.9 

1.0 

11.4 

159% 

1974 

39.2 

50.2 

1.4 

9.3 

155% 

1975 

39.2 

48.8 

2.5 

9.6 

155% 

1976 

36.2 

50.9 

2.4 

10.5 

176% 

1977 

33.9 

53.2 

2.0 

11.0 

195% 

1978 

31.6 

54.5 

1.9 

12.0 

216% 

1979 

27.9 

60.3 

1.0 

10.8 

259% 

1980 

30.1 

58.1 

1.2 

10.6 

232% 

1981 

32.5 

56.9 

0.8 

9.8 

208% 

1982 

35.0 

52.7 

2.6 

9.7 

186% 

1983 

28.2 

57.4 

6.4 

8.0 

255% 

1984 

26.3 

59.2 

8.2 

6.3 

280% 

1985 

30.0 

54.1 

8.0 

7.9 

233% 

1986 

313 

54.9 

5.2 

8.5 

219% 

1987 

31.3 

55.1 

4.5 

9.2 

220% 

1988 

32.2 

54.0 

4.7 

9.0 

210% 

1989(Est) 30.9 

53.2 

5.1 

10.8 

224% 

1990(Est) 30.2 

53.2 

5.1 

11.5 

231% 







86 


ANEXO 

Síntesis de los rasgos más notorios del Patrón de Acumulación Transnacio¬ 
nal en Uruguay: 

Propiedad de medios de producción esenciales. 

Tierra: propietarios locales con creciente participación de extranjeros. 

Industria: capitales predominantemente locales con asociación del capital ex¬ 
tranjero. 

Reproducción de medios de producción. 

La maquinaria, el petróleo y parte de la materia prima se obtienen desde el 
exterior y su importación depende esencialmente de las divisas provenientes de 
los rubros tradicionales de exportación y del endeudamiento externo. 

Reproducción de la fuerza de trabajo. 

Tendencia al descenso salarial e incremento de la jomada familiar de trabajo 
como mecanismo para aumentarla competitividad externa disminuyendo costos, 
y reducción del consumo interno para aumentar los saldos exportables. Descenso 
del gasto social del Estado que afecta negativamente la futura capacidad laboral 

Destino comercial de la producción. 

Crecimiento de las exportaciones y tendencia al retroceso de la demanda 
intema. 

Sistema financiero. 

Extranjerizadón total de la banca privada, trasnadonalizadón de los flujos 
finanderos (fuga de capitales, deuda externa). 

Apropiación, drculación y uso de los excedentes. 

Credente apropiadón extema de excedentes generados en el ámbito nadonal 
(pago de intereses de deuda externa, royalties, etc.), credente drculadón extema 
(fuga de capitales, depósitos en el exterior), credente uso externo (incremento del 
consumo de bienes importados). 

Política económica. 

Desmantelamiento de controles finanderos, tendenda a aumentar la apertura 
comerdal.y ñnandera, ingerenda credente del BM y FMI en su instrumentadón. 
Apoyo deddido a los rubros de exportadón y al sistema finandero privado. 

Política de gastos y tributos. 

Preeminencia de los tributos al consumo interno (IVA e IMESI), frente a 
tributos al patrimonio, al comerdo exterior y a la actividad finandera. Subsidios 
a los grupos exportadores y finanderos. 

Papel de las empresas públicas. 

Crecimiento de las tarifas para afrontar pagos de intereses, descenso de costos 
salariales, políticas de desmonopolizadón y privatizadón. 

Relaciones sodales y de poder. 

Mayor conflictividad sodal y autoritarismo político 



87 


SUR, MERCOSUR Y DESPUES 

Introducción 

Bajo el rótulo de MERCOSUR, los países del sur del continente 
americano (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) están reco¬ 
rriendo un camino de apertura mutua de sus barreras comerciales, 
con la finalidad expresa de llegar en 1995 a la configuración de un 
área de libre comercio. 

Este proceso está pautado por la existencia de similares proble¬ 
mas económicos para los cuatro países e incluso por la vigencia de 
estrategias económicas también similares. 

Insuficiente crecimiento económico, distribución regresiva del 
ingreso, elevados índices de desocupación y subocupación, deuda 
externa, tendencias inflacionarias, descenso de la calidad de vida 
de la mayor parte de la población constituyen parte ineludible del 
diagnóstico de los países de la región. 

En este contexto sus conducciones económicas continúan orien¬ 
tándose hacia la apertura externa de sus economías, la eliminación 
de controles y regulaciones estatales y la aceptación indiscrimina¬ 
da de capitales foráneos, intentando profundizar aún más un 
camino de sujeción a los grandes capitales transnacionales, mien¬ 
tras pretenden convencer al pueblo con la promesa de un futuro 
eficiente v moderno. 

Así, los Ministros de Economía de los países mencionados se 
mantienen fieles a los mandatos del FMI, BM, BID y GATT, los or- 



88 


ganismos internacionales, que cual cuatro nuevos "jinetes del 
apocalipsis", insisten en conducir a los países del sur por un 
camino que solo ha traído hambre, cólera, miseria y crisis a los 
pueblos de América Latina. 

Por otra parte, durante 1990 se ha formalizado la "Indati va 
Bush para las Américas" que a instancias del gobierno de Estados 
Unidos, contempla la formadón de una zona de libre comerdo 
desde Alaska a la Tierra del Fuego, y los gobiernos promotores del 
Mercosur han expresado su total apoyo a dicho plan y la voluntad 
expresa de compa tibilizar ambos planteos fomentando la creadón 
del llamado cuatro + uno (acuerdo de libre comercio del Mercosur 
con Estados Unidos). 

Dentro de este contexto, emergen entonces un conjunto de 
interrogantes. ¿ El Tratado de Asunción que apunta a la formadón 
del MERCOSUR (concebido "tal cual es" o sea esencialmente 
como acuerdo para la reducción de aranceles entre los países sig¬ 
natarios), significa un proyecto de integración o de desintegradón 
regional?, ¿MERCOSUR y Plan Bush, son dos pilares de la misma 
construcción o procesos contradictorios? ¿Qué futuro le espera a 
la economía uruguaya dentro de este marco? 

Para aproximamos a una respuesta a estas interrogantes y 
otras preguntas que se relacionen con estos temas, es condición 
necesaria analizar y evaluar algunos resultados relativos a los 
acuerdos económicos preexistentes entre los países del Cono sur, 
así como el denominado Plan Bush y su contexto, para acercamos 
a una mayor comprensión de los objetivos reales del MERCOSUR 
y de las perspectivas que abre para Uruguay. 



89 


I. EL CAMINO HACIA ASUNCION 

Los Tratados latinoamericanos (ALALC Y ALADI) 

Dentro de los antecedentes que le han puesto un entorno 
jurídico a los esfuerzos de "integración" regional, debemos men¬ 
cionar como uno de los pasos en la ruta hacia una profundización 
de las relaciones económicas entre los países del área, a la forma¬ 
ción de la ALALC. 

El acuerdo se concretó el 18 de febrero de 1960, mediante el 
llamado Tratado de Montevideo, que tuvo un carácter esencial¬ 
mente comercial y consistió fundamentalmente en un programa 
de liberación arancelaria y rebajas tarifarias a las importaciones 
provenientes de América Latina. 

Los resultados concretos no acompañaron las expectativas 
generadas y las concesiones comerciales entre países fueron la 
excepción en un marco general donde se mantuvieron barreras al 
comercio regional. La estructura del comercio entre los países de 
la región no cambió sustancialmente y continuó representando 
una cuota marginal del comercio total de la mayor parte de los 
países, mientras que el funcionamiento económico global de cada 
uno de ellos continuó articulándose esencialmente con los centros 
industriales. 

Como una continuación e intento de profundización de los 
lazos económicos regionales promovidos en el marco de la ALALC, 
se conformó en 1980 la denominada ALADI, con la firma del 
denominado Tratado de Montevideo, que se suscribió el 12 de 
agosto de 1980 y entró en vigor el 18 de marzo de 1981. 

Como forma institucional se constituyó un organismo intergu- 
bemamental, compuesto por los países "que promueven la forma¬ 
ción de un Mercado Común latinoamericano". La Asociación 
nuclea a Argentina, Bolina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, 



90 


México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, que representan 
aproximadamente el 90% de la población de América Latina y el 
92% de su PBI.(l) 

Las funciones básicas del Tratado (por lo menos en lo declara¬ 
tivo) apuntaban a la promoción y regulación del comercio intra- 
regional, la complementación económica y el desarrollo de accio¬ 
nes de cooperación entre sus miembros. 

La ALADI básicamente propicia la creación de un área de 
preferencias económicas en la región, que se perfecciona con 
algunos de los siguientes instrumentos: i) La preferencia arance¬ 
laria regional (PAR) frente a terceros países; ii) La promoción de 
acuerdos de alcance para toda la región; iii) Los acuerdos que 
involucran a algunos países de la región. 

La preferencia arancelaria se aplica sobre toda clase de produc¬ 
tos originarios de los países miembros frente a la competencia 
proveniente de terceros países. Por su parte, Bolivia, Paraguay y 
Ecuador gozan además de un sistema preferencial especial por ser 
considerados de menor desarrollo relativo. 

La ALADI orgánicamente funciona a través del Consejo de 
Ministros de Relaciones Exteriores, la Conferencia de Evaluación 
y Convergencia y el Comité de Representantes de los países 
miembros. 

Sus alcances involucran a la desgravación comercial, pero 
apuntan simultáneamente a otros elementos vinculados con la 
promoción del comercio (aspectos financieros, tributarios, adua¬ 
neros, sanitarios, eliminación de barreras no arancelarias), y con la 
cooperación económica y social (cooperación científico tecnológi¬ 
ca, promoción de turismo, preservación del medio ambiente, etc.). 


(1) BID .Progreso Económico Social de América Latina 1989, pág 79. 



91 


Dadas las características muy flexibles de la AL ADI, la mayoría 
de las acciones bilaterales o multilaterales que realizan entre sí los 
países miembros se inscriben en su marco (los acuerdos entre 
Argentina y Uruguay -CAUCE-, y entre Brasil y Uruguay -PEC- 
por ejemplo). 

La PAR constituye un mecanismo multilateral por excelencia 
y consiste en una reducción porcentual de los gravámenes que 
afectan las importaciones. Aunque en la práctica se han presenta¬ 
do dificultades para una implementación total y efectiva. El eleva¬ 
do número de ítems incluido en la lista de excepciones (Argentina 
596, Brasil 305, Chile 1198, Uruguay 1200) le ha quitado importan¬ 
cia real a las preferencias otorgadas. Incluso existen casos en que 
las ventajas brindadas para países de la región se refieren solo a 
productos que el país en cuestión no compra desde el exterior, o 
que los importa desde todo el orbe con arancel cero. 

Por ejemplo la lista de excepciones de Bolivia cubre el 100% de 
su compras regionales, la de Uruguay el 52%, la de Chile el 41%, 
Paraguay el 21.5% , Argentina el 18% y Brasil el 12.5% (2) 

Un balance de la evolución del comercio intra-regional permi te 
verificar que si bien dicho comercio aumentó su participación 
porcentual dentro del total hasta el inicio de la década de los 80, 
posteriormente los mercados de ALADI perdieron importancia 
frente al comercio particular de cada país de la región, con el resto 
del mundo y especialmente con EE.UU. 

El coeficiente de suministro zonal (exportaciones a la región 
como porcentaje de las exportaciones totales) se mantuvo alrede¬ 
dor del 10% en él período 1986-89 (por debajo del 14% de 1979-81), 
mientras que las importaciones en la región durante el último 
trienio llegan aproximadamente al 15% del total importado. 


(2) INTAL B1D 1989. El proceso de integración regional en 1989. 



92 


Otra constatación consiste en que los países de mayor dinamis¬ 
mo previo han tenido más éxito en aumentar las exportaciones que 
los demás. Esto contribuyó a generar situaciones crónicas de 
superávit o déficit entre los países de la zona. 

Simultáneamente, el patrón de especialización en la región 
muestra un esquema caracterizado por el hecho que los países de 
mayor dimensión económica importan esencialmente materias 
primas y exportan manufacturas, mientras que la situación 
inversa se verifica para aquellos países miembros de menor 
"desarrollo relativo". 

Por otra parte el comercio intraregional está segmentado en 
grandes agrupaciones, destacándose un segmento austral consti¬ 
tuido por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay. 

Otra verificación que implica una cierta contradicción con los 
objetivos teóricos de la Asociación, consiste en que las corrientes 
comerciales que han gozado de tarifas preferenciales en los 
acuerdos formales de integración han tendido a aumentar más 
lentamente que las corrientes comerciales intraregionales tota¬ 
les. La explicación de este fenómeno se vincula con el papel 
relevante que han cumplido en este aspecto las empresas trans¬ 
nacionales a través del comercio intra-empresa (3). 

Por otra parte (debido al marco institucional flexible que regula 
las relaciones económicas entre los países de la región latinoame¬ 
ricana) coexisten dentro del propio encuadramiento que brinda 
ALAD!, un conjunto de convenios subregionales tales como el 
Pacto Andino, el acuerdo Centró Americano de Libre Comercio, el 
grupo De los Tres (conformado por Colombia, Venezuela y Méxi¬ 
co), etc.(ver anexo 1). 


(3) Ibid. 



93 


En lo que respecta al análisis de las implicancias del MERCO- 
SUR nos interesa destacar los convenios relativos a los países de la 
zona austral del continente. 

Acuerdos al Sur 

Dentro de este panorama existen un conjunto de acuerdos 
bilaterales y bilaterales que constituyen el marco institucional que 
rige buena parte de las relaciones económicas entre Argentina, 
Brasil, Paraguay y Uruguay que coexistirán incluso paralelamente 
a la reciente firma del MERCOSUR. 

Por el hecho de que nuestro análisis se refiere esencialmente al 
Uruguay, destacaremos fundamentalmente aquellos acuerdos 
que lo involucran directamente sin olvidar una breve referencia a 
los acuerdos argentino-brasileños debido al peso relativo de los 
dos "colosos" del sur. 

Argentina-Uruguay. El CAUCE. 

En las denominadas Jomadas Rioplatenses (30 de abril de 1974) 
se expresaba la voluntad de propender a la formación de una 
Unión Aduanera entre los países rioplatenses y en cierto modo se 
trazó la senda que desembocaría el 20 de agosto de 1974 en la 
firma del CAUCE. 

Dicho convenio en principio propiciaba para el primer año la 
eliminación de los gravámenes para la entrada de productos 
uruguayos a la Argentina (excluidos los agropecuarios y otros que 
pudieran causar efectos perjudiciales de significación) y de pro¬ 
ductos argentinos en Uruguay al año siguiente (la apertura era la 
norma y se permitía una lista negativa). 

En los hechos el funcionamiento fue el inverso al previsto ya 
que se orquestó teniendo como norma general la existencia de 
barreras arancelarias y promoviendo la liberalización del comer- 



94 


ció de aquellos productos sobre los que se iban alcanzando acuer¬ 
dos. 

En particular mediante el decreto de la República Argentina 
791,75,_se liberalizó la importación de 504 productos uruguayos 
y posteriormente mediante diversos acuerdos (entre los que se 
destaca el llamado CAUCE II firmado en Colonia -mayo de 1985- 
) se fue ampliando la lista por parte de ambos países de tal modo 
que en 1990 se llegó a una situación en la que Argentina tiene 
liberada la importación de 3500 productos uruguayos y Uruguay 
la de 3000 productos argentinos. 

En el CAUCE II, se preve la desgravación total del universo 
arancelario industrial argentino para aquellos productos origina¬ 
rios de Uruguay cuya cantidad no sea superior al 5% de la 
producción de Argentina en el rubro (para aquellos productos 
considerados sensibles la cuota es del 2.5%). Uruguay, como 
contrapartida, desgrava la importación de bienes de capital prove¬ 
nientes de Argentina, que no compitan con la producción local. 

En lo relativo al funcionamiento debemos señalar que Uru¬ 
guay solo comercializa de 300 a 400 productos del total "liberado", 
entre los que podemos mencionar papel y cartón, industrias 
químicas y conexos, (colorantes, pinturas, barnices, tinta) material 
de transporte (autopartes, tractores), textiles sintéticos, metales 
comunes y manufacturas (hierro y acero), cerveza, etc. 

El Acta incluye además un régimen para posibilitar la integra¬ 
ción del sector automotriz, un sistema de fagon industrial un 
proyecto de equilibrio dinámico y un compromiso de prioridad al 
comercio recíproco. 

En lo que atañe a los resultados comerciales, se puede apreciar 
un salto de la importancia de las exportaciones uruguayas hacia 
Argentina en 1975, (las mismas ya venían creciendo con anterio¬ 
ridad), aunque la tendencia posterior se hace errática (ver gráfico) 



95 


con un pico en el período 1979-81. De todds modos se aprecia una 
tendencia al incremento del comercio que se realiza a través del 
convenio. (Las exportaciones uruguayas en el 90 se realizaron en 
un 90% por el CAUCE). 

Pese a ello, el comercio intra-rioplatense continuó ubicado 
dentro de límites indudablemente modestos (entre el 5% y 10% de 
las exportaciones uruguayas y en un rango del 10 al 15% de las 
importaciones), y la presencia del CAUCE no incidió mayormente 
en la dinámica productiva del país, per lo menos en cuanto 
capacidad para revertir la tendencia al estancamiento productivo. 
Tampoco logró Uruguay revertir la tendencia tradicional al déficit 
comercial con el país vecino. 

En lo que se refiere a la caracterización de los rubros comer¬ 
cializados entre ambos países, podemos apreciar la existencia de 
estructuras productivas similares sin un patrón claro de especia- 
lización. El comercio uruguayo allende el Plata, marcó una relati¬ 
va preeminencia de las exportaciones industriales provenientes 
de sectores que estuvieron tradicionalmente vinculados al merca¬ 
do intemo y que mediante el CAUCE encontraron una relativa 
posibilidad de expansión hacia un mercado medianamente prote¬ 
gido. 

Brasil-Uruguay. EL PEC, 

En lo que atañe a las relaciones comerciales entre Brasil y 
Uruguay, debemos mencionar como un hito de significación la 
firma del llamado PEC, en junio de 1975. 

El mencionado acuerdo básicamente consistió en un mecanis¬ 
mo de liberación arancelaria relativo al comercio de un conjunto 
de productos. Se realizó además un protocolo modificatorio en 
mayo de 1982 -para compatibilizarlo con las normas de ALAD1-. 
Una renegociación en 1985 -PEC 2- v un protocolo ampliatorio en 
1986. El 13 de agosto de 1986, en Brasilia se incrementaron los 



96 


cupos de la producción agropecuaria uruguaya que ingresa sin 
gravámenes a Brasil. (El arroz pasó de 38.000 a 200.000 ton. 
anuales, la cebada cervecera de 20.000 a 30.000 y la malteada de 
45.000 a 55.000). 

De todos modos sus efectos fueron mediatizados con frecuen¬ 
tes trabas a la importación instrumentadas a través de cuotas y 
cupos, al comercio de ciertos productos, y al hecho de que en la 
práctica se mantuvieron gravámenes al comercio recíproco. Pese 
a ello, el comercio exportador uruguayo a Brasil marcó una línea 
ascendenté.(ver gráfico).(4) 

En 1991 pueden ingresar a Brasil, según el PEC, 1900productos 
y son 1400 los bienes brasileños que pueden hacerlo a Uruguay, 
aunque este aprovecha solo 395 de los renglones liberalizados 
(arroz, cebada, neumáticos, lácteos, textiles, químicos, vestimen¬ 
ta, etc). 

La estructura del comercio uruguayo-brasileño marca una 
impronta relativamente diferente a la promovida por el CAUCE. 
Mientras que el comercio uruguayo-argentino muestra relativa 
diversificación, el PEC marca signos de especialización entre 
economías de producción diferenciada, y tiende a reproducir un 
esquema en el cual Uruguay se especializa en productos prima¬ 
rios o con escasa elaboración y Brasil vende fundamentalmente 
productos industrializados. 


i 

(4) Tanto dentro del PEC como del CAUCE los exportadores deben conseguir 
una parte del cupo concedido a Uruguay, el cual se otorga a través de 
convenios en los que juega un rol importante la presencia de la Cámara de 
Industrias. Este mecanismo tiende a consolidar el rol de las grandes empresas, 
como muy bien lo señalan Cáceres, Campanella, Correa y Lanzilotta, en su 
trabajo ¿Integración vara el Desarrollo, Desarrollo para la Integración o Desintegra¬ 
ción con Sukdesarrollo?. 













99 


Argentina-Brasil. La telaraña de acuerdos. 

Por lo que se refiere a las relaciones económicas entre Argen¬ 
tina y Brasil, las mismas se han ido articulando mediante un 
conjunto de protocolos, acuerdos y tratados, en una frondosa y 
compleja maraña que les sirve de marco institucional. 

Entre los principales acuerdos, debemos destacar los docu¬ 
mentos firmados en el marco de los Protocolos de Integración y 
Cooperación Económica (PICE), el Tratado de Integración Coope¬ 
ración y Desarrollo (TICD), del 29 de noviembre de 1988, y los 
acuerdos comerciales de 1990. 

Con respecto al PICE, comenzó a desarrollarse simultánea¬ 
mente con el Acta para la Integración argentino-brasileña, el 29 
de julio 1986, en Buenos Aires. (Encuentro de Alfonsín y Sar- 
ney). 

Allí se suscribieron 12 protocolos que expresaron pautas gene¬ 
rales y un cronograma, para un programa gradual y flexible 
tendiente a la integración económica. Se estableció además que el 
programa debería ser equilibrado (que no induzca a especializa- 
ción por sectores). También se conformó una comisión de trabajo 
que se reuniría cada seis meses y se determinaron mecanismos de 
coordinación (a través de reuniones de consulta ministeriales). 

Posteriormente se fueron adicionando nuevos protocolos 
anexos y diversos tipos de acuerdos (10 de diciembre de 1986 en 
Brasilia, 15 al 17de julio de 1987en la visita de Samey a Argentina, 
7 de abril de 1988 en Brasilia, 29 de noviembre de 1989 en Buenos 
Aires), hasta completarse un total de 24 protocolos, amén de 
diversos tratados y acuerdos compIementarios.(ver Anexo 2) 

Estos acuerdos abordan un abanico de temas que incluyen 
aspectos tecnológicos, productivos, formación de empresas bina¬ 
cionales, aspectos financieros, comerciales, sociales y culturales. 



100 


El tema del resultado concreto de los acuerdos realizados ha 
sido objeto de las más diversas discusiones, pero se pueden 
cuantificar algunos resultados comerciales. En este sentido pode¬ 
mos decir que partiendo de una relación comercial bastante débil 
-media histórica del 10% para el caso argentino y del 5% al 
brasileño- reducida aún más por la crisis del 80-85, las relaciones 
comerciales entre ambos se van recuperando hacia el 90. 

Durante 1990, especialmente en la fase posterior a la "Iniciativa 
Bush", Argentina y Brasil, profundizaron sus acuerdos comercia¬ 
les. En particular, el 16 de julio se decide establecer un Mercado 
Común "que deberá estar definitivamente conformado el 31-12- 
94". A fines de 1990, suscriben un acuerdo de complementación 
económica, en ALADI, por el que sistematizan los acuerdos pre¬ 
existentes. 

Sobre este arsenal de acuerdos bilaterales, e incluso trilaterales 
(como el acuerdo de transporte entre Argentina Uruguay y Brasil 
), se instrumentó el MERCOSUR. 

Por otra parte, además de los antecedentes jurídicos y adminis¬ 
trativos que pautan los acuerdos regionales, creemos que la 
comprensión global del proceso de creación del MERCOSUR, 
debe complementarse con la consideración de algunos de los 
datos económicos esenciales de la región involucrada. 

Cifras al Sur 

La región involucrada en los acuerdos que se concretan en el 
MERCOSUR, abarca una superficie cercana a los 12 millones de 
kilómetros cuadrados conunapoblaciónqueen 1990seaproxima- 
ba a los 190 millones de habitantes. En este panorama, Brasil, con 
sus 8.5 millones de kilómetros cuadrados y casi 150 millones de 
habitantes, representa guarismos aproximados a las tres cuartas 
partes de la población y el territorio de la región, mientras que en 
el otro extremo Uruguay, con sus 176 mil kilómetros cuadrados y 



101 


3 millones de habitantes, se ubica apenas en un entorno del 2% de 
la población y el territorio (cuadro 1 Anexo Estadístico). 

El PBI global de la región se aproxima a los 440 millones de 
dólares (337 Brasil, 86 Argentina, 9 Uruguay y algo más de 6 
Paraguay) y el PBI oscila para todos los países de la región entre 
2200 y 2900 dólares, con excepción de Paraguay, que se aproxima 
a los 1.500 (cuadro 2 A.E.). 

En términos absolutos y relativos, Brasil es el país más indus¬ 
trializado de la región (su industria representa el 24% de su PBI) 
merced al dinamismo que la ciudad de San Pablo imprime a su 
producción industrial. Mientras que en términos relativos, Para¬ 
guay aparece como el país más agrícola y Uruguay el que tiene 
mayor peso del sector servicios dentro de su PBI (cuadro 3 A.E.). 

La distribución del ingreso muestra claros signós de extrema 
concentración (el 20% de mayores ingresos absorbe aproximada¬ 
mente el 50% del ingreso en Argentina y Uruguay y más del 60% 
en Brasil), lo cual redunda en la existencia de un mercado consu¬ 
midor restringido, que abarca un porcentaje menor de la pobla¬ 
ción de la región. 

Los países más abiertos a la región y al mundo son Uruguay y 
Paraguay mientras que Brasil muestra los menores índices de 
dependencia comercial tanto con respecto a la región como al 
"resto del mundo", (cuadro 4 A.E.) aunque representa la mayor 
parte del comercio intra regional debido a sus dimensiones. Por 
otra parte, EE.UU. es el principal socio comercial de Argentina y 
Brasil, y Brasil a su vez es el principal socio de Paraguay y 
Uruguay. 

En el plano de la magnitud de las empresas líderes en cada país, 
las ventas de las empresas brasileñas marcan una clara preemi¬ 
nencia en la región.Volkstvagen en la industria automotriz, Citro- 
brasil en bebidas, Usiminas en la metalurgia, Almeida en la 



102 


construcción, Pirelli en el caucho, etc., superan claramente a las 
prlhcipales empresas argentinas (Somisa en la metalurgia, IBM en 
material eléctrico) y tienen niveles de ventas muy superiores con 
respecto a las empresas uruguayas (Conaprole en lácteos. Lanas 
Trinidad en textiles, FUNSA en caucho) y paraguayas. 

La preeminencia de las empresas con residencia en Brasil se 
reitera en el ámbito de las finanzas, ya que entre los 10 primeros 
Bancos del Cono Sur se ubican 8 brasileños (cuadro 5 A.E.). 

En otro plano la hiperinflación es un fenómeno frecuente en 
Brasil y Argentina, mientras procesos agudos de crecimiento en 
los precios también aquejan a Uruguay y amenazan a Paraguay. 

La deuda externa se acerca a los 115 mil millones de dólares en 
Brasil (casi el 30% de su PBI), supera los 59 mil millones de dólares 
en Argentina, (casi el 70% del PBI), los 7 mil millones en Uruguay 
(casi el 80% de su PBI) y se aproxima a los 2.500 millones en 
Paraguay (alrededor del 40% del PBI). 

Sobre este escenario se configuran los acuerdos que constitu¬ 
yen el MERCOSUR, pero esta historia tiene otros actores que 
juegan un rol preponderante en las características de las estrate¬ 
gias y políticas económicas vigentes en los países del área. Por ello 
consideramos de vital importancia analizar el rol de los "cuatro 
jinetees del imperialismo" (FMI, GATT, BM, BID) y la llamada 
Iniciativa Bush para las Américas. 



103 


2. ESTADOS UNIDOS MIRANDO AL SUR 

Los mandamientos del Banco Mundial 

En un marco general de aplicación de las llamadas políticas de 
Ajuste Estructural promovidas mediante los acuerdos con el BM 
y el FMI, se íue procesando en la mayor parte de los países de 
América Latina una clara tendencia a la liberalización financiera y 
comercial. El Cono Sur acompañó esta tendencia enmarcada en 
una ofensiva privatizadora y desreguladora orientada a la cesión 
de espacios económicos desde el Estado a las grandes transnacio¬ 
nales. 

Sobre este tinglado se fueron desarrollando los intentos de 
formación de espacios económicos regionales, apoyados fuerte¬ 
mente por la presencia de los grupos transnacionales que se fueron 
transformando en los actores dominantes, tanto en cada uno de los 
países de la subregión como incluso en los procesos comerciales 
mutuos. 

La vigencia de esquemas de acumulación que para su repro¬ 
ducción se fueron separando de la necesidad de preservar los 
recursos humanos y naturales nacionales y regionales, es otro 
ingrediente fundamental para entender los actuales procesos, ya 
que podemos apreciar cómo los rubros más dinámicos son los 
vinculados a los mercados externos, y que en la medida que se 
transnacionalizaban los circuitos financieros, el proceso de acu¬ 
mulación se fue disociando de la necesidad de preservar y fomen¬ 
tar los recursos del espacio local. 

Es precisamente sobreestá dinámica que aparece la propuesta 
Bush, como un intento de consolidar la hegemonía económica de 



104 


Estados Unidos sobre la región y establecer espacios económicos 
más abiertos y desregulados para la libre expansión y explotación 
por parte del capital transnacional. 

El Plan Bush 

El 27 de junio de 1990, el presidente de EE.UU George Bush 
hizo público un nuevo plan económico dirigido desde su país 
hacia los países de América Latina. El nombre con que fue cono¬ 
cido este proyecto fue el de Iniciativa para las Américas, o Plan 
Bush. 

La propuesta incluye un diagnóstico en el que se valoran como 
positivos un conjunto de cambios mundiales y regionales, y en ella 
el presidente de EE.UU recalca que "las naciones se están alejando 
de las políticas económicas estatistas que paralizan el crecimien¬ 
to", y que han surgido nuevos liderazgos que entienden que el 
futuro se halla en el "mercado libre". 

Además se expresa que la prosperidad de la región depende 
del "comercio y no de la ayuda" y en ese sentido debía cambiar el 
enfoque de las relaciones dentro del hemisferio, siendo la idea 
guía del discurso y uno de los objetivos explícitos de la misma la 
consolidación e incentivo del "mercado libre". 

En esencia uno de los principales ejes de la propuesta apunta 
a la formación de una zona de libre comercio común que abarque 
las tres Américas y para su instrumentación EE.UU. contempla 
diversas modalidades y diferentes plazos. 

Se señala en particular que EE.UU. busca acuerdos de libre 
comercio, con grupos de países ya asociados y contempla tam¬ 
bién la realización de convenios bilaterales (ejemplo de ello son los 
acuerdos con México). Es decir que se abre un campo a los 
acuerdos bilaterales y multilaterales incluyendo sistemas de for¬ 
mación de "zonas de libre comercio con procesos integrativos 
subregionales preexistentes". 



105 


No podemos olvidar al respecto el enorme déficit comercial 
externo de EE.UU y la limitación que impone la CEE a sus 
exportaciones agrícolas, por lo cual debemos inscribir esta pro¬ 
puesta en un marco de esfuerzos por ampliar sus ventas. Este 
criterio es avalado teóricamente por economistas como Peter 
Drucker, que plantea que para solucionar los problemas de comer¬ 
cio exterior EE.UU debe intentar vender bienes de capital hacia 
América Latina. 

La propuesta comercial fue complementada con un planteo 
de eliminación de trabas a los inversores internacionales (lo cual 
es sinónimo para la propuesta de "despejar el camino de las 
barreras burocráticas") y una contribución de EE.UU. equiva¬ 
lente a 500 millones de dólares para la creación de un fondo de 
inversiones (la ridiculez de la cifra es notoria si consideramos 
que lo que se transfirió desde América Latina a EE.UU. en 1989 
fue de 10.000 millones de dólares) a ser administrado por el BID. 
Los nuevos programas del BID, vinculados a esta iniciativa, tienen 
como objetivo realizar reformas tendientes a atraer inversiones 
privadas (el BID podría obtener un nuevo fondo de 1500 millones 
de dólares para afrontar gastos vinculados a las reformas). 

Se plantea también la reducción de la deuda oficial de los países 
de la región con EE.UU. Sin embargo para tener acceso a la 
mencionada reducción es requisi to indispensable la realización de 
acuerdos con el BM y el FMI y haber efectivizado "convenios 
satisfactorios con la Banca privada acreedora". En resumen la 
reducción de la deuda se condiciona a la realización de las pro¬ 
puestas del BM y el FMI, que implican reducción del tamaño del 
Estado, privatización de empresas públicas, contención de gastos 
salariales por parte del Estado y en definitiva la vigencia de 
políticas recesivas y antipopulares. (El 26 de febrero de 1991, se 
produjo el envío al Congreso de la propuesta legislativa referente 
al llamado Plan Bush.) 

A la luz de todos los antecedentes expuestos consideramos que 
podemos valorar más claramente el rol de la formación del 



106 


MERCOSUR en la dinámica actual de expansión capitalista, pero 
para ello debemos cumplir otra etapa y responder a la pregunta 
¿que es el MERCOSUR? 



107 


3. EL TRATADO DE ASUNCION Y EL MERCOSUR. 

El Tratado de Asunción 

El 26 de Marzo de 1991, se firmó en la ciudad de Asunción el 
Tratado tendiente a la formación del MERCOSUR. 

El documento fue signado en el Banco Central del Paraguay, 
por los presidentes de Argentina (Menem), Brasil (Collor), Para¬ 
guay (Rodríguez) y Uruguay (Lacalle). 

Entre sus fundamentos se señala que los signatarios están 
convencidos de "la necesidad de promover el desarrollo científico 
tecnológico de los Estados partes y de modernizar su economía 
para ampliar la oferta y calidad de los bienes disponibles y mejorar 
la calidad de vida de sus habitantes". 

Se apunta a formar lo que se autodenomina el Mercado Común 
del Sur, y se llegaría a él mediante un proceso de desgravación 
arancelaria entre los países signatarios, que unido a la supresión 
de los derechos aduaneros y la eliminación de las barreras no 
arancelarias, establecería una zona común de libre comercio, 
proceso que complementado con un arancel externo común deter¬ 
minaría la formación de un mercado común. 

En síntesis, se establece un período de transición con reducción 
gradual y simultánea de aranceles, y paralelamente se reducirán 
las listas de excepciones (Argentina y Brasil podrán exceptuar 
productos hasta fines de 1994 y Paraguay v Uruguav hasta fin del 
95). 



108 


Se señala también que durante el período de transición se fijará 
un arancel externo común frente a terceros países "que deberá 
alentar la capacidad de competencia interna". De este modo 
elíptico se señala la voluntad política de los signatarios de crear un 
espacio abierto al comercio extra-regional y de renunciar a políti¬ 
cas proteccionistas. 

En lo que respecta a la formulación del Tratado, éste consta de 
un documento central y diversos anexos. 

El documento central contiene 24 artículos, y entre los más 
relevantes podemos citar: El 1. El MERCOSUR implica la libre 
circulación de bienes, servicios y factores productivos, arancel 
externo común y coordinación de políticas macroeconómicas. El 5, 
que establece un programa de liberación comercial gradual con 
rebajas arancelarias progresivas lineales y automáticas para llegar 
al 94 con arancel 0 y sin restricciones no arancelarias. El 8, que 
extiende a los países miembros cualquier privilegio concedido a 
productos de terceros países no miembros de la ALADI. 10 y 11,, 
que establecen qué el Consejo Mercado Común es el órgano 
superior del MERCOSUR formado con los ministros de Relacio¬ 
nes Exteriores y los de Economía de los Estados partes. El 12 crea 
un órgano ejecutivo denominado Grupo Mercado Común, con 4 
miembros por país, que incluye además de los representantes de 
Relaciones Exteriores y de Economía, a los de los Bancos Centra¬ 
les. El 16, Las decisiones se tomarán por consenso. El 19, duración 
indefinida. El 20, que señala el carácter abierto al ingreso de otros 
países. 

Por Otra parte se diseñaron 5 anexos. 

En el anexo 1 se establecen las excepciones de Uruguay y 
Paraguay con un cronograma de desgravación del 10% en el 
momento de la firma del Tratado, proceso continuado con el 10% 
al 31-12-91 y luego un 20% anual, hasta llegar al 31-12-95 con el 
100% de desgravación. 



109 


En el anexo 2 se realiza la determinación de los requisitos para 
la calificación de productos de origen. 

En el anexo 3 se preve la posibilidad de controversia y se 
establecen mecanismos de negociación. 

En el anexo 4 se preven cláusulas de salvaguardia como caso 
excepcional cuando las importaciones de determinado producto 
causaran amenaza de daño grave o daño grave a su mergado como 
consecuencia de un aumento sensible de sus importaciones. (Se 
tendrán en cuenta para ellos el nivel de producción, de empleo, 
etc. del bien en cuestión -art.3, y se señala que no serán conside¬ 
rados daño grave los factores tales como cambio tecnológico o 
cambio de preferencia de los consumidores). En los casos que sea 
pertinente la cláusula de salvaguardia se fijará un cuota que no 
podrá ser menor al promedio de los últimos tres años y señará por 
un año, y una vez por cada producto. 

El anexo 5, formación de subgrupos de trabajo. 


COMENTANDO EL TRATADO 

El propósito declarado del Tratado de Asunción consiste en 
liberalizar completamente el tránsito de mercancías y factores 
productivos entre los países del área, mediante un proceso gra¬ 
dual que culminaría en 1994 para Argentina y Brasil y en 1995 para 
el conjunto de los cuatro países. 

Se trata de ir rebajando en forma escalonada los aranceles y 
reduciendo gradualmente las excepciones, hasta llegar en 1995 a 
un arancel 0, de carácter general. Paralelamente se reafirma la 
voluntad política de los cuatro países de alcanzar un arancel 
común frente a los países externos a la región y coordinar jas 
políticas macroeconómicas, aunque estos aspectos no se instru¬ 
mentaron y aparecen de muy difícil concreción. 

La revisión del texto del Tratado permite afirmar prácticamen¬ 
te sin ninguna duda, que los instrumentos adoptados para avan- 



110 


zar en el proceso de complementación entre los países de la región 
se limitan casi exclusivamente al plano de las relaciones comercia¬ 
les, son de carácter general y no selectivos, a la vez que se excluye 
prácticamente toda instrumentación referente no solo a los aspec¬ 
tos sociales, tecnológicos, ambientales, sino incluso a aspectos 
económicos tales como la complementariedad productiva, aspec¬ 
tos distributivos, financieros, etc. 

Mientras que los protocolos firmados entre Argentina y Brasil 
marcan una clara preferencia por los acuerdos sectoriales, el 
equilibrio dinámico y la regulación de los aspectos de una comple¬ 
mentariedad económica técnica y social, el Tratado del MERCO- 
SUR se orienta esencialmente hacia lo comercial, y aún dentro de 
este ámbito, se subraya el carácter general y automático de la 
desgravación arancelaria. 

Difícilmente pueda interpretarse este hecho como casual y es 
precisamente allí donde se puede visualizar la "confianza en el 
mercado" que se esconde como un supuesto implícito que 
"subyace" o "sobrevuela" a los acuerdos firmados. 

En síntesis, podemos afirmar casi sin riesgo que implícita, y 
aún explícitamente, se aceptan como válidos los postulados neo¬ 
liberales relativos al rol de "la mano invisible" que lleva al funcio¬ 
namiento mercantil hacia un óptimo económico y social, siempre 
y cuando el mercado funcione en forma "libre". 

Además, en los acuerdos argentino-brasileños posteriores a la 
propuesta Bush, se visualiza el cambio de tónica con respecto a los 
protocolos precedentes, e incluso en el comunicado conjunto de 
Buenos Aires del 6 de julio de 1990, emitido por Collor y Menem, 
se señala "su coincidencia y positiva apreciación acerca de la 
importancia política de la Iniciativa para las Américas ...(para que) 
contribuya a la creciente liberalización del comercio internacio¬ 
nal". 



111 


El contenido neoliberal de los acuerdos regionales posteriores 
a la propuesta Bush se hace nítido, al igual que la convergencia 
entre la Iniciativa para las Américas y el MERCOSUR. 

Se trata entonces ahora de descifrar realmente ¿Qué intereses 
promueven en realidad la formación del MERCOSUR? ¿Cómo se 
arma el puzzle de acuerdos regionales con la propuesta Bush? y en 
definitiva ¿a quién sirve el MERCOSUR? 




113 


4. ¿A QUIEN SIRVE EL MERCOSUR,? 

Zarandeando argumentos 

Mientras los mentores liberales del MERCOSUR ven a la 
formación de un mercado regional como un paso en el camino a la 
apertura comercial total "hacia el mundo" y confían en sus virtu¬ 
des como lógico corolario de su confianza en las fuerzas del 
mercado, también es posible ver en el marco de la izquierda 
uruguaya toda una gama de posiciones que desde distintos ángu¬ 
los y con diferente énfasis expresan su confianza en el proceso 
comenzado. 

Los argumentos esgrimidos abarcan un espectro que va desde 
el potencial de crecimiento económico y modernización que brin¬ 
da un mercado ampliado (Alberto Couriel, diputado por la Ver¬ 
tiente Artiguista, señaló que "este es el momento propicio y 
necesario para que el país encuentre una nueva ruta,...en esencia 
le estamos pidiendo a los empresarios que tengan riesgo...que 
innoven), hasta la confianza en que el MERCOSUR se convierta en 
la herramienta para una posible integración supuestamente anti¬ 
imperialista apoyada en las contradicciones existentes entre los 
intereses de ciertos sectores dominantes brasileños y EE.UU. ("El 
G ATT no va a impedir que Brasil triunfe en su intención de fijar un 
arancel externo común alto para el MERCOSUR", según palabras 
del senador Danilo Astori en el plenario del Frente Amplio y "para 
Estados Unidos es mejor que estemos separados que unidos") 
(extractado de Tupamaros, mayo 1991). 

El primero de los análisis mencionados implica cierta dosis de 
fe en el rol mágico del mercado (con ese mismo argumento de que 
la simple agregación de espacios mercantiles promueve la inver¬ 
sión, se podría justificar tanto la total apertura externa como una 
unión aduanera con EE.UU o cualquier país del mundo) y olvida 



114 


el control que ejercen en el grandes transnacionales, no considera 
que la integración significa sumar no solo demanda sino también 
oferta y olvida que en la competencia "libre" triunfan las compa¬ 
ñías más fuertes económica y financieramente (que obviamente 
no son las nacionales). 

Por otra parte, en estos planteos en los que se hace referencia 
continua al potencial modernizador, y al hipotético acceso a las 
posibilidades de renovación técnica que abre el MERCOSUR, se 
ignora que la dependencia externa forma parte del mundo real, 
que las técnicas más modernas son monopolizadas por las gran¬ 
des compañías y que a lo sumo las integran a los productos que 
venden, pero se cuidan mucho de propagar su conocimiento. 
Tampoco se consideran las repercusiones del Plan Bush sobre la 
región, a la par que se confía en la utopía que los capitalistas locales 
prefieran la inversión productiva a la especulación financiera en 
un ámbito en el cual esta última es más rentable. 

En el segundo de estos análisis (cuyo vocero más claro es el 
Senador Danilo Astori) entendemos que no se visualiza la estrecha 
relación existente entre la estrategia imperial y la formación del 
MERCOSUR, y fundamentalmente se olvida que para enfrentar a 
los intereses de EE.UU. se requiere en primer lugar voluntad 
política y nada más lejos de ello que el contexto que ofrecen la 
presencia de Menem, Collor, Lacalle y Rodríguez. Por otra parte, 
se minimiza el hecho de que en los cuatro países rigen convenios 
con el BM o el FMI, que implican no solamente continuismo sino 
también profundización de las estrategias neoliberales. 

En nuestra óptica, el contexto internacional, la situación regio¬ 
nal y las conducciones neoliberales están operando como trípode 
sobre el que se asienta el MERCOSUR, y en estas condiciones le 
asignan a este proceso un claro contenido antipopular y pro¬ 
imperialista, que prácticamente inhibe la posibilidad de enfrentar 
al MERCOSUR "desde adentro". 



115 


Desde nuestro punto de vista, es evidente la interrelación 
existente entre las estrategias económicas vigentes en los cuatro 
países de la zona, sus acuerdos con el BM (incluyendo la continui¬ 
dad y profundización de las propuesta de desregulación del rol 
del Estado, apertura comercial y financiera de los países del sur), 
la propuesta Bush y la forma concreta que asume el actual proceso 
de formación del MERCOSUR. 

Si bien los esfuerzos de integración regional tienen su propia 
dinámica y un peso importante de los factores locales, la forma de 
concretarse el proyecto de formación del MERCOSUR aparece 
íntimamente vinculada a la propuesta Bush, como lo señalan de 
continuo los conductores del proceso, y como surge de las nego¬ 
ciaciones existentes entre los signatarios del MERCOSURy EE.UU. 
en torno a la formación de un área común de "libre comercio".(5) 

La formación de un espacio comercial en la región, separado de 
todo 1 intento de planificación global en aras de un esfuerzo de 


(5) El 23 de agosto de 1990 los representantes permanentes de los 11 países 
miembros de ALADI mantuvieron una reunión con el subsecretario del 
Tesoro de los EE.UU, David Mulfford, quien destacó el especial ínteres de 
Bush por negociar acuerdos de libre comercio con agrupadones regionales de 
países latinoamericanos que se han reunido para reducir las barreras entre sí. 
El 4 de diciembre de 1990 Bush, frente al Parlamento uruguayo dijo que: "para 
promover el comercio estamos trabajando hada un marcó de acuerdo con 
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. El 25 de febrero de 1991, el diario La 
Mañana recoge la informarion que "Paises del MERCOSUR ponen en marcha 
la inidativa Bush de libre comerdo. Lo confirmó ..una alta fuente de la 
Candllería quien sostuvo que hubo un total acuerdo en cuanto al criterio de 
la importanda de la inidativa Bush para la región". El 22 de abril de 1991 el 
diario. La República señala que los paises del MERCOSUR ajustan los 
detalles finales para compatibilizar el Tratado regional con la propuesta Bush. 
"Esta declaradon será la primera que firme Estados Unidos con un grupo de 
nadones desde que Bush lanzó la inidativa..." Gros Espiell, candller urugua¬ 
yo, señaló que uno de los aspectos básicos es la compatibilidad entre el 
proyecto MERCOSUR y la propuesta Bush". En su viaje a EE.UU. el presiden¬ 
te Lacalle anundó qué "pronto será firmado un acuerdo marco sobre un 
futuro Mercado Común entre Estados Unidos y el bloque MERCOSUR: 
(Oble de AFP fechado en Washington el 22 de mayo de 199l). El 19 de junio 
de 1991 se acaba de concretar un acuerdo de fomento del Libre Comerdo entre 
el MERCOSUR y EE.UU. 



116 


complementarión económica, implica dejar librado a las "fuerzas 
del mercado" la vanguardización del proceso, y ello significa 
objetivamente dejar el campo libre a las grandes compañías trans¬ 
nacionales para que dirijan el proceso y consoliden su predominio 
sobre los mercados locales, racionalizando en su exclusivo bene¬ 
ficio la explotación de la región. 

De este modo, el MERCOSUR configura una extensión al plano 
regional de las mismas propuestas que han determinado la suje- 
dón total al BM y FMI, de cada una de las naciones afectadas, y es 
la consecuencia natural de las estrategias aperturistas, monetaris- 
tas y antiestatistas vigentes en los 4 países. 

La preeminencia absoluta de los acuerdos comerciales gene¬ 
ralizados no abre un espacio vacío para los posibles acuerdos 
complementarios posteriores, sino que significa una reafirma- 
ción tácita de las concepciones neoliberales, y sus consecuencias 
sobre la producción, la distribución del ingreso, la ocupación, la 
selección tecnológica y el medio ambiente pueden ser nefastas 
y difícilmente reversibles para el Uruguay. 

El propio Astori, con la claridad que le es característica, señala 
los peligros del MERCOSUR, cuando expresa que "si el gobierno 
del Dr. Lacalle piensa que la exclusiva rebaja arancelaria en el 
comercio con Argentina, Brasil y Paraguay habrá de transformar 
al Uruguay, está en lo cierto, solo que esa transformación consis¬ 
tirá en la pérdida de la identidad nacional, o sea, la idea exacta¬ 
mente contraria a la de integración como tránsito del país hacia la 
nación. Miles de productores agropecuarios, industriales y comer¬ 
ciantes del Uruguay quedarán por el camino y el territorio nacio¬ 
nal -muy probablemente más despoblado aún de lo que está 
ahora- servirá con sus recursos naturales de escenario para la 
instauración de actividades económicas elegidas, conducidas y 
aprovechadas por intereses ajenos a los nuestros" (Brecha, 28 de 
marzo de 1991). 



U 7 


La conducción económica de los países de la región, sus acuer¬ 
dos con el BM y el FMI y el texto del MERCOSUR pautan clara¬ 
mente la preferencia por los acuerdos comerciales de carácter 
generalizado, gradual y automático que guian las relaciones entre 
los países del área. Y los riesgos que señala Astori, como posible 
corolario de los acuerdos firmados, son reales. 

Quizá pueda establecerse la discusión acerca del contenido y 
alcance de los acuerdos preexistentes entre Brasil y Argentina, que 
abarcan un pentagrama de gran amplitud, que incluye aspectos 
tecnológicos, productivos, financieros y hasta sociales. Empero, se 
hace notoria la preeminencia de los aspectos comerciales y la 
tendencia "neoliberal" del contenido de los mismos, a partir de la 
Iniciativa Bush. 

Además, Uruguay y Paraguay prácticamente participan sola¬ 
mente de los acuerdos comerciales y constituyen socios de segun¬ 
do orden en una alianza regional en la cual se superponen (por lo 
menos por el momento) diferentes tipos de acuerdos no necesaria¬ 
mente compatibles entre sí.(6) 

En particular el ingreso de Uruguay implicó una aceptación 
global de un acuerdo comercial previamente firmado entre Ar¬ 
gentina y Brasil, aunque es dable acotar que la firma del contenido 
de los acuerdos por parte del presidente Lacalle implica una 
continuidad absoluta con la filosofía económica de su gobierno. 
No debemos olvidar, además, que conjuntamente con el MERCO- 


(6) Por Intermedio del TICD los gobiernos argentino y brasileño decidieron ate¬ 
nuar el dirigismo inicial y permitieron un mayor protagonismo aí sector 
empresarial privado. Por otra parte "El proceso de acuerdos con Paraguay y 
Uruguay (tratado cuatripartito) se llevará a cabo coexistiendo con el acuerdo 
bipartito (Argentina Brasil y con los acuerdos de CAUCE y PEO. De ello 
puede resultar una agregación y coordinación de los procesos (spúl over) o 
que entorpezca el esfuerzo de integración a través de sistemas distintos tspill 
around)".(Luis Dallanegra y Alberto J. Sosa, en la Revista de Ciencia política, 
"Mercosur Un destino parala región", año 7 No 49. Abril-Diciembre ae 1990). 




118 


SUR, seguirá funcionando (por lo menos en principio) el Mercado 
de Dos constituido por Argentina y Brasil, según el acuerdo de 
complementación económica No 14 de ALADI. (Objeción plantea¬ 
da, por el Embajador uruguayo Gustavo Magariños). 

El hecho de que durante el período de transición hasta 1994, la 
conducción del proceso uruguayo estará en manos del gobierno 
del Dr. Lacalle y su orientación económica, claramente neoliberal 
y coincidente con los lincamientos del Plan Bush, consolidan esta 
visión. En síntesis la sumatoria de cuatro proyectos neoliberales, 
aperturistas y orientados a la entrega de los recursos básicos al 
capital foráneo, tendrá como resultado más neoliberalismo, más 
apertura externa, y más entrega de recursos locales. Sus resultados 
sobre la ocupación, el salario y en definitiva sobre la calidad de 
vida de la mayor parte de la población de los países del sur, ya los 
conocemos. 



119 


5. Y DESPUES ¿QUE? 

MERCOSUR e integración: 

como esas cosas que nunca se alcanzan 

Más allá de que compartimos el criterio de F. Perroux, de que 
"dentro de la jerarquía de las palabras oscuras y sin belleza con que 
las discusiones económicas enturbian nuestra lengua, el vocablo 
integración ocupa un lugar muy destacado" y que en definitiva " 
el concepto carece de significado y si lo tiene no es necesariamente 
el mismo para cada uno de los ámbitos o grupos que lo utilizan" 
(7), entendemos que el concepto de integración lleva implícita la 
idea de reestructuración de espacios económicos y de vigencia 
de procesos de acumulación, que intentan basar el potencial de 
desarrollo esencialmente dentro del marco de la región configu¬ 
rada. 

Es decir que el concepto de integración implica la idea de 
articulación y complementación efectiva entre los países intervi- 
nientes. Ello exige, entre otros factores, la creación de un poder de 
compra interno regional, que constituya una demanda efectiva 
para un crecimiento económico relativamente autocentrado, un 
poder político capaz de planificar "regionalmente" con una 
perspectiva de desarrollo y la voluntad de avanzar en un proceso 
de generación de una infraestructura que viabilize la posibilidad 
física de acceso al mercado de la mayor parte de la población. 


(7) Tomado de ¿Integración para el desarrollo o desarrollo para la integración o 
desintegración con subdesarrollo?, L.Caceres, J.Campanella, L.Correa, 
B.Lanzilotta, trabajo que aporta elementos de interés sobre estos temas. 



120 


En el caso del MERCOSUR, es notorio que no existen ni la 
voluntad política de implementar modelos redistributivos que 
amplíen la capacidad de compra de los grandes sectores margina¬ 
dos de la población, ni de planificar por parte de las actuales 
conducciones económicas una estrategia de desarrollo autocen- 
trado, que priorice la preservación de la fuerza de trabajo y la 
defensa de los recursos naturales locales como base de instaura¬ 
ción de un patrón de acumulación "regionalizado". 

Por el contrario, se expresa continuamente por los conductores 
del proceso la firme voluntad de abrir las economías del sur "al 
mundo", de fomentar políticas de exportación y de librar al 
"mercado" (es decir a las fuerzas transnacionales) el potencial 
planificador. 

En nuestra óptica el MERCOSUR aparece como una simple 
sumatoria de cuatro esquemas de acumulación transnacionaliza¬ 
dos y "aperturistas", que apunta a competir en el mundo esencial¬ 
mente en base a la manutención de niveles salariales reducidos. 

El compromiso asumido separadamente por cada uno de los 
cuatro gobiernos con la Banca acreedora, el BM y el FMI, por los 
cuales se comprometen a continuar aplicando políticas recesivas 
(reducción del gasto público social, salarios y pasividades reduci¬ 
das, contracción del crédito, etc.) y a seguir pagando intereses 
leoninos de deuda externa, constituyen elementos que confirman 
la continuidad de estrategias económicas que inhiben en gran 
medida la posibilidad de utilizar los recursos propios para fomen¬ 
tar la inversión productiva y ampliar el mercado. 

En particular, la reducción de la demanda interna que signifi¬ 
can las restricciones salariales, la pérdida de capacidad financiera 
para invertir que implica el pago de intereses por deuda externa y 
la pérdida de capacitación y salud que genera sobre la fuerza de 
trabajo la reducción de los gastos sociales en el largo plazo, son 
todos elementos que conspiran contra el desarrollo económico 
futuro de la región. 



121 


En síntesis, la fuerza de trabajo y los recursos naturales 
locales no constituyen la base para un desarrollo autónomo 
regional (como en cierto modo lo fueron para todos los intentos 
serios de integración en el mundo), sino que son la plataforma 
para la mejor reproducción económica de grandes grupos que 
operan en todo el mundo y cuyo eje se encuentra en los grandes 
centros industriales. 

Por otra parte, en los cuatro países, la infraestructura física y los 
servicios derivados (trama frondosa que incluye transporte, 
comunicaciones, energía, etc.) apuntan, desde la raíz de la con¬ 
quista europea y como corolario de cinco siglos de historia depen¬ 
diente hacia el fomento de las actividades económicas externas. Es 
decir que también la infraestructura física tiende a consolidar la 
vigencia de un modelo "transregionalizado" y por ende a desin¬ 
tegrar los espacios regionales en aras del mayor beneficio impe¬ 
rial. 

Por ejemplo, la distorsión preexistente en el plano del transpor¬ 
te se refleja en los costos comparativos. Miéntras que su incidencia 
es del 5.2% en los países desarrollados que conforman la OCDE, el 
costo de transporte en la cuenca del Plata supera el 11% para un 
conjunto mayoritario de bienes. En Brasil el promedio total del 
flete relativo a los costos de transporte local para las exportaciones 
brasileñas es del 15.9% del valor de los bienes.(8) 

En este contexto los márgenes de preferencia para el comercio 
intra regional aparecen poco significativos ya que son contrarres¬ 
tados por el elevado costo de transporte dentro del área. Es decir 
que, aún cuando el arancel del comercio interno en la subregión 
fuera nulo, es suplantado por el costo de transporte como elemen- 


(8) INTAL Análisis del costo de transporte subregional andino v délas operaciones de 
comercio exterior, Buenos Aires 1981 y Sansón Garlow A política dos transpor¬ 
tes marítimos en Brasil y costo dos fletes ñas exporta<¡oes e como reducirlo, IPEA, 
NPES 1986. 



122 


to discriminatorio, que en este caso favorece el destino exportador 
de los bienes por sobre las posibilidades de ampliar el mercado 
intemo. 

Si a esto le sumamos la voluntad política de las cuatro conduc¬ 
ciones económicas de aplicar estrategias económicas que apunten 
esencialmente a fomentar las exportaciones y "abrir el MERCO- 
SUR al mundo", es claro que se está fomentando la creación de un 
espacio transregionalizado, orientado al fomento de los polos 
exportadores que tenderá a acentuar las desigualdades regiona¬ 
les, como lo demuestra la experiencia previa en América Latina. 
(9) (Ver Anexo 1). 

En suma, entendemos que la agregación de cuatro esquemas 
de acumulación que tienden a la desintegración de sus espacios 
nacionales, mediante la desarticulación del mercado intemo, 
implicará en este caso mayor desintegración y dependencia. 

La historia demuestra que los grandes grupos ubicados en los 
centros exportadores en los países dependientes, tienden a cons¬ 
tituirse en enclaves entrelazados con los países centrales hada 
donde venden su producción, a la par que se nutren de la materia 
prima y mano de obra barata que les ofrece un contexto general de 
miseria y desocupación, que su propia presencia tiende a consoli¬ 
dar con sus pautas de fundonamiento. 

En el caso que nos ocupa, es posible que el patrón de acumula¬ 
ción transregionalizado-exportador tienda a afianzar el dinamis¬ 
mo de algunos pocos "polos de crecimiento", concentrando allí las 


(9) Refiriéndose a este tema, (desde tiendas de inspiración neoliberal), se recono¬ 
ce el mismo fenómeno. "El comercio libre inducirá a las sociedades mercan¬ 
tiles -sobre todo a las transnacionales- a concentrar sus inversiones v activida¬ 
des en ciertas zonas, con la consiguiente clausura de filiales y subsidiarias, 
antes necesarias como unidades productivas debido a la fragmentación de los 
mercados" (Gustavo Magariños. El País, 25 de mayo de 1991 en pág 5). 



123 


actividades más rentables, a la par que el poder concentrador de 
los grupos allí ubicados tenderá a consolidar y profundizar un 
esquema de subordinación del resto de la región que profundizará 
las desigualdades. 

Por otra parte, el contenido relativamente selectivo de los 
acuerdos del PEC y el CAUCE es de hecho anulado por los 
procesos de desgravación generalizada que implica el MERCO- 
SUR. (10) 

El MERCOSUR, en realidad, no constituye una propuesta de 
integración regional- por lo menos en una acepción del concepto 
que se vincule al desarrollo relativamente armónico de los 
países de la región-, sino que por el contrario, la vigencia de 
estrategias económicas neoliberales, el plan Bush y la preferen¬ 
cia por los instrumentos comerciales no selectivos en los acuer¬ 
dos, en definitiva, acentuarán las desigualdades regionales en 
beneficio de los polos de crecimiento ya existentes, desintegrán¬ 
dolos aún más de la dinámica regional y afianzando su articula¬ 
ción tentacular con los países centrales. 

Por esta vía se generará mayor desintegración económica y 
social entre los países y zonas de la región, en un marco de 
acentuación de la dependencia externa y de predominio del gran 
capital transnacional. 


(10)B argumento de que la negativa al ingreso al MERCOSUR, significaría la 
pérdida de los mercados argentino y brasileño, aparece muy poco consistente. 
Parte importante del comercio por vfa PEC y CAUCE, es Ultra-firma, en el 
seno de una misma compañía, por lo cual es relativamente independiente de 
los Tratados. Otra parte del comercio uruguayo con Argentina y Brasil se 
realiza por fuera de los convenios suscritos, y otra cuota importante sería 
viable aún por fuera de los acuerdos. Por otra parte, Uruguay podría renego¬ 
ciar acuerdos selectivos con Brasil y Argentina por fuera del mERCOSU (1, va 
que PEC y CAUCE benefician a sectores productivos de los países vecinos. 
Finalmente, la presencia en el MERCOSUR eliminará las ventajas especificas 
que brinda el PEC y el CAUCE, mientras que las consecuencias negativas del 
no-ingreso son solo especulaciones. 



124 


Las consecuencias concretas sobre la economía uruguaya per¬ 
miten visualizar una acentuación del perfil comercial y financiero 
del país en desmedro de lo productivo y la posibilidad de incre¬ 
mento de la desocupación con vigencia de salarios reales deprimi¬ 
dos y mayor marginación de vastos sectores de la población. 

Retomando las preguntas iniciales del texto, podríamos decir 
que neoliberalismo, propuesta Bush y MERCOSUR constituyen 
un trípode sobre el que se apoya la acentuación del papel hegemó- 
nico de EE.UU. en la región y una perspectiva de mayor desinte¬ 
gración económica y social del área regional y de Uruguay en 
particular. 

El MERCOSUR sólo sirve a las grandes transnacionales y a la 
estrategia del gobierno de los EE.UU., la gran Banca y el gran 
capital aliado local. De todos modos constituye un desafío para los 
pueblos del Cono Sur en lo relativo a la necesidad de formular 
propuestas alternativas y generar la fuerza necesaria para llevar¬ 
las adelante. Entendemos que la oposición a la Iniciativa para las 
Américas y a este MERCOSUR y la lucha por una integración de 
los pueblos del sur, real y verdadera, deben ser un primer paso en 
aquella dirección. 



125 


ANEXO 1 

OTRAS EXPERIENCIAS LATINOAMERICANAS 
DE INTEGRACION (V 

La integración no es un planteo completamente nuevo en 
América Latina, y simplemente ha trasladado los problemas del 
capitalismo dependiente a una escala superior. 

La justificación teórica de la insuficiencia de demanda para 
desarrollar economías de escala, ha ocultado que ésta no es solo el 
resultado de la balcanización del continente, sino de la injusta 
distribución del ingreso inherente a las economías dependientes y 
subdesarrolladas del capitalismo real latinoamericano. De ahilos 
límites insalvables que ocasionaron los fracasos de dichas expe¬ 
riencias, si por fracasos entendemos no resolver el móvil funda¬ 
mental de todos las exposiciones de motivos: la máxima satisfac¬ 
ción de las necesidades de la población. 

No es ajeno a estos resultados el hecho que la mayor parte de 
los beneficios de dichos procesos ha sido absorbida por las ET y 
que, en gran medida, respondieron al liderazgo ideológico e 
instrumental de EE.UU. 


O Este Anexo ha sido elaborado en base al Informe Mensual de la Integración 
Latinoamericana de la revista Comercio Exterior, México, diversos números 
del período 1980-1989. 



126 


1. El Mercado Común Centroamericano (MCCA) 

Los antecedentes del MCCA se remontan a la década del 50, 
cuando los países centroamericanos (Costa Rica, El Salvador, 
Guatemala, Honduras, Nicaragua) suscribieron un conjunto de 
tratados bilaterales que comprendían el establecimiento del régi¬ 
men de libre comercio para ciertos tipos de productos (sistema de 
listas). Este modelo constituyó a su vez la base del Tratado 
Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica suscrito 
el 10 de junio de 1958, que agregaba el compromiso de perfeccio¬ 
nar la zona de libre comercio en 10 años. 

Dicho plazo fue reducido a 5 años por el Tratado de Asociación 
Económica (febrero 6 de 1960) y el Tratado General de Integración 
Económica Centroamericana (diciembre 13 de 1960), que amplió 
el régimen de libre comercio a todos los productos originarios de 
la zona, con el compromiso de adoptar un arancel centroamerica¬ 
no común. A partir de allí se desarrollarían las limitaciones pro¬ 
pias de una integración entre países dependientes que cifraban su 
futuro en el precepto sagrado del libre comercio irrestricto, bajo el 
supuesto de que las fuerzas del mercado los conducirían a un 
futuro donde todos se benefician. 

Si bien se creó un volumen de comercio regional equivalente al 
20% del total de Centroamérica, en su mayor parte correspondien¬ 
te a productos industrializados, la capacidad de inversión y el 
desarrollo industrial se dio en forma muy dispar. Se amplió la 
dependencia de insumos importados y en los saldos comerciales 
se reveló una progresiva desigualdad generada en la disparidad 
de las capacidades productivas. 

En 1980, la secretarla permanente del MCCA ya había conclui¬ 
do que "la experiencia de la última década muestra claramente 
que ese perfeccionamiento casi completo de la zona de libre 
comercio no constituye por sí una condición que satisfaga los 
intereses y aspiraciones de todos los participantes...y que pueden 



127 


presentarse incompatibilidades entre el libre comercio irrestricto 
y las capacidades reales de los países para operar plenamente en 
un régimen de esta naturaleza". 

El sustento explícito de los diversos tratados centroamericanos 
fue el de crear un mercado más amplio que los existentes en cada 
país por separado, sumamente reducidos debido al bajo nivel de 
ingreso de la población y como no había voluntad política para 
cambiar el patrón distributivo, la salida elegida fue la integración 
horizontal de la demanda mediante la creación de una zona de 
libre comercio. 

Se consideró prácticamente concluido un ciclo con cierto creci¬ 
miento industrial, pero abortado por el hecho de que la brutal 
concentración del ingreso no fue revertida, fijó un límite al desa¬ 
rrollo de las industrias de bienes de consumo y por lo tanto 
también a la demanda regional de materias primas y de bienes de 
capital. ¿Cuál ha sido la respuesta desde entonces? Privilegiar la 
exportación al mercado internacional en la búsqueda de un desa¬ 
rrollo industrial que se disocia cada vez más del mercado intemo. 

Otro resultado del MCCA fue la extranjerización de su sector 
industrial. El 30% de los puestos de trabajo y de los activos fijos 
industriales se encuentran bajo la decisión del capital extranjero. 

2. El Pacto Andino (PA) 

El Acuerdo de Cartagena (mayo 25 de 1969) pactado por 
Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, postuló 
también "una economía de mercados ampliados como instrumen¬ 
to esencial para alcanzar el crecimiento económico, el máximo 
aprovechamiento de los recursos productivos y la mayor eficien¬ 
cia de la producción". Con este marco, se intentó un tipo de 
integración que combinara la protección externa y la liberación del 
comercio intrarregional en forma anual, lineal y automática, pero 
apoyado además en objetivos de desarrollo programado de algu- 

í 



128 


ñas industrias (programas sectoriales) y en una política común 
frente al capital extranjero. "También se estableció, aunque sin 
fijar plazos para alcanzarlo, que se armonizarían las políticas 
cambiarías, monetarias, fiscales y financieras." 

En todos esos niveles se consideró que la empresa privada sería 
la encargada vital de su funcionamiento, decidiendo sobre la base 
de las resoluciones administrativas de los gobiernos, y en particu¬ 
lar a la inversión extranjera directa, que fue considerada crucial 
para el desarrollo industrial. Por esto, se definió una política 
común que trató de que las empresas extranjeras no monopoliza¬ 
ran los beneficios del PA - reglamentación de transferencias de 
beneficios a sus sedes, y de la transferencia de tecnologías - y 
protegiendo al sector estatal de su seguro avance. 

Diez años después, la evaluación fue similar a la del MCCA. Se 
reconoció que "la ampliación deliberada de los mercados subde¬ 
sarrollados no gesta el desarrollo equilibrado y armónico, no 
mejora el nivel de vida de las poblaciones, no trae consigo un 
crecimiento económico que ayude a cambiar sus estructuras, no 
lleva a la especializadón eficiente ni a la complementación eficaz". 
Los países andinos no han logrado desarrollarse gracias a la 
integración, siguen siendo sociedades atrasadas y, de hecho, se 
consideró que se había avanzado más cuando se asignaron los 
recursos por medidas normativas de política económica. 

Como lo señala Isidro Parra-Peña (Vol.Mayo'80), "se frustra¬ 
ron las expectativas del desarrollismo que creyó que la industria¬ 
lización y las economías de escala dependen esencialmente de las 
dimensiones físicas y económicas de los mercados, dejando en un 
segundo plano a la consideración de los obstáculos estructurales 
y cualitativos". La experiencia del PA señaló que las diferencias 
entre sus miembros han aumentado en lugar de disminuir, a la par 
de que la región se volvió más vulnerable a la penetración de las 
ET. 



129 


El P A fue el primer Tratado que se propuso regular la inversión 
extranjera en países subdesarrollados, contemplando la posibili¬ 
dad de excluir a las ET de los sectores estratégicos (extractivos, 
servicios públicos y actividades sociales), se previo la posibilidad 
de transformarlas en empresas mixtas al cabo de 15-20 años y de 
regular sus remesas al exterior. Este impulso nacionalista duró de 
1969-71 mientras se mantuvieron los regímenes políticos de To¬ 
rres en Bolivia, Allende en Chile y Velazco Alvarado en Perú. 

En realidad, comenta Rubén Barrios (ibidem), la mayoría de los 
intentos de integración han reforzado los intereses de las ET. "La 
eliminación de los aranceles supuso que la penetración de un país 
por una ET equivalía a la penetración en todos los del PA". 
"Cuando las ET se acogen a las condiciones y ventajas del mercado 
subregional andino están tomando la fortaleza desde dentro, y 
tenemos una integración que viene y se determina de arriba y 
desde fuera". 

Hace 10 años ya se observaba cómo las economías subdesarro¬ 
lladas se estaban reconvirtiendo en exportadoras, y que "la base de 
sustentación de los éxitos que obtienen es la depresión de los 
salarios reales". En este proceso, "las burguesías locales se vincu¬ 
lan monopólicamente con las ET, a fin de comandar la acumula¬ 
ción interna, tomando ventaja de la explotación interna del trabajo 
y sustentada en sus monopolios locales". En estas condiciones, el 
Acuerdo de Cartagena solamente racionalizó la dependencia 
preservando las estructuras de poder. 

Es muy revelador en qué ha terminado toda esta experiencia. 
En el mes de mayo de 1991, "los Presidentes de Bolivia, Colombia, 
Ecuador, Perú y Venezuela se reunieron en Caracas en su qu jnta 
Cumbre destinada a la adopción del Acta de Caracas", un progra¬ 
ma cuyo objetivo es establecer un mercado común en 1995» (La 
República, 185.91). Con objetivos de revitalizar el PA, el progra¬ 
ma prevé establecer un mercado común reduciendo a cero los 
aranceles del comercio intrarregional a diciembre de 1991, "para 



130 


amanecer el 1.1.92 con una zona andina de libre comercio". Una 
alocada carrera liberal de un MERCO ANDINO que se propone ser 
aún más radical que el MERCOSUR. 

3. El Mercado Común del Norte 

Los EE.UU., en su afán unificador librecambista, marcaron dos 
etapas con propósitos diferentes para América del Norte. En la 
primera el objetivo fue acceder al mercado y a las reservas energé¬ 
ticas canadienses. El 11 de enero de 1989 entró en vigor el convenio 
entre EEUU y Canadá, en el cual ambos países manifestaron su 
convicción de que la mejor manera de mejorar su competitividad 
internacional frente a la CEE, Japón y el Sudeste Asiático era la 
formación de su propio bloque. Para ello, se plantearon eliminar 
los aranceles a una tasa del 20% en 5 años. 

Dicho acuerdo fue además el primer convenio internacional 
que incluyó a los servicios, y el primer convenio bilateral que cubre 
todo el sector financiero, liberando a los bancos de EEUU de las 
restricciones en Canadá. Las adquisiciones del sector público 
estarán abiertas a la libre competencia entre los proveedores de 
ambas naciones. En cuanto a las inversiones, se prohibieron los 
mínimos de participación canadiense en empresas extranjeras 
asentadas en Canadá, flexibilidad para la transferencia de utilida¬ 
des, y se establece que los inversionistas de EEUU recibirán un 
trato no menos favorable que los nacionales. 

Ert Canadá la oposición al convenio fue liderada por los parti¬ 
dos Liberal y New Democratic Party y por los trabajadores orga¬ 
nizados en el Canadian Labor Congress. Aquéllos, basados en el 
reclamo energético ("En un país frío hemos aceptado abandonar 
el control de nuestros recursos energéticos"). Los trabajadores 
argumentando la pérdida de cientos de miles de empleos (229.000 
hasta principios de 1991), la transferencia de la industria de 
Canadá a EE.UU. y la presión para reducir los salarios y disminuir 
los beneficios sociales. 



131 


En una segunda etapa, la actual, se encuentra el acuerdo con 
México inscrito en la normativa de la Iniciativa para las Américas 
del Presidente Bush. De este modo, EEUU obtendría seguridad y 
bajos precios en la provisión de petróleo y otros recursos natura¬ 
les, un mercado abierto y con garantías para la inversión extran¬ 
jera, y el apoyo para su política internacional. De hecho, ya México 
está mostrándose como un intermediario del Plan Bush y un 
modelo a seguir para el resto de América Latina. 

(*) Este Anexo ha sido elaborado en base al Informe Mensual de 
la Integración Latinoamericana de la revista Comercio Exterior, 
México, diversos números del período 1980-1989. 

ANEXO 2 

ACUERDOS DE ARGENTINA Y BRASIL 

Los protocolos firmados son: 

1. Bienes de capital (producción, comercio y desarrollo tecnoló¬ 
gico de bienes de capital, nóminas de productos con arancel 0, 
entre los que se destacan motores, bombas, filtros, envasadoras, 
barcos, etc.). 

2. Trigo (venta de trigo argentino a Brasil). 

3. Complementación alimentaria (mecanismos de complemen- 
tación en el comercio de alimentos, ajos, arroz, cebollas, huevos, 
lechuga, papas, pollos, etc). 

4. Expansión del comercio (normas generales de intercambio 
equilibrado). 

5. Empresas binacionales (normas jurídicas para su conforma¬ 
ción, etc). 

6. Asuntos financieros (régimen de financiación recíproca). 

7. Fondo de inversiones. 

8. Energía (gas argentino a Brasil, prospección petrolera con¬ 
junta, ejecución conjunta de las obras de la represa hidroeléctrica 
de Pichi Picún Leifu). 



132 


9. Bio tecnología (creación de un centro argentino-brasileño de 
biotecnología). 

10. Estudios económicos. Formación de grupos conjuntos. 

11 .Asistencia en el ámbito de accidentes nucleares y emergen¬ 
cias radiológicas. 

12.Cooperación aeronáutica. 

13.Siderurgia (comercio bilateral de acero mediante acuerdos 
ínter empresas). Normas de expansión equilibrada, cooperación 
en el área pública. En base a este protocolo se suscribió la asocia¬ 
ción entre la empresa Tubarao y la empresa privada Argentina 
"Propulsora'T), 

14. Transporte terrestre (simplificación de la operativa, en lo 
relativo a instrumentos aduaneros, de seguros e infraestructura en 
el transporte de mercancías). 

15. Transporte marítimo (coordinación para el transporte de 
trigo y mineral de hierro, fiscalización fitosanitaria, normas sobre 
desgaste vial, etc.) 

16. Comunicaciones (programa de cooperación en redes digita¬ 
les, servicios telemáticos y sistemas de transmisión). 

17. Cooperación nuclear (cooperación para el desarrollo con¬ 
junto de elementos de combustión de alta densidad para reactores 
de investigación). 

18. Cultural (selección de obras literarias para edición conjun¬ 
ta). 

19. Administración Pública. 

20. Voluntad de creación de una moneda común, a denominar¬ 
se El Gaucho. 

21 .Industria automotriz (fija condiciones favorables para inter¬ 
cambio mutuo de vehículos automotores y sus partes, piezas y 
componentes). 

22.1ndustria de la alimentación (proyecto de integración y 
complementación en el sector bienes alimenticios industrializa- 


(*) Inversión de 150 millones de dólares para una planta de hierro en la Patago- 
nia. Arancel cero para las ventas de laminado de hierro desde Argentina a 
Brasil y para las ventas de bobinas en caliente de Brasil a Argentina. 



133 


dos, lista común y determinación de condiciones de equilibrio 
dinámico). 

23.1ntegración desde las fronteras. (Río Grande do Sül, Santa 
Catarina, Paraná, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Chaco, Santa 
Fe y Formosa). 

24.Planeamiento económico y social (instituye grupo de traba¬ 
jo como foro de consulta para la armonización de las políticas 
socio-económicas). 

También se destaca en esta maraña de normas, el llamado 
TICD del 29 de noviembre de 1989,. suscrito por Alfonsín y 
Samey en Buenos Aires, que prevé la creación de un mercado 
común entre ambos países y un plazo de 10 años para la remoción 
de todos los obstáculos tarifarios y no tarifarios al comercio 
mutuo. 

Los acuerdos de 1990 (Acta de Buenos Aires y sede de ALADI 
en Montevideo) comprenden a todo el universo N ALADI, con una 
estrategia lineal automática y progresiva de rebaja arancelaria 
(hasta alcanzar la liberalización total el 31-12-94 con eliminación 
de barreras no arancelarias). Aunque se admite negociación selec¬ 
tiva para algunos productos. 



134 


ANEXO ESTADISTICO 
ALGUNOS INDICADORES DEL MERCOSUR 


. 

CUADRO 1 


TERRITORICXl) 

POBLACION(2) 

ARGENTINA 

2776656 

31929 

BRASIL 

8511965 

147404 

PARAGUAY 

406752 

4158 

URUGUAY 

176215 

3177 


(1) .Unidad de medida kms cuadrados. 

(2) .Unidad.Miles de habitantes. 

Fuente:ALADI.Estructura y Evolución del comercio Regional. 
1985-1990. 


i 






CUADRO2 



PBI TOTAL(l) 

PBI por hab.(2) 

ARGENTINA 

85730 

2685 

BRASIL 

336072 

2280 

PARAGUAY 

6207 

1493 

URUGUAY 

8947 

2816 

(l).Unidad.Miles 

de dólares.1989. 



(2).Unidad dólares de 1989. 

Fuente:ALADI.Estructura v Evolución del Comercio Regional 
1983-1990. 





136 


CUADRO 3 


I ESTRUCTURA DEL PRODUCTO BRUTO INTERNO 

i 



En porcentaje 



S.PRI MARIO 

INDUSTRIA 

SERVICIOS 

ARGENTINA 

13 

44 

44 

BRASIL 

9 

43 

49 

PARAGUAY 

30 

25 

46 

URUGUAY 

11 

29 

60 


Datos de 1988.Tomados de Wordl Development Report 
Banco Mundial 


CUADRO 4 

GRADO DE APERTURA DE LA ECONOMIA 


ARGENTINA 17.1 

BRASIL 14.3 

PARAGUAY 17.9 

URUGUAY 36.1 


Unidad de Medida.Exp+ Imp/PBI 1987 
Datos de World Development Banco Mundial.1990 



CUADRO 5 


LOS MAYORES BANCOS DEL CONO SUR 


NOMBRE PRESTAMOS PROPIEDAD RESIDENCIA 


Do Brasil 

12.662 

E 

Brasil 

Banespa 

5.081 

E 

Brasil 

Bradesco 

3.621 

P 

Brasil 

ITAU 

2.767 

P 

Brasil 

Unibanco 

1.648 

P 

Brasil 

Credireal 

1.388 

E 

Brasil 

Do nordeste 

1.351 

E 

Brasil 

BROU 

1.279 

E 

Uruguay 

Bamerindus 

1.208 

P 

Brasil 

De la Nación 

1.105 

E 

Argentina 


! Unidad de medida.Préstamos otorgados en dólares 1989. 
i E=estatal 
P=privado. 

Elaborado en base a Banco de Datos PACS Brasil. 




139 


Lista de siglas utilizadas. 

(por orden de aparición en el texto) 


MERCOSUR. Mercado Común del Sur. 

B. M. Banco Mundial. 

FMI. Fondo Monetario Internacional. 

BID. Banco Interamericano de Desarrollo. 

GATT. Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio. 

OPP. Oficina de Planeamiento y Presupuesto. 

EEUU. Estado Unidos de Norte América. 

E.T, Empresa Transnacional. 

CEE. Comunidad Económica Europea. 

PAD.Patrón de Acumulación Dominante. 

PAT. Patrón de Acumulación Trasnancional. 

CEPAL. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. 
ALADI. Asociación Latinoamericana de Integración. 

NALADI. Nomenclatura Arancelaria de ALADI. 

ALAC. Asociación Latinoamericana de Libre Comercio. 
CAUCE. Convenio Argentino Uruguayo de Cooperación Econó¬ 
mica. 

PEC. Protocolo de Expansión Comercial. 

E.P. Empresa Pública. 

PBI. Producto Bruto Interno. 

BCU. Banco Central del Uruguay. 

BROU. Banco de la República Oriental del Uruguay. 

CFI. Corporación Financiera Intemacional.(BM). 

VBP. Valor Bruto de Producción. 

VAB. Valor Agregado Bruto. 

CND. Corporación Nacional de Desarrollo. 

IVA. Impuesto al Valor Agregado. 

C. I.I. Corporación Interamericana de Inversiones.(BID). 




141 


INDICE 

Introducción general.3 

ENSAYO 1: 

Los Nuevos Tiempos Transnacionales 

Jorge Quartino . 7 

Introducción.7 

I) La creciente concentración 

y centralización del capital.9 

II) La actual fase transnacional 

y el huevo patrón de acumulación capitalista.12 

III) fco transnadonal: 

un concepto a precisar. 22 

IV) Las repercusiones mundiales 

de la nueva etapa transnacional. 24 

V) Un mundo de diferencias crecientes. 28 

VI) Las variaciones regionales 
y sus influencias en el 

intercambio comercial del Uruguay.37 

vn) Hacia una auténtica 

integración latinoamericana. 47 













142 


ENSAYO 2 

El Capitalismo real uruguayo de los 90 

Gustavo Arce. José Rocca. Héctor Tajam .51 

I) El Patrón de Acumulación Trasnacional 
en Uruguay 

Introducción.51 

El caso uruguayo.53 

II) Grupos Económicos: 

Una comunidad de intereses...63 

La Estructura Industrial.65 

Los Grupos Económicos en la industria.69 

III) La Política Económica..........._..................................... 72 

El gobierno del Dr Lacalle y las perspectivas.75 


Indice de Cuadros 

Cuadro No 1. Consumo. Inversión. Exportaciones.82 

Cuadro No 2. Cuenta de Ingreso Interno..83 

Cuadro No 3. Salario y Execedente.84/85 


Anexo 


»•*•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••«•••••••••••••••• 















143 


ENSAYO 3 

Sur, Mercosur y después 
Gustavo Arce, Jorge Quartino, 

José Rocca y Héctor Tajam 

Introducción.87 

1. El Camino Hacia Asunción 

Los Tratados Latinoamericanos.89 

Acuerdos al Sur.93 

Argentina - Uruguay: El CAUCE.93 

Brasil - Uruguay: El PEC.95 

Argentina - Brasil: La telaraña de acuerdos.99 

Cifras al Sur.100 

2. Estados Unidos mirando al Sur 

Los Mandamientos del Banco Mundial.103 

El Plan Bush.104 

3. El Tratado de Asunción y el Mercosur 

El Tratado de Asunción.107 

Comentando el Tratado.109 

4. ¿A Quién sirve el Mercosur? 

Zarandeando argumentos. 113 

5. ¿ Y Después... qué? 

Mercosur e Integración: 

Como esas cosas que nunca se alcanzan.119 

Anexo 1. Otras experiencias latinoamericanas 

de integración:.125 

El Mercado Común Centroamericano 
El Pacto Andino 
El Mercado Común del Norte 

















144 


Anexo 2: 

Acuerdos de Argentina y Brasil...131 


Anexo Estadístico 


••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••«a 


Algunos Indicadores del MERCOSUR 
Cuadro No 1 Territorio y Población 
Cuadro No 2 PBI total y per cápita 
Cuadro No 3 Estructura del PBI 


134 


Cuadro No 4 Grado de Apertura 

Cuadro No 5 Los mayores bancos del MERCOSUR 


Siglas usadas (por orden de aparición)...139 





145 


El DISCURSO OFICIAL NOS DICE QUE EL MERCQSUR ES : 

1) Integración regional. 

2) Independiente del Plan Bush. 

3) Crecimiento del mercado. 

O Aumento de la competencia 

5) Transformación y modernización. 

6) Desarrollo económico. 

7) Futuro de bienestar. 


El Tratado de Asunción y u realidad dicen que. _ 

1) El MERCOSUR es esencialmente un Tratado que elimina barreras 
al comercio mutuo en la región. 

2) El acuerdo firmado en julio de 1991 entre Estados Unidos y el 
MERCOSUR (denominado 4 + 1 o Acuerdo del Jardín de las rosas) 
prueba lo contrario. 

3) Sumar mercados empobrecidos y controlados por grandes grupos 
económicos, no significa ampliación. En el promedio de los países 
del MERCOSUR, el 20% de la población apropia el 55% del ingreso, 
y las políticas neoliberales en vigencia en los 4 países tienden a 
reducir aún más el poder de compra de la mayor parte de la 
población con los ajustes recesivos. 

4) El mercado será aun más dominado por los grupos transnaciona¬ 
les. 

5) No hay modernización, sino continuismo de las mismas estrategias 
neoliberales y aperturistas de la economía, cuyos resultados han sido 
negativos para el pueblo uruguayo. Las transformaciones en este 
contexto consistirán en mayor apertura comercial y transnadonaliza- 
dón económica. 

6 ) Se continuará desarrollando la especulación financiera,la fuga de 
capitales, el turismo de elite, mientras decae la actividad productiva. 

7) Aumentará la concentración de la riqueza y crecerá el desempleo 
y la pobreza de cada vez más uruguayos. 






C Túpete Amaru Editorial 
Tristán Narvaja 1578 
Queda hecho el depósito legal que 
ordena la ley 

Impreso en Uruguay 1992 


Sd twminó de ¡monmir an «I ma da 

marzo de 1992 

an impresora Unión 
U nns awda o • Uruguay 
Comisión dai papel. Edición « vnparo 
dai Arta* 7S da tai Ley 13. US 


QL. 247.420 



LOS AUTORES: 


Gustavo Arce: Economista, Investigador del PR1ES 
Docente en la Facultad de Ciencias Sociales y 
Arquitectura. 

Jorge Quartino: Economista. Investigador del Instituto 
de Economía. Docente «de la Facultad de Ciencias 
Económicas y de Administración. 

JoséRocca: Economista. InvestigadordelPRIES. Docente 
de la Facultad de Ciencias Económicas y de 
Administración. 

Héctor Tajatn. Economista. Investigador del PR1ES 
Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y de 
Administración 



tae 

editorial